El pueblo de Purmamarca, en la provincia de Jujuy, fue elegido entre los 50 pueblos más bellos del mundo por la agencia internacional Unforgettable Travel Company, que cada año selecciona destinos destacados por su belleza, autenticidad y compromiso con la sostenibilidad. El reconocimiento, otorgado en 2025, coloca al icónico poblado del Cerro de los Siete Colores en el puesto 24 del ranking, junto a joyas turísticas de Japón, Suiza e Italia, como Shirakawa-go, Hallstatt y Cinque Terre.
Ubicado a 65 kilómetros de San Salvador de Jujuy, Purmamarca se levanta entre montañas multicolores, con calles de tierra, casas de adobe y una energía ancestral que se mantiene intacta. Sus tonos terrosos y su arquitectura tradicional componen un paisaje que atrae a miles de visitantes cada año. Pero más allá de su atractivo visual, la elección se basó en criterios que incluyen el valor cultural, las tradiciones vivas, el respeto por el medioambiente y la preservación de la identidad local.
En ese sentido, el mercado artesanal de Purmamarca fue uno de los aspectos más destacados por la consultora. En la plaza central, los habitantes del pueblo ofrecen tejidos, cerámicas y productos regionales elaborados con técnicas ancestrales. Allí, los turistas pueden conocer de cerca los oficios tradicionales del noroeste argentino. Otro de los tesoros del pueblo es la iglesia de Santa Rosa de Lima, construida en 1648 y declarada Monumento Histórico Nacional, que conserva valiosas pinturas cuzqueñas y una estructura íntegramente realizada en adobe.
A pocos metros del casco histórico comienza el Paseo de los Colorados, un sendero de tres kilómetros que rodea el cerro y permite apreciar de cerca las formaciones geológicas que varían del ocre al rojo intenso. Burros, llamas y algarrobos acompañan el recorrido que, sin intervención artificial ni cartelería excesiva, muestra la naturaleza en su estado más puro.
Uno de los puntos que más valoró Unforgettable Travel Company fue la manera en que Purmamarca logró desarrollarse turísticamente sin perder su esencia. El visitante puede cruzarse con una procesión, una ronda de coplas o un desfile gaucho mientras los niños juegan en la plaza y los artesanos trabajan a la vista. Esa convivencia entre lo cotidiano y lo turístico refuerza su autenticidad.
El listado de los pueblos más bellos del mundo incluyó sólo tres destinos latinoamericanos: Purmamarca en Argentina, Izamal en México y Paraty en Brasil. Que una localidad de menos de mil habitantes se haya posicionado junto a destinos como Oia (Grecia) o Lauterbrunnen (Suiza) refuerza su valor simbólico y cultural.
En los últimos años, el turismo en Purmamarca creció de manera sostenida, con una oferta de alojamientos que combina casas rurales y hoteles boutique. Muchos emprendimientos priorizan el uso de materiales locales, energía solar y alimentos agroecológicos, en línea con un modelo de turismo sustentable. Además, se implementaron proyectos de compostaje comunitario y de reciclado textil en colaboración con organizaciones locales.
La gastronomía también forma parte esencial de la experiencia. En Purmamarca, una humita al plato, un locro o una carbonada servida en cazuela de barro son parte del patrimonio cultural que distingue al norte argentino. Cada plato refleja la historia de la región y la conexión entre la tierra y sus habitantes.
Rodeado de cerros, tradiciones y hospitalidad, Purmamarca se ganó un lugar entre los destinos más bellos del planeta no por sus lujos, sino por su autenticidad. En un mundo dominado por las ciudades y el turismo masivo, este pueblo jujeño demuestra que la belleza también puede encontrarse en la simpleza: tierra, adobe, piedra, sol y tiempo.