Por Agroempresario.com
El Gobierno nacional recibió con alivio el dato de inflación de agosto, que resultó más bajo de lo esperado por el mercado, y avanzó en una estrategia de reducción de tasas de interés para intentar descomprimir el impacto del ajuste monetario sobre la economía real. El Banco Central (BCRA) inició un proceso de baja gradual de tasas de sus operaciones de liquidez, mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró ante empresarios que “el frente de tasas comenzó a estabilizarse”.
La combinación entre un dólar más alto pero contenido, un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que marcó 1,9% en agosto y la necesidad de evitar un freno total en la actividad, motivaron al equipo económico a relajar el corset monetario que había implementado en la previa electoral.
El dato de inflación de agosto, idéntico al de julio (1,9%), sorprendió a los analistas que anticipaban un mayor traslado a precios tras la fuerte devaluación y la suba del dólar. La lectura oficial es que la política monetaria restrictiva logró contener parte de las presiones inflacionarias, aunque con un alto costo en términos de actividad.
El Gobierno interpreta que la estabilidad en el índice de precios abre un margen para bajar las tasas de interés, sin arriesgar un descontrol inflacionario. Este enfoque apunta a evitar un ahogo financiero en sectores productivos que ya muestran señales de retroceso.
Tras semanas de endurecimiento, el BCRA volvió a intervenir en el mercado de liquidez a través de pases pasivos, reduciendo la tasa del 45% al 35% anual en cuestión de días. El objetivo es liberar fondos para los bancos, permitiendo un mayor flujo de crédito en la economía.
La reciente licitación de deuda en pesos terminó con una tasa de refinanciación superior al 90%, lo que representó una inyección neta de liquidez de más de $620.000 millones. Si bien esa expansión genera riesgos, la autoridad monetaria confía en que sus instrumentos permitirán absorber el excedente sin alterar la estabilidad cambiaria.
Luis Caputo, ministro de Economía, transmitió un mensaje de confianza en un encuentro con empresarios del sector asegurador. “Ya se observa la normalización de la liquidez y de las tasas”, afirmó, reforzando la idea de que la política económica comienza a dejar atrás la etapa más dura del ajuste.
El mensaje busca dar previsibilidad a los actores del mercado en un momento donde la volatilidad cambiaria y la incertidumbre electoral se combinan con la necesidad de sostener la recuperación.
Para Nicolás Cappella, del Grupo IEB, la baja de tasas es un paso necesario: “El nivel altísimo que se venía aplicando era insostenible y ahogaba la actividad. Ahora habrá que buscar un equilibrio entre tasas y tipo de cambio”.
En la misma línea, Thiago Marino, de Invertironline, advirtió que las expectativas sobre el dólar y posibles shocks externos seguirán siendo determinantes. Según su análisis, “las tasas reales altas limitaron la acumulación de inventarios y el traslado a precios, pero eventuales movimientos bruscos podrían reactivar presiones inflacionarias”.
La consultora LCG, en tanto, advirtió que la debilidad de la actividad y la apertura de importaciones funcionarán como frenos naturales a nuevos aumentos de precios, aunque no descartó que en un contexto electoral la inercia inflacionaria reaparezca.
Los indicadores de actividad publicados por el Indec confirman el costo del apretón monetario. La construcción cayó 1,8% en julio respecto de junio, mientras que la industria manufacturera retrocedió 2,3% en el mismo período. Ambos sectores habían mostrado cierta recuperación en meses previos, pero el endurecimiento financiero golpeó con fuerza.
El consumo interno, el crédito y la inversión privada también se ven afectados por un esquema de tasas reales altas y restricción de liquidez, lo que genera preocupación en el entramado productivo.
El Gobierno busca transitar el camino hacia las elecciones de octubre con un equilibrio delicado: contener la inflación, evitar una devaluación brusca y al mismo tiempo sostener un mínimo de actividad económica. La estrategia de reducción de tasas aparece como una herramienta para relanzar el crédito y aliviar la carga sobre las empresas, pero con riesgos asociados a un rebrote inflacionario o cambiario.
En este marco, la credibilidad de la política económica y la coordinación entre el BCRA y el Ministerio de Economía serán claves para consolidar un sendero de estabilidad. Los próximos meses marcarán si el alivio que trajo el dato de inflación se traduce en una recuperación sostenida o si solo fue un respiro temporal antes de nuevos desafíos.