Por Agroempresario.com
En el marco del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, el reconocido consultor ganadero Víctor Tonelli brindó una exposición contundente sobre el presente y futuro de la ganadería vacuna argentina, con una mirada tanto nacional como internacional. En un contexto de cambios económicos y transformación estructural del consumo global, Tonelli advirtió que “sin exportaciones, la ganadería vacuna no tiene futuro”, marcando el tono desafiante pero optimista de su análisis.
Tonelli comenzó destacando que, al igual que en otros sectores económicos, el agro argentino experimenta una serie de cambios macroeconómicos, muchos de ellos considerados positivos. Entre los más relevantes para la carne vacuna se encuentra la liberación total de las restricciones a las exportaciones, lo cual permite a los productores volver a mirar los mercados internacionales con ambición.
“Hemos vivido décadas donde las exportaciones se cerraban, se prohibían o se manejaban en pasillos oscuros. Esta liberación y la unificación del tipo de cambio abren una nueva etapa”, afirmó.
Sin embargo, no todo es favorable. Argentina ha perdido cerca de 3,4 millones de cabezas de ganado en los últimos dos años, según datos recientes de la primera vacunación contra la aftosa. Esta caída en el stock ganadero limita la oferta futura y, sumada a la ausencia de crédito accesible, impide que los productores puedan retener hacienda o planificar a largo plazo, a pesar de los buenos precios actuales.
Para 2025, se estima una producción de carne vacuna de 3.100.000 toneladas, un volumen que supera la media histórica del país. A nivel interno, tras una caída de 4-5 kilos per cápita en el consumo anual al inicio del actual gobierno, los argentinos han vuelto a consumir entre 48 y 50 kilos por habitante, dependiendo del mes.
Tonelli aclaró que estas cifras fluctúan mensualmente, debido a variaciones en los días hábiles de faena y los niveles de exportación, pero subrayó que el mercado interno aún juega un rol clave, aunque ya no exclusivo.
Uno de los puntos centrales de su intervención fue el crecimiento sostenido de la demanda internacional de carne vacuna, que ya no responde únicamente a los mercados tradicionales como Europa, Israel o Chile, sino que ahora incluye a Asia, Sudeste Asiático, Medio Oriente y el norte de África.
“Hace 20 años estos mercados representaban el 20% de la demanda mundial. Hoy superan el 65% y además, son mayoritariamente musulmanes, lo que obliga a adoptar el rito halal en la faena”, explicó Tonelli.
En paralelo, destacó la importancia de mantener estándares religiosos como el rito kosher para Israel, uno de los mercados más fieles y consistentes en la compra de carne argentina, especialmente en cortes delanteros.
Otro fenómeno relevante, según Tonelli, es el resurgimiento de las proteínas animales entre los consumidores jóvenes, influenciados por movimientos de fitness, salud y bienestar personal.
“Los jóvenes de hasta 45 años han revalorizado las proteínas animales, no solo por salud, sino por estética y bienestar emocional”, dijo.
Este cambio ha impactado en todos los rubros: el consumo de huevos creció un 20% en Argentina, y también repuntaron las carnes de pollo, cerdo y vacuna, incluso en países donde el veganismo y el vegetarianismo habían ganado terreno.
Tonelli también trazó un análisis histórico que muestra cómo el consumo interno de carne vacuna en Argentina ha caído estructuralmente en las últimas seis décadas: de 85 kilos por habitante en los años 60 a los actuales 48-50 kilos. En contraposición, las llamadas carnes alternativas (pollo y cerdo) pasaron de 12-13 kilos a 60-65 kilos per cápita.
Este fenómeno revela una tendencia irreversible, donde la carne vacuna pierde terreno en el mercado interno, mientras el pollo y el cerdo se consolidan como las principales fuentes proteicas del país.
Proyectando hacia los próximos 10 años, Tonelli planteó un escenario en el que Argentina podría contar con 300.000 a 500.000 toneladas adicionales de carne vacuna, que probablemente no serán absorbidas por el mercado interno. Por lo tanto, la exportación se vuelve una necesidad estratégica.
“La exportación no es una opción, es el camino inevitable. Sin exportaciones, la ganadería vacuna no tiene futuro”, enfatizó.
“Prepárense para una nueva era de la ganadería vacuna, que tiene un horizonte inesperadamente importante”.
Argentina, con su vasta experiencia en ganadería y calidad reconocida mundialmente, está ante la oportunidad histórica de posicionarse como líder global en la exportación de carne vacuna. Pero el camino exige profesionalismo, adaptación y visión estratégica.