Por Agroempresario.com
Durante su participación en el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, el ex presidente de SENASA, Pablo Cortese, ofreció una exposición clara y contundente:“Lo que realmente exportamos es confianza”.
Con más de 30 años de experiencia en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) —dos de ellos como presidente—, Cortese repasó los pilares fundamentales que sustentan la competitividad de Argentina en los mercados internacionales: procesos, confianza, cooperación y tecnología. El auditorio lo escuchó con atención mientras desglosaba con ejemplos y anécdotas reales cómo se construye y sostiene esa confianza en el mundo.
"Cuando exportamos, no exportamos carne, limones o frutas. Exportamos confianza", repitió Cortese frente a un público integrado por referentes del sector agroindustrial, empresarios, funcionarios y expertos internacionales.
El especialista explicó que los mercados internacionales más exigentes ya no se abren por la calidad inherente de los productos, sino por la capacidad del país de certificar esa calidad con transparencia y trazabilidad.
“El verdadero valor agregado de nuestros productos es la confiabilidad del sistema que los respalda. Y eso es lo que garantiza SENASA: que el producto cumple con lo que los consumidores exigen, donde sea que estén", afirmó.
Una de las transformaciones más profundas que vivió SENASA durante las últimas décadas fue el cambio de paradigma en el control de exportaciones. "A comienzos de los 90, el control de los cítricos se hacía al pie del barco o del avión. Hoy, debemos conocer y certificar el lote exacto donde se produce la fruta, e incluso los lotes vecinos", relató.
Este cambio obligó a SENASA a territorializar su presencia, cubriendo miles de hectáreas, y a desarrollar sistemas de trazabilidad capaces de seguir el producto desde el origen hasta la góndola.
“No se puede garantizar calidad sin un proceso claro, auditable y basado en información precisa. Sin eso, no hay manera de competir en los mercados más exigentes”, advirtió.
Durante su exposición, Pablo Cortese remarcó que el rol del Estado como certificador es imprescindible, pero no suficiente. "Sin una verdadera cooperación entre el sector público y el privado, no hay sistema confiable que se sostenga", sentenció.
Dijo que los sistemas más exitosos que observó a lo largo de su carrera en SENASA fueron aquellos que articularon cámaras, productores, exportadores y organismos del Estado.
"No es posible que un organismo lo haga solo, ni que un productor salga al mundo por su cuenta. La cooperación tiene que materializarse, no puede ser sólo discursiva", enfatizó.
En un contexto donde las exigencias cambian constantemente, Cortese identificó a la tecnología como el tercer pilar indispensable para sostener la confianza. "Los sistemas tienen que estar vivos, actualizados, auditables y con datos en tiempo real", explicó.
La incorporación de inteligencia artificial, blockchain y trazabilidad digital son algunas de las herramientas que permiten mostrarle al mundo cómo se produce en Argentina. Sin embargo, advirtió que esto exige inversión, capacitación e infraestructura tecnológica, tanto del sector público como del privado.
Para ilustrar la importancia de los sistemas tecnológicos, Cortese relató una experiencia clave durante su presidencia en SENASA. En 2020, en plena pandemia, Europa cerró el mercado para los cítricos argentinos por la detección de una enfermedad.
“Sin posibilidad de viajar ni de recibir auditores, lo que nos salvó fue el sistema. Mostramos nuestra trazabilidad digital, transparentamos todo el proceso y en tres meses se reabrió el mercado. No fue necesario moverse físicamente. Fue la tecnología la que sostuvo la confianza”, compartió.
Cortese cerró su exposición con una pregunta que dejó resonando en la sala: “¿Queremos ser meros proveedores de productos o socios estratégicos que mantienen sus mercados en el tiempo?”.
Y concluyó con un llamado a la acción: “La confianza se gana con procesos claros, se sostiene con cooperación real y se proyecta con tecnología. Mantenerla es responsabilidad de todos: Estado, empresas, productores y exportadores. Si no lo hacemos, el riesgo de perder mercados es real y cercano".