El Gobierno argentino avanza en negociaciones con la administración de Estados Unidos para establecer una cuota de exportación de acero y aluminio sin aranceles, en el marco de un acuerdo comercial de mayor alcance que podría oficializarse antes de que termine noviembre, según informó Infobae. La medida busca replicar un esquema que estuvo vigente entre 2018 y 2020, durante las gestiones de Mauricio Macri y Donald Trump, y que permitió enviar al mercado estadounidense alrededor de 180.000 toneladas anuales sin la aplicación de aranceles del 50%, actualmente vigentes para todos los países.
El beneficio formaría parte de un entendimiento que también incluye la utilización de la cuota de 80.000 toneladas de carne argentina hacia Estados Unidos, un punto que el presidente Javier Milei confirmó durante su participación en el Business Forum realizado en Miami. Ambas medidas se articulan dentro de una estrategia oficial más amplia destinada a reducir costos de exportación, mejorar la competitividad y ampliar la presencia argentina en mercados de alto consumo.
La negociación cuenta con el seguimiento del canciller Pablo Quirno, quien asumió la conducción de la política exterior tras la salida de Gerardo Werthein, y del secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne. Según reconstruyó Infobae, Quirno tiene previsto viajar a Washington la próxima semana para continuar con las conversaciones técnicas. Además, se espera que el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, visite Buenos Aires antes de fin de año para avanzar en la formalización política del acuerdo.
En el plano económico, la rebaja arancelaria permitiría fortalecer las operaciones de empresas argentinas con alto peso exportador, como Aluar en el caso del aluminio y las principales firmas siderúrgicas en el sector del acero. Solo en 2024, las ventas de aluminio al mercado estadounidense representaron el 54% del total exportado de ese producto por Argentina. Según el análisis de impacto citado por Infobae, más del 70% de la producción de Aluar se destina al exterior, por lo que la reducción de aranceles tendría efectos directos en sus costos y su capacidad de expansión.
En paralelo, el Gobierno argentino ya había dispuesto en los últimos meses una rebaja al 0% de las retenciones a las exportaciones de acero y aluminio dirigidas a países que aplican aranceles superiores al 45%, medida que buscó evitar la pérdida de mercados en un contexto internacional de alta competencia por costos.
A su vez, la consolidación de una cuota libre de gravámenes para estos productos se enmarca en una relación bilateral signada por un acercamiento político y financiero entre Milei y Trump. Según detalló Infobae, ese vínculo incluyó un swap de monedas de USD 20.000 millones y compras directas de pesos por parte del Tesoro estadounidense antes de las elecciones legislativas de medio término, con el objetivo de moderar movimientos bruscos del tipo de cambio y estabilizar expectativas económicas internas.
En materia comercial, Argentina mantiene con Estados Unidos una relación con altos niveles de intercambio pero marcada, históricamente, por un déficit persistente. De acuerdo con un informe reciente de la consultora Analytica, el saldo negativo promedió USD 3.666 millones anuales en la última década. No obstante, en 2024, la fuerte caída de importaciones producto de la recesión permitió que el país registrara un superávit de USD 228 millones, el primero desde 2005.

Estados Unidos se consolida como el tercer socio comercial de Argentina. En 2024, las exportaciones hacia ese mercado alcanzaron los USD 6.464 millones, con una fuerte incidencia de combustibles y derivados, minerales y aluminio, además de productos de las economías regionales. La diversificación y la reducción de costos arancelarios aparecen como claves para sostener la inserción argentina en un mercado que representa 342 millones de consumidores.
En el caso de la carne, el Gobierno apunta a incrementar la participación argentina en la cuota disponible, un objetivo que requiere la coordinación entre la industria frigorífica, los organismos sanitarios y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. La estrategia se complementa con la búsqueda de nuevos destinos para productos con alto valor agregado y trazabilidad garantizada.
La negociación se produce en un escenario internacional en el que las tensiones comerciales y las restricciones logísticas influyen directamente en los costos de producción. Para Argentina, que enfrenta el desafío de incrementar sus exportaciones netas para sostener la estabilidad macroeconómica, la posibilidad de acceder a mercados estratégicos sin barreras arancelarias adicionales representa una herramienta clave en la reconstrucción del saldo externo.
En los próximos días continuará la agenda técnica entre funcionarios de ambos países. La expectativa del Gobierno es que el acuerdo se anuncie antes de fin de mes, con un comunicado conjunto que detalle los volúmenes autorizados, las condiciones de acceso y los plazos de implementación. En caso de concretarse, la medida podría comenzar a regir desde principios de 2026, dependiendo de los procedimientos de aprobación en Washington.
El avance de estas gestiones se inscribe en una hoja de ruta que la administración Milei presenta como una política de apertura selectiva y orientación exportadora, con especial énfasis en sectores con escala, infraestructura instalada y cadenas de valor ya integradas a la demanda global. El acero, el aluminio y la carne se ubican entre los complejos productivos capaces de generar divisas adicionales en el corto y mediano plazo.