Por Agroempresario.com
La campaña 2024/25 marcó un hito en la historia de la producción arrocera argentina. Según Claudio Francou, presidente de la Cooperativa de Arroceros de Villa Elisa, en Entre Ríos, el país superó las 1,7 millones de toneladas, el mayor volumen desde 2010/11. “Se dieron las condiciones climáticas: mucho sol en verano y buena disponibilidad de agua. Los rendimientos fueron excelentes”, afirmó.
El incremento productivo representa un aumento del 34% respecto de la campaña anterior y refleja mejoras significativas en los rendimientos de casi todas las provincias. La superficie implantada alcanzó 232.600 hectáreas, con un aumento interanual del 15 %, mientras que la cosechada fue de 231.400 hectáreas, arrojando un rendimiento promedio nacional de 7.430 kg/ha, según el relevamiento conjunto de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, Bolsa de Comercio del Chaco, EEA INTA Corrientes, AER INTA San Javier y Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
Francou destacó que “el arroz argentino es muy competitivo a nivel mundial, con variedades desarrolladas localmente que han ganado espacio frente a híbridos importados”. Estas semillas locales permiten al país competir de igual a igual en los mercados internacionales, asegurando productos de alta calidad y adaptados a las condiciones regionales.
A pesar del récord productivo, el escenario internacional presenta desafíos. La caída de los precios internacionales y el aumento de los costos logísticos y energéticos restan competitividad al sector, afectando principalmente a los pequeños productores. “Dicen que los productores que tienen menos de 200 hectáreas ya no pueden sostenerse. No es que no haya ninguno, pero cada vez son menos”, afirmó Francou.
Las cooperativas, según el dirigente, funcionan como una red de contención para los pequeños productores, aunque enfrentan crecientes dificultades debido a los costos y la presión del mercado.
El sector arrocero argentino apuesta a mantener los lotes más productivos y a atravesar un año desafiante con expectativas de mercado aún inciertas. “El productor vive con expectativa, siempre con la esperanza de que el próximo ciclo traiga mejores condiciones de mercado”, concluyó Francou.
La combinación de innovación varietal, prácticas de manejo eficientes y la solidez de las cooperativas permite que la producción arrocera del país continúe destacándose, incluso en un contexto global complejo.