El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Economía, inició esta semana una recompra de bonos en pesos con el objetivo de reducir las tasas que paga por su deuda y preparar la licitación de títulos por $12 billones prevista para este miércoles. Según informó Infobae, la operación implicó una inyección de alrededor de $1,2 billones entre lunes y martes, en una señal al mercado de que la prioridad oficial es bajar los rendimientos en moneda local y normalizar la curva en pesos.
La estrategia oficial combina tres objetivos: aliviar la carga de intereses del Tesoro, aumentar la liquidez del sistema financiero y reactivar el crédito al sector privado. En este nuevo contexto poselectoral, sin la incertidumbre política que caracterizó los meses previos, el equipo económico busca que las tasas en pesos retornen gradualmente a niveles “normales”, cercanos al 30 % anual para los plazos más cortos.
Las compras del Tesoro se concentraron en las Lecap con vencimiento en febrero de 2026, una decisión que apunta a estabilizar también los tramos medios de la curva en pesos. Analistas del mercado interpretaron la medida como un mensaje directo: el Gobierno no convalidará tasas excesivas en la licitación de esta semana.
En paralelo, fuentes financieras estiman que el Tesoro podría no refinanciar la totalidad de los vencimientos para liberar pesos adicionales al mercado y favorecer la liquidez. La decisión responde a la absorción de pesos que realizó el Banco Central en los últimos días a raíz de los movimientos en el mercado de futuros, donde la baja del dólar provocó que muchos inversores debieran cubrir sus posiciones antes de fin de mes.
La plaza financiera llega a esta instancia con escasez de liquidez. Desde julio, el Ministerio de Economía había optado por un esquema de agregados monetarios más estricto, eliminando las LEFI y retirando excedentes de pesos para evitar una eventual dolarización en la previa electoral. Esa estrategia, sin embargo, también redujo el circulante y tensó el mercado de dinero.
Ahora, con mejores expectativas, el Tesoro intentará descomprimir los vencimientos acumulados para los próximos tres meses —unos $86 billones— y estirar los plazos de colocación. Una eventual reducción de tasas implicaría además una menor carga de intereses sobre la deuda emitida en pesos y permitiría que los bancos recuperen capacidad prestable, alentando la reactivación del crédito.
La fuerte dolarización previa generó una caída abrupta en los bonos en pesos, en especial los ajustados por inflación (Boncer), cuyos rendimientos llegaron a ubicarse hasta en 30 % anual. El nuevo objetivo oficial es reducir esas tasas hacia niveles más consistentes, cercanos al 10 %, acompañando la mejora de las condiciones de mercado y la menor demanda de cobertura cambiaria.
En síntesis, la recompra de bonos en pesos marca el inicio de una nueva etapa para la política financiera del Gobierno: reducir el costo del dinero, aliviar la presión de los vencimientos inmediatos y reconstruir la confianza en la deuda en moneda local. Si la baja de tasas se consolida, el Tesoro espera que el crédito privado y la estabilidad cambiaria acompañen el proceso de normalización que busca instalarse en esta fase poselectoral.