Por Agroempresario.com
La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) presentó su informe “Análisis de Flujos Logísticos 2025–2026”, elaborado por el consultor en logística y management Jorge Jares, durante el encuentro “Proyecciones Económicas para Operaciones Logísticas 2026”. El estudio revela que Argentina se encuentra frente a una nueva etapa de crecimiento logístico, impulsada por la recuperación económica, el auge del comercio electrónico y la expansión minera y energética.
Según Jares, la economía argentina mostrará una recuperación moderada tras la contracción de 2024. El Producto Bruto Interno (PBI) crecería 3,9% en 2025 y 1,5% en 2026, mientras que el consumo privado aumentaría 6,3% en 2025 y luego se desaceleraría a 1,1% en 2026. El comercio total también acompañará esta tendencia, con una expansión del 6,4% y 2,4%, respectivamente.
“Estamos frente a una ecuación económica distinta: la logística, el consumo y las inversiones volverán a ser motores de crecimiento, pero bajo nuevas condiciones de eficiencia y tecnología”, explicó Jares.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el crecimiento exponencial del comercio electrónico. Durante el primer semestre de 2025, las órdenes de compra online aumentaron 46%, alcanzando 149,5 millones de operaciones, una cifra comparable al pico registrado durante la pandemia en 2020.
Actualmente, el canal digital representa el 25% del total de ventas, frente al 18% del año anterior, consolidándose como un motor clave de la economía. Además, seis de cada diez empresas afirman que su canal online creció igual o más que el físico, evidenciando un cambio estructural en los hábitos de consumo.
Las modalidades de entrega también se están transformando. Aunque el envío a domicilio sigue siendo el más elegido (entre 53% y 70%), el retiro en puntos de venta duplicó su participación respecto a 2024. Esto demuestra una diversificación en las estrategias de distribución urbana.
“Ya no se trata solo de entregar rápido, sino de entregar bien. La última milla se volvió el corazón del sistema logístico moderno”, destacó el consultor.
El informe de FIEL anticipa una recuperación sostenida del comercio exterior, con un incremento tanto en las exportaciones como en las importaciones, lo que impulsará la actividad logística internacional.
Las exportaciones de manufacturas agropecuarias (MOA) aumentarían 30,4% en 2026, mientras que las exportaciones energéticas crecerían 16,5%, consolidando su rol en el balance comercial argentino.
En paralelo, las importaciones de bienes de capital y consumo se incrementaron 37% en 2025, reflejando una reactivación productiva y una mayor demanda de transporte, almacenamiento y coordinación portuaria.
“El flujo de importaciones crecerá con fuerza en 2025, pero se estabilizará en 2026. Lo importante es que ese crecimiento se traduzca en infraestructura que lo sostenga”, advirtió Jares.
Un capítulo especial del informe está dedicado a los sectores minero y energético, donde se espera un crecimiento logístico sin precedentes. La puesta en marcha de nuevos proyectos en cobre, litio y gas no convencional podría ubicar a Argentina entre los diez principales productores de cobre del mundo para 2030.
Entre 2026 y 2029, se estima que serán necesarios entre 9.000 y 11.000 camiones adicionales para atender la expansión de estos proyectos. Esto implicará 7 a 9 millones de viajes logísticos acumulados y la incorporación de entre 30.000 y 43.000 nuevos trabajadores.
“Cada proyecto minero o energético genera su propio ecosistema logístico. Son operaciones que involucran miles de viajes, cientos de proveedores y una coordinación permanente entre transporte, almacenamiento y abastecimiento industrial”, explicó Jares.
El análisis de FIEL confirma que el transporte por carretera continuará siendo el principal modo de traslado en Argentina. Se prevé un millón de viajes adicionales y 14 millones de toneladas más movilizadas hacia 2026.
Sin embargo, el modo ferroviario no muestra un crecimiento proyectado. El camión concentra el 92% de las cargas transportadas, frente al 4% del ferrocarril y 5% de la vía fluvial. Esta dependencia del transporte por carretera genera un desequilibrio modal que impacta en los costos logísticos y en la competitividad internacional.
Países como Brasil o México muestran una mayor diversificación modal, lo que les permite reducir tiempos y costos de transporte. En cambio, en Argentina, la falta de infraestructura vial y portuaria continúa siendo una limitante estructural.
“Necesitamos carreteras en mejor estado, puertos con capacidad post-panamax y una hidrovía con profundidad adecuada. La ineficiencia en estos puntos se traduce directamente en sobrecostos logísticos”, subrayó Jares.
El estudio de FIEL señala que la logística argentina atraviesa una etapa de madurez, pero necesita una actualización tecnológica y profesional para sostener su expansión.
La transformación digital, la trazabilidad, el uso de inteligencia artificial y la capacitación técnica serán los ejes de la próxima década. El desafío, advierte Jares, no será solo mover más volumen, sino hacerlo con eficiencia energética, precisión operativa y personal calificado.
“El desafío no es solo mover más volumen, sino hacerlo con inteligencia, eficiencia energética y capacidades técnicas actualizadas”, concluyó.
La combinación de recuperación del consumo, digitalización del comercio, expansión exportadora y crecimiento minero-energético abre un escenario de grandes oportunidades para la logística argentina.
Sin embargo, el sector deberá anticipar los cambios, invertir en infraestructura y adoptar soluciones innovadoras para acompañar el nuevo ciclo económico.
“El sector logístico será el pulso del desarrollo económico en los próximos años. Pero su crecimiento dependerá de nuestra capacidad para anticipar los cambios, invertir en infraestructura y acompañar con soluciones innovadoras cada transformación del mercado”, concluyó Jares durante el encuentro de FIEL.
La logística argentina, así, entra en una nueva era: más tecnológica, integrada y sostenible, llamada a convertirse en el motor silencioso del desarrollo nacional durante la segunda mitad de la década.