El gobernador Hugo Passalacqua encabezó este miércoles la apertura oficial de la 40° edición de la Fiesta Nacional de la Madera, que se celebra en el Polideportivo “Verón Gallardo” de San Vicente y se extenderá hasta el domingo 9 de noviembre. El evento, uno de los más importantes del sector forestoindustrial argentino, reúne a más de 170 expositores, emprendedores y empresas locales, nacionales e internacionales, consolidándose como un espacio clave para el desarrollo productivo y cultural de Misiones.
Acompañado por el intendente Fabián Rodríguez, funcionarios provinciales y referentes del sector, Passalacqua recorrió los distintos espacios del predio, que incluyen stands institucionales, zonas gastronómicas, ferias de artesanos y una exposición industrial renovada. En su paso, saludó a los Bomberos Voluntarios, Gendarmería Nacional y la Asociación de Veteranos de Malvinas, y dialogó con emprendedores locales. Entre ellos se destacó una empresa brasileña de paneles solares recientemente instalada en la localidad, una de las tres participantes extranjeras presentes, según el Gobierno de la Provincia de Misiones.

El mandatario provincial resaltó el valor simbólico y económico de la celebración, al afirmar que “la Fiesta de la Madera dignifica a todo un sector productivo de la provincia. San Vicente lo hace con mucha alegría y mucha onda”. También destacó el esfuerzo de los trabajadores y el potencial de la forestoindustria misionera e invitó a la comunidad a “disfrutar de la producción de Misiones en esta fiesta”.
Durante su recorrido, Passalacqua mantuvo un diálogo con Marcelo, un artesano de Puerto Iguazú, quien participó por segundo año consecutivo con su stand de cuchillos artesanales. El emprendedor le obsequió un cuchillo gaucho elaborado especialmente para la ocasión, como símbolo de reconocimiento al trabajo provincial.
Por su parte, el intendente Fabián Rodríguez celebró la realización de esta nueva edición y subrayó el trabajo conjunto entre el municipio, el Gobierno provincial y el sector privado. “Es un desafío enorme porque muestra todo lo que hacemos durante el año en materia de cultura, producción y trabajo”, expresó, y destacó: “se vendieron todos los espacios disponibles”, lo que anticipa una gran afluencia de visitantes. Rodríguez también informó que el polideportivo fue ampliado en casi mil metros cuadrados, lo que permite su uso para futuras ediciones y garantiza mayor comodidad para expositores y público.
El ministro de Industria, Federico Fachinello, remarcó la importancia del encuentro como motor de la actividad productiva. “La feria permite que más de ciento setenta expositores muestren su trabajo y generen vínculos comerciales”, afirmó, y sostuvo que el acompañamiento del Estado provincial es clave “porque contribuye al desarrollo de la economía y la industria misionera”. Además, reconoció el contexto económico nacional y aseguró que “este tipo de ferias son herramientas muy buenas para estar cerca de la gente y los empresarios, escucharlos y diseñar políticas productivas más precisas”.

La Fiesta Nacional de la Madera, que nació en 1982 como homenaje a los trabajadores del sector maderero, se transformó con el tiempo en una celebración nacional que combina música, artesanía, gastronomía y producción industrial. Cada año impulsa el turismo regional y fortalece la cadena de valor de la forestoindustria, y genera un impacto positivo en la economía local.
Durante los días de festejo, la ocupación hotelera alcanza niveles plenos en San Vicente y municipios cercanos como San Pedro, El Soberbio y Dos de Mayo, lo que refleja la magnitud del evento. Además, las mejoras en la infraestructura del predio permiten ofrecer un espacio más moderno y funcional: el sector de espectáculos fue ampliado a 2.275 metros cuadrados, se incorporaron gradas para 250 personas, una nueva cantina, rampas de acceso y un sistema de drenaje renovado, que alcanza casi 3.000 metros cuadrados de superficie total, con capacidad para recibir hasta 2.000 personas bajo techo.
Con su edición número 40, la Fiesta Nacional de la Madera reafirma su identidad como símbolo del trabajo, la cultura y la producción misionera, y consolida a San Vicente como el epicentro de la forestoindustria argentina.