Por Agroempresario.com
La historia de Natalia Corso, fundadora de Morín Calzados, es un ejemplo de resiliencia, visión y reinvención en la industria argentina del calzado. Después de atravesar una quiebra en 2015 y comenzar a vender zapatos desde su casa, logró construir la única fábrica en el país con planta propia dedicada a la producción de calzado inclusivo, con talles que van del 35 al 43.
Hoy, Morín proyecta cerrar 2025 con una facturación de $1.200 millones y presencia en el mercado regional, consolidándose como un modelo de negocio innovador que supo transformar una crisis en una oportunidad única.
Con más de 25 años de experiencia en el rubro, Natalia Corso se formó en fábricas de calzado y trabajó para reconocidas marcas argentinas. Estudió Diseño de Indumentaria y Textil en la UBA y lideró la creación de más de 180 modelos por temporada para compañías masivas.
Sin embargo, el nacimiento de sus hijas fue lo que impulsó su búsqueda de independencia y creatividad. “Comencé a fabricar calzado por mi cuenta cuando nació Lola, mi primera hija. Más tarde, con la llegada de mi segunda hija, decidí alquilar mi primera fábrica propia”, recuerda Corso.
El punto de inflexión llegó en 2015, tras una crisis financiera que la obligó a reinventarse. “Me fundí, pero tomé la decisión de vender directamente al consumidor final desde mi casa. Ese fue el quiebre que cambió mi modelo de negocio”, explica.
A partir de allí, Corso comenzó a construir un vínculo directo con sus clientas, escuchando sus necesidades y detectando un nicho que estaba completamente desatendido: el calzado en talles inclusivos.
La pandemia de 2020 se transformó en una oportunidad inesperada. Con un curso de ventas online que había comprado tiempo atrás, Corso decidió grabar videos caseros y vender el stock que tenía en su casa.
“Ese contacto cercano con las clientas me permitió descubrir que había una gran demanda de talles grandes: 41, 42 y hasta 43”, cuenta. A partir de ese momento, el concepto de calzado inclusivo pasó de ser una idea en desarrollo a convertirse en la esencia de Morín.
El camino no estuvo exento de obstáculos. La falta de capital fue el primer desafío, pero pronto se sumó otro de carácter cultural: convencer a los proveedores de producir talles grandes. “Muchos no entendían la necesidad, y hubo resistencia inicial. Pero perseveramos y logramos imponer la idea”, relata Corso.
Gracias a su insistencia, Morín se consolidó como la única empresa argentina con planta propia en Lomas del Mirador, Buenos Aires, enfocada exclusivamente en calzado inclusivo de diseño.
Actualmente, Morín cuenta con un equipo de 11 personas: seis en producción y cinco en áreas de ventas, marketing, empaquetado y administración. Produce en promedio 800 pares mensuales, lo que proyecta un total de 9.600 pares al año.
“El hecho de ser la única mujer en Argentina con planta propia es un gran diferenciador. Me permite tomar decisiones rápidas y supervisar cada etapa del proceso, desde el diseño hasta la entrega final”, afirma Corso.
La empresa comercializa principalmente a través de su tienda online y un showroom en Parque Leloir, además de incursionar en el mercado chileno mediante distribución directa. Con planes de ampliar su presencia física en la región, Morín apunta a mercados internacionales en los próximos años.
En paralelo, este año fortaleció su estructura con una nueva oficina y capacitación en e-commerce para todo el equipo. Además, trabaja en una cápsula de indumentaria en cuero como parte de la colección primavera-verano, ampliando su propuesta de valor.
Con una facturación proyectada de $1.200 millones para 2025, Morín Calzados se posiciona como un caso de éxito en el emprendedurismo argentino. Sus pilares de crecimiento se apoyan en la profesionalización de la operación, la ampliación de la capacidad productiva, el fortalecimiento del canal online y la diversificación de productos.
“Morín es la prueba de que se puede emprender desde cero, con propósito y autenticidad. Mi mayor orgullo es que cada clienta pueda elegir un zapato que le encante y le quede perfecto, sin importar su talla”, concluye Corso.