En el marco de la Segunda Temporada de “De Villanos a Héroes”, recibimos a Rubén Altman, CEO de Antom.Ia, quien se ha convertido en una de las voces más influyentes del ecosistema de innovación climática y emprendimientos ambientales en Latinoamérica. En una entrevista exclusiva con Carlos Becco, Altman compartió su recorrido desde la informática y el software hasta la inversión de impacto ambiental, destacando su compromiso con proyectos que mitiguen la crisis climática y presenten soluciones regenerativas para el agro y la alimentación.
Altman comenzó su carrera estudiando Ciencias de la Computación en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Tras un breve período dedicado a la investigación científica en ingeniería de software, se sumergió en la industria tecnológica, trabajando en desarrollo de software y emprendimientos vinculados a blockchain. Su experiencia internacional incluyó proyectos en Buenos Aires e Inglaterra, donde conoció el mundo de startups de alto crecimiento y las dinámicas de inversión de riesgo.
El año 2020 fue un punto de inflexión que lo llevó a enfocar su trayectoria hacia el impacto ambiental. “Abrí los ojos a la crisis climática y fue como tomar la píldora roja de Matrix. Una vez que sabes lo que está pasando, te preguntas: ¿qué puedo hacer al respecto?”, recordó Altman. Con una visión clara de construir un mundo donde sus hijos puedan vivir de manera segura, sostenible, disfrutando de las mismas comodidades que tenemos hoy, decidió dedicar sus recursos y conocimientos a fomentar emprendimientos con propósito ambiental.
Altman describe Climatech como “el conjunto de ciencia y tecnología que busca dar respuesta a los grandes problemas ambientales: cuando surgió el término se hablaba sólo de mitigación de la crisis climática y adaptación a sus, abordando desde la industria del agro hasta la movilidad, la vivienda y la reducción de gases de efecto invernadero. Con el tiempo, este enfoque se amplió para incluir otras crisis ambientales, como la pérdida de biodiversidad, la contaminación del agua y del plástico, y la gestión del ciclo de fósforo y nitrógeno, siguiendo un marco de trabajo inspirado en los límites planetarios”.
“Al principio, el mundo emprendedor y los fondos de inversión miraban solo la reducción de emisiones como una ecuación. Hoy entendemos que hay sistemas interactuando y que la realidad es mucho más compleja”, explicó.
Con la misión de apoyar proyectos de impacto, Altman cofundó Antom, una plataforma que invierte en emprendimientos ambientales en etapas tempranas, con aportes que van de 25 a 100.000 dólares, mediante equity, deuda y otros instrumentos financieros. Su equipo, compuesto por cinco personas, incluye especialistas en comunicación y asesoría científica, consolidando un enfoque integral que combina tecnología, sostenibilidad y desarrollo de negocios.
“Hemos decidido enfocar nuestra inversión en agro y alimentación porque aquí convergen dos factores: impacto ambiental significativo y una oportunidad de negocio grande, especialmente en Latinoamérica”, explicó Altman. El agro, señaló, es un sector con alta incidencia en las problemáticas ambientales: emisiones de gases de efecto invernadero, biodiversidad,agua; pero también posee el potencial de liderar soluciones regenerativas y sostenibles a nivel global.
Antes de sumergirse completamente en el mundo ambiental, Altman compartió cómo la conexión con la naturaleza y la experiencia práctica en la tierra fueron fundamentales para su aprendizaje. Durante la pandemia, comenzó a trabajar en su propia huerta, experimentando con técnicas regenerativas, y comprendiendo la paciencia y la planificación necesarias, lecciones que luego aplicó a la gestión de emprendimientos agroindustriales.
“Viniendo del mundo digital, aprender a tocar la tierra me enseñó que los ciclos y las iteraciones requieren tiempo, algo aplicable a cualquier proyecto de innovación de estas verticales”, señaló.
Altman destacó que la inversión en soluciones de transición energética, movilidad eléctrica y materiales sostenibles ha crecido exponencialmente a nivel global, con países como China liderando la adopción de energías renovables. Sin embargo, su foco principal sigue siendo el agro en Argentina y Latinoamérica.
“El agro tiene enormes oportunidades de inversión y desarrollo de negocios. Los proyectos deben ser regenerativos y proveer soluciones superiores a las existentes. No basta con hacer el bien; deben ser económicamente sostenibles para generar impacto real”, afirmó.
Uno de los casos que Altman resaltó es Satélite on Fire, un proyecto iniciado por estudiantes secundarios para detectar incendios forestales mediante inteligencia artificial y análisis de imágenes satelitales. Con el apoyo de Altman, el proyecto evolucionó hasta convertirse en una startup que levantó 800.000 dólares, protegiendo millones de hectáreas y demostrando el potencial de la innovación climática a escala.
Para maximizar el impacto, Altman entiende que es clave generar comunidad. Desde la organización de una cena inicial en Bajo Belgrano hasta foros locales en Córdoba y Mendoza, su objetivo ha sido conectar emprendedores, inversores y científicos. Hoy, un grupo que comenzó con 20 personas en WhatsApp creció a casi 900, consolidando una red activa de colaboración y apoyo mutuo.
“Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina acompañado”, señaló Altman, citando un proverbio chino que refleja su filosofía de trabajo colectivo.
Altman enfatiza la importancia de la educación y la mentoría. Muchos emprendedores necesitan guía para transformar ideas en negocios viables con impacto ambiental positivo. Además, destacó que la salud del planeta está estrechamente ligada a la salud humana, por lo que soluciones agroindustriales regenerativas no solo protegen el ambiente, sino que mejoran la calidad de los alimentos y la vida de las personas.
Uno de los mayores retos en emprendimientos de impacto es el timing del mercado. “Hay que tener capital suficiente, paciencia y cintura para llegar al momento en que el mercado esté listo para productos sostenibles”, explicó. La resiliencia de los proyectos regenerativos, añadió, permite adaptarse a sequías, suelos menos productivos y pérdida de polinizadores, generando ventajas competitivas frente a la producción convencional.
Altman subraya que los emprendimientos ambientales representan una doble oportunidad: generar impacto positivo y crear negocios rentables. La clave, según él, es apoyar proyectos con modelos de negocio sólidos que puedan escalar y mantener su efecto regenerativo a largo plazo.
Con la mirada puesta en el futuro, Altman asegura que la transformación del sistema agroalimentario hacia modelos sostenibles y regenerativos será creciente. “Los proyectos que adapten la producción agrícola a nuevas condiciones y que a la vez construyan un mundo más saludable tendrán una expansión natural”, concluyó.