Por Agroempresario.com
Juan Pablo Brichta, ingeniero agrónomo y presidente de AgroAdvance Technology S.A., fue uno de los protagonistas del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero.
En su exposición, Brichta llevó a los presentes a una reflexión profunda sobre “la vida que ocurre en lo invisible”. Con un frasco de suelo en sus manos, explicó que en esa simple muestra habitan miles de millones de microorganismos que sostienen la vida y la producción de alimentos en el planeta. Subrayó la importancia de los bioinsumos, el cuidado del suelo y la transición hacia un modelo productivo más sustentable, donde la ciencia y la innovación se convierten en aliados estratégicos para el futuro de la agroindustria argentina y global.
Inspirado en la célebre frase de Antoine de Saint-Exupéry en El Principito, Brichta comenzó su intervención recordando que “lo esencial es invisible a los ojos”.
Con una muestra de tierra, explicó que en apenas unos gramos de suelo habitan más seres vivos que todos los seres humanos del planeta: bacterias, hongos, protozoos y microorganismos que hacen posible la vida en la superficie.
“En este frasco de suelo descansa nuestro futuro. Si lo cuidamos, tendremos alimentos y bienestar para generaciones. Si lo descuidamos, no habrá tecnología que repare ese daño”, enfatizó.
Uno de los ejes centrales de la exposición fue el crecimiento de la industria de los bioinsumos, insumos biológicos que complementan —y no sustituyen— el uso de químicos en la agricultura.
Brichta remarcó que la producción sustentable no es una moda, sino una exigencia creciente de los mercados internacionales y de los propios consumidores.
Cuando un productor abre una bolsa de inoculante o aplica un bioinsumo, dijo Brichta, en realidad está liberando miles de millones de aliados invisibles que fortalecen el suelo y acompañan al cultivo.
Según Brichta, Latinoamérica está viviendo un cambio cultural profundo en el manejo del suelo y en la incorporación de bioinsumos. Cada vez más hectáreas son tratadas con biotecnología sustentable, y los marcos regulatorios comienzan a adaptarse para acompañar esta transformación.
“Los negocios y la salud del suelo van de la mano”, aseguró el ingeniero, subrayando que el futuro de la producción depende de la capacidad de conjugar rentabilidad con sostenibilidad.
El presidente de AgroAdvance Technology relató experiencias recogidas en sus viajes por distintos países: en Europa ya existen restaurantes que informan en sus menús la huella de carbono de cada plato, y supermercados que miden el impacto ambiental de los alimentos.
“La pregunta es qué pasará cuando esa misma lupa nos interpele a nosotros, cuando el consumidor global mire nuestros campos y nos pregunte si realmente producimos de manera sustentable”, planteó.
Para Brichta, producir de forma sustentable implica no sólo rotar cultivos o ahorrar agua, sino devolverle vida al suelo, un desafío en el que los bioinsumos juegan un rol estratégico.
Citó a Peter Drucker, quien definió al presente como “la era del conocimiento”. En ese marco, Brichta insistió en que el avance de la bioeconomía requiere políticas activas de investigación y desarrollo, así como una articulación público-privada sólida que potencie la innovación.
Argentina, sostuvo, posee una gran capacidad en materia de capital humano y científico, capaz de transformar ideas en proyectos y proyectos en productos de alto valor agregado.
Al finalizar su exposición, volvió a levantar el frasco con tierra con el que había iniciado su discurso. Ese gesto fue la síntesis de todo su mensaje: la necesidad de comprender que en lo invisible está la clave del futuro productivo y ambiental.
Citó a la ecologista canadiense Jill Clapperton, quien suele recordar que “cuando nos paramos sobre el suelo, en realidad estamos parados sobre el techo de otro mundo”.
Ese mundo invisible —remarcó Brichta— es el que sostiene la vida, el que depende de nosotros y el que definirá qué herencia dejamos a las próximas generaciones.