Por Agroempresario.com
Eyal Sela, embajador de Israel en Argentina, fue uno de los protagonistas del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Con un discurso cargado de ejemplos, datos y reflexiones estratégicas, el diplomático resaltó cómo su país supo transformar un territorio adverso, árido y desértico en una verdadera potencia tecnológica agrícola, con proyección global.
Frente a funcionarios, legisladores, académicos y empresarios del sector, Sela puso en valor la relación bilateral entre Argentina e Israel, especialmente en el terreno de la agroindustria, el agua, la innovación tecnológica y el comercio de carne vacuna. Además, trazó paralelismos entre las experiencias israelíes en el manejo del agua, la eficiencia productiva y el desarrollo de nuevas variedades agrícolas, con los desafíos y oportunidades que atraviesa hoy el agro argentino.
Al comenzar su intervención, el embajador agradeció a los organizadores del Congreso y destacó la presencia de referentes académicos y legislativos. Luego, compartió datos recientes publicados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) sobre exportaciones de carne vacuna.
De acuerdo con ese informe, China es el principal comprador de carne argentina con un 68% del total de las exportaciones, seguido por Israel con un 7,2%, y en tercer lugar Alemania con un 3,7%. Sin embargo, al medir en términos de ingresos económicos, Israel ocupa el segundo lugar con un 11% del total facturado, debido a que importa los cortes de mayor valor, como el lomo, el bife de chorizo, el entrecot y el filet mignon( medallón de lomo)
“En los supermercados israelíes la carne argentina es un producto premium. Puede haber opciones más baratas de Polonia o Estados Unidos, pero los consumidores israelíes pagan más por la calidad argentina”, remarcó Sela, subrayando la importancia del sello de calidad de la carne argentina en el mercado israelí.
Otro aspecto clave es la producción de carne kosher y halal, que abastece tanto a la comunidad judía como a la población musulmana en Israel, lo que refuerza la diversidad de destino de las exportaciones argentinas.
Sela recordó que Israel es un país más pequeño que la provincia argentina de Tucumán y que la mitad de su superficie es desierto. En ese contexto, la carencia de agua, suelos áridos y climas extremos podrían haber sido obstáculos insuperables. Sin embargo, el país transformó esas dificultades en oportunidades para convertirse en un referente mundial en innovación agroindustrial.
“Israel transformó la adversidad en un laboratorio de innovación agrícola, desarrollando soluciones que hoy se utilizan en todo el mundo”, destacó el embajador.
Uno de los puntos más sobresalientes es la gestión del agua: más del 90% del agua en Israel es reciclada, liderando el ranking mundial, muy por encima de España, que se ubica en el segundo lugar con apenas un 30%.
Gracias a sistemas avanzados de tratamiento y filtración, gran parte del agua residual se convierte en riego agrícola. Olivos, viñedos, tomates, cítricos y otros cultivos crecen en Israel con agua reciclada, reduciendo costos y aprovechando al máximo un recurso escaso.
El diplomático también remarcó la importancia del riego por goteo y los sensores inteligentes que optimizan el uso del agua y los fertilizantes. Comentó sobre una empresa israelí instalada en La Plata que desarrolla sistemas de monitoreo en tiempo real, permitiendo a los productores controlar el riego y la nutrición de las plantas desde cualquier parte del mundo.
En su visita al Valle de Uco, en Mendoza, Sela pudo observar de cerca cómo estas tecnologías ya están transformando la vitivinicultura argentina. “Caminando por el valle, la tierra parecía seca, pero las raíces recibían el agua exacta que necesitaban. Eso es eficiencia: no regar la tierra, sino la planta”, describió.
Otro de los capítulos centrales del discurso fue la capacidad de Israel para aumentar la productividad sin ampliar la superficie cultivable.
En lugar de dejar que los tomates o las sandías se expandan horizontalmente, ingenieros agrónomos diseñaron sistemas de cultivo vertical hidropónico,multiplicando los rendimientos hasta 50 veces. “Un invernadero que antes producía 10 toneladas al año pasó a producir 500 toneladas con la misma agua y fertilización, solo cambiando el método de cultivo”, detalló Sela.
A esto se suma la investigación genética y el desarrollo de nuevas variedades. Israel fue pionero en introducir al mundo los tomates cherry y en crear sandías sin semillas, paltas híbridas más productivas y resistentes, y variedades frutales adaptadas a climas adversos.
Aunque Israel importa carne de Argentina, su producción lechera es un caso de éxito. En pleno desierto, el país logró que sus vacas produzcan hasta 60 litros de leche por día, superando incluso a las razas de referencia en Suiza o Dinamarca.
¿Cómo lo lograron? A través de tecnologías de control climático en los tambos, inseminación asistida y monitoreo digital del estado reproductivo y sanitario del ganado.
“Hoy, empresas israelíes ya trabajan en Argentina, en lugares como Rafaela, para transferir estas tecnologías que permiten producir más leche fresca, en polvo y derivados con alto valor agregado”, señaló el embajador.
El futuro del agro también estuvo presente en su exposición. Sela destacó que Israel ya está aplicando inteligencia artificial (IA) y automatización en la cosecha, el riego y la nutrición de los cultivos.
Lo que antes requería mano de obra intensiva, hoy se realiza con sistemas inteligentes que optimizan cada recurso, reducen costos y mejoran la sustentabilidad.
En este sentido, aseguró que Argentina tiene una oportunidad única para adoptar estas innovaciones y dar un salto de productividad que le permita ampliar su participación en los mercados globales.
El embajador cerró su discurso con un mensaje claro: “Estamos aquí para apoyarles. Estamos aquí para ayudarles con nuestros sistemas, con nuestra tecnología, para que puedan producir más, vender más y atraer inversiones hacia el futuro”.
La cooperación entre ambos países se fortalece en múltiples áreas:
Con ejemplos concretos de éxito en Israel y un mercado en crecimiento que demanda calidad, Argentina tiene la oportunidad de agregar valor en origen, generar empleo, arraigo en las provincias y consolidarse como proveedor estratégico de alimentos y tecnologías en el mundo.