Por Agroempresario.com
La historia de Sidersa refleja el recorrido de una empresa argentina que nació en un pequeño taller y que, setenta años después, se convierte en protagonista de una de las inversiones más ambiciosas de la industria nacional. La compañía, fundada en 1956 por José Spoto, comenzó fabricando simples arandelas en el patio de su casa y hoy anuncia un megaproyecto de USD 300 millones, el primero dentro del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Su meta: construir la planta siderúrgica más moderna del país, producir “acero verde” y sentar un precedente para el futuro de la industria metalúrgica.
El origen de Sidersa está marcado por el esfuerzo y la visión emprendedora de José Spoto, quien con apenas un balancín y la ayuda de un socio dio inicio a la producción de arandelas. Ese pequeño galpón de 200 metros cuadrados en San Nicolás se transformó en el germen de un negocio familiar que pronto encontró nuevas oportunidades. Fue su hijo, Jesús Spoto, quien amplió el horizonte, instaló una planta para la venta de chapas de segunda calidad, desarrolló cortes a medida y sumó importaciones para abastecer a distintos sectores productivos.
Décadas más tarde, bajo el liderazgo de la tercera generación, encarnada en Hernán Spoto, Sidersa consolidó su posición como un referente en el mercado siderometalúrgico. Con más de 100.000 metros cuadrados productivos, la empresa factura alrededor de USD 400 millones al año y emplea a 650 trabajadores. Lo que comenzó como un negocio familiar es hoy una compañía profesionalizada, 100% de capitales argentinos, con una clara visión de expansión regional y tecnológica.
El proyecto que impulsa Sidersa marca un antes y un después. La nueva planta, a construirse en San Nicolás sobre un predio de 80 hectáreas con frente a la Ruta Nacional 9, tendrá capacidad para producir 360.000 toneladas anuales de acero de construcción y alambrón. Lo innovador es que lo hará con un tercio de las emisiones de dióxido de carbono que generan las tecnologías convencionales a nivel mundial, lo que la convierte en la primera siderurgia argentina orientada a producir lo que en el mercado global ya se denomina “acero verde”.
Hernán Spoto explicó que este proyecto, al que denomina “3x3”, se inspira en el plan “4x4” de Horacio Marín, presidente de YPF. El objetivo es triplicar el volumen de la compañía en tres años con foco en automatización, digitalización e incorporación de inteligencia artificial en los procesos. “Pasaremos de ser un integrador de soluciones a un productor con escala industrial y con la última tecnología disponible. Queremos ser la planta más moderna, eficiente y sustentable del mundo”, subrayó.
La decisión de invertir bajo el marco del RIGI no es casual. El régimen, impulsado por el Gobierno nacional, otorga estabilidad jurídica, beneficios fiscales y previsibilidad a proyectos estratégicos. Para Sidersa, fue la herramienta que permitió dar el paso definitivo en un sector donde la competencia internacional es feroz.
“Valoramos positivamente las medidas del gobierno para alcanzar estabilidad macroeconómica. El RIGI nos dio el marco de seguridad necesario para apostar a una inversión de este calibre”, señaló Spoto. La compañía ya nacionalizó los primeros embarques de maquinaria italiana de última generación en el puerto de Zárate, lo que marca el inicio concreto de la obra.
El mercado del acero está dominado por actores de peso como China, Brasil e India. China, en particular, mantiene una sobreproducción que amenaza con inundar mercados y fijar precios globales. En América del Sur, las grandes empresas como Arcelor Mittal (Acindar), Gerdau y AcerBrag marcan el pulso competitivo.
En ese escenario, Sidersa apuesta por diferenciarse a través de eficiencia, innovación tecnológica y una fuerte integración vertical. Spoto estima que podrán ofrecer hierro para construcción hasta un 20% más barato que la competencia regional. El consumo de acero per cápita en Argentina es de apenas 90 toneladas anuales, contra 140 del promedio regional y 200 a nivel mundial, lo que abre un margen de crecimiento significativo a medida que se impulsen obras de infraestructura.
La estructura financiera del proyecto contempla que dos tercios del capital provengan de fondos propios, mientras que el tercio restante se canalizará mediante financiamiento externo vinculado al RIGI. Si bien en un primer momento se trabajó con BID Invest y con la International Finance Corporation (IFC), finalmente Sidersa optó por una estrategia diversificada, con miras a nuevas oportunidades de colaboración internacional en futuros desarrollos.
La empresa ya opera un parque solar en San Juan que produce siete veces más energía de la que consume, reforzando su perfil sustentable. El nuevo complejo en San Nicolás contará con procesos automatizados y robóticos, operados desde centros de control, sin operarios en el piso de planta. Esto no implica menos empleo, sino más personal calificado en áreas de ingeniería, control de procesos y mantenimiento tecnológico.
El impacto de la inversión trasciende lo empresarial. Se trata de la primera vez en más de seis décadas que se construirá una siderurgia integrada desde cero en Argentina. El potencial exportador, estimado en USD 350 millones, se combina con un foco inicial en el mercado interno, lo que permitirá reducir la dependencia de importaciones y mejorar la balanza comercial.
La planta de Sidersa no sólo busca liderar en términos de producción y competitividad, sino también en innovación ambiental, consolidando a la Argentina en la senda del acero sustentable, un producto cada vez más demandado por industrias automotrices, constructoras y energéticas en el mundo.
Consultado sobre la proyección de la empresa a cinco años, Spoto fue contundente: “Nos vemos consolidados como una de las siderúrgicas más modernas de América Latina, con una planta que genere empleo calificado, que reinvierta en Argentina y que compita con los más altos estándares internacionales”.
A diferencia de otros empresarios que se radicaron en el exterior, Spoto —oriundo de Rosario y residente en Uruguay desde la pandemia— asegura que sigue pagando impuestos en Argentina y mantiene su compromiso con el país.
En paralelo, no descarta que Sidersa inicie un proceso de apertura en el mercado de capitales, aunque aclara que no se trata de una prioridad inmediata. El camino, asegura, está puesto en consolidar la profesionalización y la innovación como bases de un crecimiento sostenido.