Por Agroempresario.com
En un movimiento que sacudió a Wall Street, las acciones de Lithium Americas se dispararon más de un 90% luego de que trascendiera que la administración de Donald Trump evalúa adquirir una participación accionaria en la minera canadiense. Este gesto político y financiero volvió a poner en escena el estratégico proyecto Thacker Pass, el mayor yacimiento de litio de Estados Unidos, con potencial para transformar la cadena de suministro de baterías para vehículos eléctricos y reducir la dependencia del país respecto a China.
El avance en la cotización llevó el precio por acción a niveles cercanos a los 6 dólares, duplicando la capitalización bursátil de la empresa, que pasó de unos 674 millones a 1.320 millones de dólares en apenas unas horas. Fuentes cercanas al gobierno indicaron que el Departamento de Energía de EE.UU. está renegociando un préstamo de 2.200 millones de dólares, y como parte del nuevo acuerdo, se evalúa que el Estado obtenga alrededor del 10% del capital accionario de la minera.
La empresa confirmó que continúa en negociaciones con el Departamento de Energía y con General Motors (GM) —su principal socio en el proyecto— para alcanzar “una resolución mutuamente aceptable” que permita avanzar con la construcción de la planta.
Ubicado en el estado de Nevada, el proyecto Thacker Pass representa un pilar estratégico para la transición energética estadounidense. Se espera que, una vez en funcionamiento, la planta produzca 40.000 toneladas métricas de litio grado batería por año, suficientes para alimentar aproximadamente 800.000 autos eléctricos.
La iniciativa ha sido respaldada por las dos últimas administraciones estadounidenses. Durante la presidencia de Trump se autorizó el desarrollo del proyecto, mientras que bajo el gobierno de Joe Biden se aprobó el préstamo del Departamento de Energía. Las baterías fabricadas con litio de Thacker Pass permitirían reducir el uso de combustibles fósiles, evitando la emisión de millones de toneladas de CO₂.
GM invirtió 625 millones de dólares para adquirir un 38% de participación en el proyecto y firmó un acuerdo para comprar la producción total de litio cuando la planta entre en operación. La compañía automotriz considera que esta inversión es fundamental para asegurar su cadena de suministros y avanzar en su transición hacia la electrificación.
El impulso del gobierno de Trump no se limita al caso de Lithium Americas. En los últimos meses, la administración ha intensificado su política de inversiones estratégicas en sectores clave para la soberanía energética y tecnológica. En julio, el Departamento de Defensa adquirió un 15% de participación en MP Materials, empresa dedicada a la extracción de tierras raras, y en agosto se anunció una participación similar en Intel, en una medida que marca un cambio en la relación del Estado con el sector privado.
El secretario del Interior, Doug Burgum, confirmó que el gobierno estadounidense seguirá este camino para consolidar la seguridad nacional frente al avance tecnológico de otras potencias, particularmente de China. La prioridad es asegurar el abastecimiento local de minerales críticos como el litio, el cobalto y las tierras raras.
La revalorización de las acciones de Lithium Americas no solo refleja el interés del gobierno estadounidense, sino también la confianza del mercado en el potencial de Thacker Pass. Sin embargo, la participación del Estado en el capital accionario genera ciertos interrogantes entre los analistas, principalmente en torno a la posible dilución de los accionistas actuales y a la falta de inversión directa por parte del gobierno, que buscaría participar como contraprestación del préstamo ya otorgado.
Pese a ello, el respaldo institucional se interpreta como un aval clave para destrabar la etapa final de financiamiento del proyecto y comenzar la construcción a gran escala. De acuerdo con el cronograma de la empresa, se espera que la producción comience en 2027, con un impacto significativo en el mercado norteamericano de baterías.
El caso de Lithium Americas y Thacker Pass ilustra cómo Estados Unidos está redefiniendo su estrategia económica en torno a los minerales estratégicos. El respaldo gubernamental no sólo otorga estabilidad financiera, sino que también refuerza la confianza del mercado en el largo plazo del proyecto.
Para la Argentina, que también posee importantes reservas de litio, este tipo de iniciativas puede servir como espejo: el desarrollo minero estratégico, en colaboración público-privada, puede convertirse en una palanca central para atraer inversiones y consolidar posiciones en la nueva economía verde.