Una idea nacida de una necesidad personal se transformó en una de las marcas más prometedoras del mercado de alimentos saludables en Argentina. Nutriveg, la empresa fundada por la economista Sol Vivanco junto a los hermanos Antonella y Alan Minca, factura hoy alrededor de $50 millones mensuales, cuenta con presencia en más de 3.500 puntos de venta y planea su primera exportación a Uruguay, de acuerdo con un informe publicado por iProfesional.
El proyecto comenzó hace más de quince años, cuando Vivanco, recién convertida en vegetariana, buscaba snacks naturales, sin conservantes ni aditivos y se encontraba con escasas opciones en el mercado local. Esa inquietud personal se transformó en un plan de negocios cuando conoció a los hermanos Minca, tercera generación de una familia con trayectoria en la industria alimenticia, a través de su empresa Truppi, especializada en productos libres de gluten.
“Soy vegetariana desde antes de que fuera una moda, y lo que me pasaba era que no encontraba productos como los que quería consumir”, recordó Vivanco a iProfesional. La alianza entre los tres fundadores permitió combinar la experiencia industrial de los Minca con la visión de consumo consciente de Vivanco.
Tras un año de desarrollo de fórmulas, ingredientes y sabores, definieron la identidad de Nutriveg: alimentos inclusivos, plant-based, sin TACC, kosher y libres de lactosa, pensados tanto para quienes tienen restricciones alimenticias como para quienes simplemente buscan opciones más naturales.
Nutriveg lanzó oficialmente sus primeros productos —barras de frutos secos y pochoclos saborizados— en diciembre de 2019, apenas tres meses antes del inicio de la pandemia de COVID-19. Con las dietéticas cerradas y la distribución frenada, los socios decidieron volcarse al canal digital. “Tuvimos que salir a vender online. Armamos una Tiendanube en tiempo récord”, relató Vivanco.
La estrategia digital permitió mantener las ventas a flote y abrió puertas con grandes cadenas. En 2020, Walmart (hoy Changomas) se convirtió en el primer cliente mayorista de Nutriveg, marcando un punto de inflexión en su historia. “La negociación duró dos meses, pero cuando finalmente entramos fue un hito: nos permitió crecer en el canal masivo”, señaló la fundadora.
Desde entonces, la marca amplió su presencia en cadenas como Cencosud (Jumbo, Disco, Vea), Open 25, y en las aerolíneas Jetsmart, además de miles de dietéticas y comercios independientes. Actualmente produce unas 100.000 unidades por mes.

Nutriveg cuenta con cuatro líneas principales: barras de frutos secos, granolas proteicas y frutales, pochoclos saborizados y los MiniVegs, bocaditos de chocolate y frutos secos. Si bien las barritas son las más vendidas, el pochoclo de vainilla se transformó en su emblema comercial. “Es nuestro producto estrella: tiene ese sabor similar al que se vende en las plazas y te transporta a la infancia”, explicó Vivanco a iProfesional.
El desarrollo más reciente apunta a fortalecer la presencia de la marca en los desayunos. “Lanzamos las primeras granolas de Latinoamérica que son libres de gluten, veganas, sin aditivos y con pre y probióticos. Fue un trabajo de investigación enorme”, destacó la economista.
Uno de los pilares del crecimiento fue la estructura de producción. Nutriveg se fabrica en la planta familiar de los Minca en Tres de Febrero, bajo un esquema de fazón, que les permite mantener altos estándares industriales sin perder flexibilidad operativa. “Nosotros contratamos el servicio de la empresa familiar, que es de mis propios socios. Eso nos dio acceso a procesos y controles de calidad que serían impensables para una pyme nueva”, explicó Vivanco.
El crecimiento fue constante incluso en los momentos más desafiantes. “En todos estos años nunca tuvimos un retroceso. Algunos meses son más tranquilos, pero siempre crecimos”, aseguró Alan Minca.
Con un equipo compacto y una inversión inicial de apenas USD 20.000, repartida entre desarrollo de marca, packaging y capital de trabajo, Nutriveg apunta ahora a consolidar su expansión regional. Uruguay será el primer destino internacional, replicando el modelo argentino de distribución en supermercados, kioscos saludables y aerolíneas.
“Es el mercado más fiel para empezar: no tuvimos que hacer grandes cambios en packaging y logramos un trato directo con el importador”, explicó Vivanco sobre el desembarco.
En cuanto a los precios, los productos de Nutriveg se posicionan dentro del segmento saludable, pero mantienen una estrategia de accesibilidad. Las barras se venden a unos $1.500, los pochoclos dulces rondan los $2.000 y las versiones saladas, entre $1.000 y $1.300. Los MiniVegs cuestan alrededor de $1.000, mientras que las granolas con probióticos llegan a los $5.800.

“Los productos de nicho suelen ser más caros por las certificaciones, pero tratamos de mantenernos accesibles dentro del segmento”, explicó Antonella Minca a iProfesional.
Más allá del crecimiento económico, los fundadores aseguran que el objetivo es consolidar una forma diferente de hacer industria. “Nuestro compromiso es ofrecer productos reales y transparentes, con etiquetas limpias y procesos sustentables”, remarcó Vivanco.
Hoy, con una facturación mensual de $50 millones, Nutriveg se posiciona como un caso emblemático de innovación en el sector de alimentos saludables. “Lo que más me motiva es salir a la esquina y encontrar nuestros productos en cualquier lugar. Ese era el sueño, y hoy es parte de la realidad”, concluyó la economista.