Por Agroempresario.com
La producción de frutas en Argentina vive un momento de transformación con la llegada de una variedad que promete conquistar mercados: la manzana Kissabel, una fruta con pulpa roja, sabor intenso y un perfil visual que rompe con lo tradicional. Esta novedad se produce actualmente en el Alto Valle del río Negro, bajo la gestión del Grupo Prima, licenciatario exclusivo en el país, e impulsada por Los Álamos de Rosauer, vivero autorizado para su multiplicación.
La manzana Kissabel aún se encuentra en fase de desarrollo comercial, pero ya despierta grandes expectativas entre productores, exportadores y consumidores. Con un interior crujiente, jugoso y de color rojizo, y un sabor que combina dulzor y acidez, esta fruta no solo se destaca por sus cualidades organolépticas, sino también por su potencial para generar nuevos productos como jugos rosados únicos en el mercado.
El Grupo Prima, compuesto por las firmas Patagonian Fruits y Moño Azul, inició en 2023 las primeras pruebas comerciales con esta variedad, en una etapa de demoplot de seis hectáreas distribuidas en las localidades rionegrinas de Mainqué y General Enrique Godoy.
Adrián Gutiérrez, gerente de Producción Primaria Propia del grupo, explicó:
“Las primeras pruebas comerciales las iniciamos el año pasado, haciendo una validación con clientes en el mercado local, pero con proyección para poder exportar también”.
Gutiérrez agregó que este año se llevará adelante una segunda producción comercial, enfocada no solo en el color de la pulpa, sino también en la capacidad de conservación de la fruta, un factor clave para la exportación a destinos lejanos.
El potencial de la Kissabel va más allá del mercado local. El grupo empresarial está planificando una expansión gradual, siempre que las pruebas actuales confirmen su viabilidad técnica y comercial. “La intención es poder escalarlo una vez que sea validado comercialmente y que estén cerrados todos los circuitos comerciales. Tenemos muchas expectativas con el producto porque es algo completamente diferente y muy atractivo”, subrayó Gutiérrez.
Desde Moño Azul, explican en su sitio web que la Kissabel tiene un sabor “intenso pero equilibrado”, con una textura que responde a las tendencias actuales de consumo: crocante, jugosa y aromática. Además, su pulpa roja le da una ventaja competitiva única: el jugo natural que se obtiene es de un color rosado que llama la atención y puede atraer a mercados gourmet o de bebidas saludables.
El entusiasmo por la Kissabel no opaca el análisis más amplio del espectro varietal de manzanas que se cultivan en Argentina. En ese sentido, Juan Martín Rosauer, gerente administrativo y socio de Los Álamos de Rosauer, compartió una reflexión sobre la preferencia regional por las manzanas rojas tradicionales.
“En ningún otro lugar del mundo se siguen plantando tantas manzanas rojas como acá. Al mercado argentino y al brasileño les gusta este producto, mientras que Europa va hacia las bicolores y busca sabor, crocancia y aroma. Las rojas son estéticamente muy lindas y se conservan bien, pero quedaron rezagadas a nivel internacional”.
Esta observación refleja el desafío de innovar sin perder de vista los gustos del consumidor local. En un contexto donde el mercado global exige diferenciación, variedades como la Kissabel permiten a los productores argentinos ofrecer algo disruptivo y con valor agregado.
La participación de Los Álamos de Rosauer como vivero autorizado es clave en esta etapa. Su función es garantizar la calidad genética y sanitaria de las plantas que se utilizarán en futuras plantaciones. Esta asociación público-privada con el Grupo Prima permite establecer un modelo de producción controlado, eficiente y con proyección de crecimiento.
La ubicación en el Alto Valle del río Negro también ofrece ventajas agroclimáticas: buena amplitud térmica, suelos fértiles y una tradición frutícola consolidada. Esto permite desarrollar variedades especiales como la Kissabel con garantías de calidad y trazabilidad.
La introducción de la manzana de pulpa roja se da en un contexto donde la fruticultura argentina busca alternativas para revalorizar su producción y ampliar sus mercados. En este sentido, la innovación varietal es un camino clave para competir en el mercado internacional, atraer nuevos consumidores y adaptarse a tendencias como la búsqueda de alimentos funcionales, saludables y visualmente atractivos.
La Kissabel podría marcar un antes y un después en la manzana argentina: su diferenciación natural, el interés que genera en ferias internacionales y su potencial de industrialización (jugos, snacks, repostería) abren un panorama prometedor para el sector.