Por Agroempresario.com
En el corazón productivo de la provincia de Buenos Aires, un modelo pionero de economía circular demuestra que los residuos pueden convertirse en energía limpia y valor agregado. Pacuca Bioenergía, ubicada en Roque Pérez, celebra cinco años de operación transformando efluentes porcinos en electricidad y fertilizantes orgánicos.
La planta procesa los desechos de un criadero de 50.000 cabezas de ganado porcino en ciclo completo. Lo que antes se acumulaba en lagunas de tratamiento hoy se convierte en biogás gracias a tres biodigestores que trabajan en condiciones controladas. El resultado es una producción anual superior a los 8.000 megawatts, suficiente para abastecer a unas 5.000 personas.
“Lo más interesante de la planta es que desde un efluente que iba al campo, en el intermedio le estamos sacando energía que se inyecta en la red”, explicó Daniel Fenoglio, presidente de Pacuca Bioenergía S.A., destacando la transformación lograda en estos cinco años.
La estabilidad del sistema no se alcanzó de inmediato. Durante los primeros años se realizaron ensayos para encontrar la mezcla óptima entre purín, maíz picado y marlo molido que permitiera mantener la microbiota de los digestores. Hoy la planta funciona las 24 horas con un motor alemán de cogeneración que utiliza el biogás como combustible principal.
Además de generar electricidad, el esquema aprovecha el calor excedente para mantener los biodigestores y se estudian aplicaciones internas, como la calefacción de lechones en el criadero.
El impacto ambiental positivo es otro de los pilares del modelo. El proceso de biodigestión reduce de manera significativa las emisiones de gases de efecto invernadero y produce subproductos valiosos: una fracción sólida que se composta y se transforma en biofertilizante, y una fracción líquida utilizada por riego en más de 300 hectáreas.
“Ambientalmente creo que mejoramos al 100%, porque ahora evitamos emisiones y a la vez generamos energía y fertilizantes orgánicos”, señaló Fenoglio. Esta práctica disminuye el uso de insumos químicos y mejora la calidad de los suelos en la región.
Pacuca Bioenergía integra tecnología alemana y española bajo la supervisión del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y con certificaciones ambientales. Su continuidad operativa y el vínculo directo con la producción porcina la convierten en un caso de referencia para el desarrollo de nuevas plantas de biogás en el país.
En la Argentina existen alrededor de 20 instalaciones de este tipo, pero la experiencia de Roque Pérez se distingue por su escala y su impacto en la comunidad local. Como resume Fenoglio: “La combinación de sostenibilidad ambiental, aprovechamiento eficiente de residuos y aporte concreto de energía limpia convierte a este caso en un ejemplo de cómo la economía circular puede generar valor económico, social y ecológico a la vez”.
Lo que alguna vez fue un pasivo ambiental se ha convertido en motor de desarrollo regional, marcando un camino hacia un agro más sustentable e integrado con la matriz energética nacional.