La campaña 2025/26 de trigo avanza con resultados que superan todas las previsiones iniciales y se perfila como la mejor de la historia. Lo que en julio parecía una meta ambiciosa —alcanzar 20 millones de toneladas— quedó ampliamente atrás: las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectan 24,5 millones de toneladas, lo que marca una suba de 1,5 Mt respecto de la estimación de octubre y consolida un escenario sin precedentes.
Desde la BCR lo sintetizan con claridad: “Si la campaña 2021/22, con 23 Mt, fue una supercampaña, la actual será una megacampaña”. Y no es una frase exagerada. De concretarse los rindes observados a medida que avanza la cosecha, el ciclo actual superaría el récord previo por 6,5% en producción y por 2,7 qq/ha en el rinde promedio nacional, que alcanzaría 37,7 qq/ha, otro techo histórico para el país.
Con una superficie sembrada estimada en 6,9 millones de hectáreas, la campaña combina área estable, condiciones climáticas excepcionales y un fuerte paquete tecnológico aplicado por los productores.

Los análisis satelitales realizados por el equipo GEA/BCR sobre la región núcleo permitieron ajustar las estimaciones de superficie con resultados positivos. Sin embargo, el exceso de lluvias también dejó su marca: se contabilizan más de 400.000 hectáreas perdidas por anegamientos, especialmente en zonas bajas.
Aun con ese recorte, el potencial productivo del cultivo se mantuvo firme gracias a la recuperación hídrica general y al vigor vegetativo del trigo durante el invierno y la primavera. Los especialistas destacan que el ciclo superó los momentos críticos con reservas de agua excepcionales, un escenario que no se registraba desde hacía años.
Con 15% de avance de cosecha, ya se observan rendimientos extraordinarios en las principales provincias trigueras del país.
En Buenos Aires, los primeros lotes marcan 40,8 qq/ha, superando el récord anterior de 39,5 qq/ha.
En Córdoba, el promedio trepa a 36,8 qq/ha, por encima de los 36 qq/ha alcanzados en 2021/22.
Y en Santa Fe, la proyección es aún más llamativa: 42,2 qq/ha, superando holgadamente los 40,6 qq/ha del ciclo 2010/11.

Otros territorios muestran una marcada variabilidad. En Chaco, los rindes se estabilizan entre 27 y 28 qq/ha, mientras que en Santiago del Estero oscilan entre 23 y 24 qq/ha, con fuertes diferencias entre zonas norte y sur. Casos extremos ilustran la dispersión: en Los Juríes se registran valores de 20 a 50 qq/ha, mientras que en Bandera apenas alcanzan 5 a 10 qq/ha.
En el corazón de la región pampeana, los primeros resultados sorprenden: en Sacanta (Córdoba), los primeros lotes rondan entre 60 y 65 qq/ha, y los mejores podrían acercarse a los 80 qq/ha.
En Entre Ríos, los rindes iniciales oscilan entre 50 y 60 qq/ha, mientras que en el centro de Santa Fe se ubican por encima de 35 a 40 qq/ha.
Son datos preliminares, pero permiten proyectar que las marcas finales se mantendrían en niveles muy superiores al promedio histórico.
El éxito de la campaña no responde solo a la disponibilidad hídrica. La combinación de siembras con suelos cargados de humedad, lluvias abundantes e inéditas en julio y agosto, y un llenado de granos favorecido por temperaturas bajas y alta radiación solar, generó un escenario óptimo para el cultivo.
Las condiciones de noviembre siguieron reforzando este panorama: las anomalías de reserva hídrica continúan siendo positivas en gran parte del país, un contraste marcado respecto del mes anterior.
El único evento que encendió alarmas fue el ingreso de aire muy frío el 28 de octubre, acompañado por alta humedad. En el sudoeste bonaerense y algunos lotes de La Pampa se registró daño, pero de impacto acotado y sin consecuencias graves para el promedio productivo.

Además de las condiciones climáticas favorables, los especialistas remarcan el rol decisivo de la inversión tecnológica del sector.
Este año se destacaron:
La selección de semillas de alto potencial.
Un control fitosanitario intensivo, fundamental en un ciclo húmedo.
Fertilización estratégica, incluso con limitaciones presupuestarias.
Re-fertilizaciones, clave en un año con alta lixiviación de nutrientes.
Este paquete tecnológico permitió capitalizar el potencial generado por las condiciones ambientales, impulsando a la campaña hacia niveles inéditos.
La inminente megacosecha llega en un momento logístico crítico. Los productores enfrentan simultáneamente la recolección del trigo, la siembra de soja y el avance del maíz tardío, mientras las lluvias complican los accesos rurales.
Los acumulados recientes reflejan la situación: Buenos Aires: 10–30 mm ; Chovet (sur de Santa Fe): 42 mm ; La Pampa: 20–30 mm.
A esto se suma un pronóstico de nuevas tormentas para el 15 y 16 de noviembre. Los especialistas recalcan que el sector necesita entre 15 y 20 días de estabilidad climática para cosechar sin grandes pérdidas.
Si bien la próxima semana podría traer una disminución en la frecuencia de lluvias, la gran disponibilidad de humedad en el centro bonaerense, el noreste argentino y el sur de Brasil podría favorecer eventos intensos al entrar en diciembre.
La siembra de maíz avanza al 40%, superando el 36% del año pasado. Con 3,9 millones de hectáreas implantadas en noviembre, el área destinada al circuito comercial alcanzará 8 millones de hectáreas, proyectando una producción récord de 61 Mt, cifra nunca vista en Argentina.
El cultivo muestra una condición muy buena en casi todas las zonas evaluadas.
En contraste, la soja apenas llega al 10% de avance, frente al 20% que registraba un año atrás. Con solo 1,6 millones de hectáreas implantadas de las 16,4 millones previstas, las tormentas mantienen paralizadas las labores.
Tras las lluvias previstas para el fin de semana, se espera un fuerte repunte en la actividad de siembra, con una proyección total de 47 Mt para la campaña 2025/26.