El 61° Coloquio de IDEA, realizado esta semana en Mar del Plata, volvió a convertirse en un termómetro del clima político y económico argentino. En medio de la campaña electoral rumbo a las legislativas, el evento mostró una presencia limitada del oficialismo, encabezado por Patricia Bullrich y el vocero Manuel Adorni, frente a un protagonismo creciente de los gobernadores de Provincias Unidas, que buscaron seducir a los empresarios con un discurso de “moderación y acuerdos”.
Durante tres días, el tradicional foro empresario reunió a líderes políticos, funcionarios y ejecutivos de todo el país. Sin embargo, sorprendió la baja representación del gobierno nacional, pese a ser el espacio históricamente más cercano al mundo empresarial. El presidente Javier Milei no asistió, y su mensaje fue leído por Adorni, quien repasó la agenda de reformas que el Ejecutivo pretende enviar al Congreso, especialmente en materia laboral y tributaria.
La ministra de Seguridad y candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires, Patricia Bullrich, irrumpió en el segundo día del encuentro, sin anuncio previo, para reforzar el mensaje libertario. Fue la funcionaria de mayor rango del Gobierno en pisar el Coloquio y aprovechó su exposición para pedir respaldo electoral, defender el rumbo económico e impulsar reformas estructurales desde el Senado.
“Venimos a explicar las reformas que aún hay que llevar adelante y por qué necesitamos que nos apoyen”, afirmó ante un auditorio colmado. Reivindicó el superávit fiscal como logro central del gobierno de Milei y criticó la “agresividad legislativa” del Congreso. Además, se desmarcó del reciente acuerdo con Estados Unidos, en que subrayó: “el programa es nuestro, de La Libertad Avanza-PRO”.
Bullrich adelantó que, en caso de ser electa senadora, su tarea será “construir una mayoría estable” que permita aprobar los cambios pendientes en el mercado laboral. “El actual esquema de indemnizaciones es sideral y responsable de muchos cierres empresariales”, aseguró. También prometió avanzar en la reducción de impuestos a nivel nacional, provincial y municipal, y reiteró su lema de gestión: “La doctrina del que las hace, las paga seguirá vigente”.
Mientras el oficialismo buscó mantener un discurso de continuidad, los gobernadores del espacio Provincias Unidas aprovecharon el escenario para presentarse como una alternativa política con vocación de consenso. Los mandatarios Martín Llaryora (Córdoba) e Ignacio Torres (Chubut) recibieron fuertes aplausos del auditorio empresario al plantear críticas al Ejecutivo y promover un enfoque productivista.
Llaryora apuntó directamente contra el Gobierno nacional: “Parece que está prohibido hablar de producción. No convocan a nadie, ni a los gobernadores ni a las empresas. Es un gobierno muy cerrado”, afirmó. También denunció el abandono del interior: “Cobran el impuesto a los combustibles y no arreglan las rutas”. En tono electoral, aseguró: “el 26 a la noche surgirá una tercera fuerza nacional” y convocó a “construir acuerdos con sentido común”.
Torres, en tanto, buscó un equilibrio discursivo. Reconoció la necesidad de las reformas planteadas por Milei, pero pidió un debate más amplio y racional: “No hay nada más frustrante que terminar votando la ley menos mala. Necesitamos equilibrio fiscal, pero también desarrollo productivo”. Criticó la lógica pendular de la política argentina y llamó a “superar el miedo y la polarización” para alcanzar consensos duraderos.
El cierre del Coloquio estuvo marcado por un panel de gobernadores aliados al Gobierno nacional, como Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco). Aunque respaldaron el rumbo de Milei, coincidieron en la necesidad de ajustar la estrategia política para ampliar consensos.
“Con nosotros no alcanza”, advirtió Cornejo. “Hay que volver al estatus político con el que se aprobó la Ley Bases. Hay espacio para sumar a 12 o 15 gobernadores más si se hacen los cambios necesarios”. Por su parte, Zdero insistió en que las reformas “no se agotan en una ley”, y planteó una nueva etapa “de diálogo y búsqueda de acuerdos”.
Frigerio, por su parte, celebró que las ideas de transformación estructural “ya no sean solo parte del discurso empresario, sino también del sentido común social”. “Antes solo se hablaba acá, ahora también se habla en la calle. La gente entiende que hay que cambiar las normas laborales, el sistema impositivo y mantener el superávit fiscal”, subrayó.
A diferencia de otros años, el Coloquio de IDEA estuvo menos enfocado en la coyuntura económica y más atravesado por la discusión política y las señales hacia el electorado. La ausencia de figuras centrales del Gobierno, como el propio Milei o el ministro de Economía, Luis Caputo, quien solo participó con un mensaje grabado desde Washington, fue interpretada por los empresarios como un gesto de distancia y prudencia electoral.
El evento también reflejó una búsqueda de moderación por parte de todos los sectores políticos, conscientes de que los empresarios valoran la estabilidad institucional y la previsibilidad por encima de las confrontaciones partidarias.
En ese contexto, tanto Bullrich como los gobernadores coincidieron en un punto central: la necesidad de continuar con las reformas estructurales pero con una estrategia de acuerdos amplios que garantice gobernabilidad y crecimiento.
Con el cierre de esta edición, se esperaba la exposición de Federico Sturzenegger, otro habitué del encuentro, quien planeaba detallar los próximos pasos del plan de desregulación económica. Pero más allá de los discursos, el mensaje general del Coloquio quedó claro: los empresarios reclaman reformas, previsibilidad y diálogo político, mientras la dirigencia busca, entre la confrontación y la moderación, cómo sostener el rumbo sin romper puentes.