El Gobierno analiza una ampliación de la expansión monetaria para diciembre, cuando aumenta de forma significativa la demanda de pesos, y podría utilizar la licitación del Tesoro de este martes para liberar una mayor cantidad de liquidez. La definición, que se dará en el mercado local en las próximas horas, es relevante porque coincide con un escenario de inflación en alza y con la necesidad de sostener la recuperación económica en un contexto cambiario todavía sensible.
Este martes vencen $14.000 millones en títulos públicos, y el Ministerio de Economía debe decidir si buscará una renovación total o si optará por una estrategia parcial. Fuentes del mercado consideran probable que el Tesoro renueve la mayor parte de los vencimientos, pero deje un margen sin refinanciar para anticipar el incremento de la demanda de pesos que se registra todos los diciembres. Esta práctica permitiría inyectar liquidez sin una emisión directa del Banco Central (BCRA), aprovechando el canal financiero del Estado.
De acuerdo con cálculos del economista Fernando Marull, divulgados por la prensa especializada, la demanda estacional de dinero del último mes del año equivale aproximadamente al 10% de la base monetaria. Esto significaría una expansión de alrededor de $4 billones, entre necesidades del sector privado, obligaciones salariales y compromisos impositivos. La licitación de mañana podría convertirse en una de las vías para comenzar a abastecer esa demanda anticipada.
A esto se suma la reciente flexibilización de los encajes bancarios decidida por el BCRA en su última reunión de directorio. La autoridad monetaria redujo la exigencia diaria del 95% al 75% y permitió que parte de la integración se realice con títulos públicos. La medida genera dos efectos: por un lado, disminuye la necesidad de pesos que los bancos deben inmovilizar; por otro, libera recursos para destinar al crédito, lo que incrementa la liquidez disponible en el sistema financiero.
La combinación de un posible rollover parcial y una baja de encajes abre la puerta a una mayor expansión monetaria en diciembre. Sin embargo, tanto en el Ministerio de Economía como en el Banco Central predomina la cautela. Los funcionarios temen que un exceso de liquidez termine presionando sobre los precios y sobre el tipo de cambio, dos variables que en las últimas semanas mostraron señales de sensibilidad.
Ese riesgo se alimenta de los datos preliminares de inflación de noviembre. Consultoras privadas estiman que el índice de precios al consumidor podría ubicarse en torno al 2,5%, lo que representaría el sexto incremento consecutivo. El alza estaría impulsada por aumentos en la carne, en el boleto de colectivo, en los combustibles y en las tarifas de electricidad y gas. Se trata de rubros que suelen tener un fuerte impacto sobre el humor inflacionario de corto plazo.
Diciembre, además, es tradicionalmente un mes complejo para la evolución de precios. El consumo crece por las fiestas, las vacaciones y los pagos extraordinarios, como el medio aguinaldo, lo que otorga margen para que algunas empresas ajusten valores para recomponer rentabilidad luego de meses de aumentos moderados. A esto se suman subas estacionales en alimentos y servicios, que amplifican la tensión inflacionaria.
En este contexto, el Banco Central decidió tomarse más tiempo antes de avanzar con el plan de remonetización presentado por su vicepresidente, Vladimir Werning, semanas antes de las elecciones legislativas. El funcionario había propuesto retomar la compra sostenida de dólares para fortalecer las reservas internacionales y, al mismo tiempo, expandir la base monetaria de forma ordenada. La estrategia buscaba acompañar el proceso de recuperación económica sin generar desequilibrios abruptos.
Sin embargo, durante el primer mes posterior a los comicios la implementación fue más lenta de lo previsto. Según datos difundidos por medios especializados, el BCRA y el Tesoro actuaron con moderación tanto en el mercado monetario como en el cambiario. La única inyección significativa se dio en la primera licitación del Tesoro tras las elecciones, una operación que facilitó la baja en las tasas de interés y habilitó una mejora paulatina en el crédito, que venía golpeado por la incertidumbre preelectoral.
En lo que respecta a la compra de divisas, el Tesoro incorporó apenas USD 200 millones, una cifra reducida si se la contrasta con las necesidades de acumulación de reservas de corto plazo. Las reservas brutas cerraron la última semana en torno a USD 41.000 millones, por lo que la compra oficial fue considerada marginal. La decisión de avanzar con prudencia respondió, en parte, al objetivo de evitar una expansión monetaria que pudiera desbordarse.
El desafío oficial es encontrar un equilibrio entre dos imperativos contrapuestos: por un lado, garantizar la oferta de pesos necesaria para atender la actividad comercial, los pagos salariales y los compromisos tributarios de fin de año; por otro, evitar un aumento excesivo de la liquidez que termine agravando la dinámica inflacionaria o generando inestabilidad en los tipos de cambio financieros.
La licitación del Tesoro de este martes se perfila como el primer indicio concreto de la estrategia que adoptará el Gobierno para transitar este tramo final del año. Los analistas estarán especialmente atentos al nivel de renovación, al tipo de instrumentos ofrecidos y al comportamiento de la curva de tasas, que en las últimas semanas mostró una baja significativa luego de meses de tensión.
El mercado también observa el rol del Banco Central, que deberá decidir cuán rápido profundizará la flexibilización de encajes y si avanzará con una compra más decidida de divisas antes del cierre del año. Ambas herramientas podrían orientar el nivel de liquidez de las próximas semanas, un factor clave para el desempeño del consumo, la estabilidad financiera y la evolución de los precios.
En este escenario de definiciones y cautela, la información mencionada proviene de datos económicos publicados por Infobae, que describió con detalle las alternativas en análisis dentro del Gobierno para afrontar el período de mayor demanda de pesos del año.