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El ascenso del Cabernet Franc argentino: cómo Trivento impulsa la nueva identidad del vino nacional

El 4 de diciembre, día del Cabernet Franc, el enólogo Germán Di Cesare analiza la evolución local y el papel de Trivento en su proyección global

El ascenso del Cabernet Franc argentino: cómo Trivento impulsa la nueva identidad del vino nacional
jueves 04 de diciembre de 2025

El Cabernet Franc argentino vive un momento de madurez y expansión. Este 4 de diciembre, en el marco de la celebración internacional de la cepa, Germán Di Cesare, director de Enología en Trivento, explicó cómo y por qué este varietal logró instalarse como uno de los protagonistas del vino nacional, un fenómeno con anclaje en el Valle de Uco, creciente interés internacional y un cambio de estilo que responde a nuevas tendencias de consumo. La relevancia del caso radica en su crecimiento productivo, su reconocimiento en mercados externos y el rol que el país está adquiriendo dentro de esta categoría.

Durante las últimas dos décadas, el mapa vitivinícola argentino atravesó transformaciones profundas. Primero fue el boom del Malbec, luego la diversificación de estilos y más tarde la búsqueda de vinos con menos carga extractiva y mayor expresión de origen. En esa transición, el Cabernet Franc se consolidó como alternativa seria dentro de los tintos premium. Su evolución no fue lineal: pasó de ocupar un rol secundario en cortes tradicionales a desarrollar identidad propia, tanto en varietales puros como en blends de alta gama.

El ascenso del Cabernet Franc argentino: cómo Trivento impulsa la nueva identidad del vino nacional

Di Cesare contextualiza este cambio dentro de una conversación técnica y cultural que excede al mercado interno. El especialista señala que la tendencia global hacia vinos más frescos y bebibles fue un puente que alineó a productores argentinos con consumidores internacionales. Esa sincronía permitió trabajar con mayor precisión en viñedos y bodegas, favoreciendo prácticas que valoran la identidad territorial por encima del artificio enológico.

El crecimiento en superficie cultivada es una evidencia tangible. Según cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en 2022 había registradas 1.685 hectáreas de Cabernet Franc, número que aumentó a alrededor de 2.000 hectáreas para 2024, más del 130% por encima de lo registrado en 2015. Mendoza concentra entre 1.500 y 1.600 hectáreas, lo que posiciona a la provincia como eje de la construcción estilística del varietal. Dentro de ese escenario, el Valle de Uco aparece como epicentro de calidad, diversidad y reconocimiento, gracias a la conjunción de altitud, suelos pobres, amplitud térmica y exposición solar que permiten obtener vinos tensos, vibrantes y persistentes.

La sensibilidad de la cepa al origen es un rasgo clave para comprender su ascenso. Di Cesare destaca que el Cabernet Franc ofrece una estructura delicada, aromas precisos y tensión natural que permiten que el terroir se exprese con nitidez. En zonas frescas o en suelos calcáreos, aflora un perfil con mayor mineralidad, notas florales, hierbas frescas y equilibrio incluso con crianzas discretas. Es un varietal que admite lectura geológica, algo que seduce tanto a consumidores especializados como a nuevas audiencias jóvenes interesadas en el paisaje detrás del vino.

El ascenso del Cabernet Franc argentino: cómo Trivento impulsa la nueva identidad del vino nacional

La evolución estilística acompañó ese proceso. Los primeros Cabernet Franc argentinos tendieron a ser más maduros, con mayor presencia de madera y estructura más robusta. Hoy la tendencia dominante apunta a la precisión: cosechas oportunas que preservan frescura, fermentaciones con extracción moderada y crianzas que no opacan la fruta. Según el enólogo, la clave es encontrar el punto justo de madurez fenólica y acompañar el carácter primario sin imponerse desde la técnica. Se busca un equilibrio entre sutileza aromática, textura jugosa y un final de boca que invite a volver.

Ese cambio se refleja en etiquetas concretas. Trivento lanzó recientemente Golden Reserve Cabernet Franc 2023, elaborado íntegramente con uvas de Paraje Altamira, en Valle de Uco. El vino muestra frutas negras —grosellas, moras, casis— con un fondo especiado y taninos finos que sostienen un final largo y fresco. Su precio sugerido en el mercado local es de $21.100, cifra que lo ubica dentro de la gama alta con proyección exportadora. La elección de este origen responde al objetivo de obtener elegancia, transparencia y una tensión que se mantenga durante la crianza en barricas y fudres de distintos usos.

El crecimiento en demanda externa confirma la tendencia. En los últimos diez años, las exportaciones de Cabernet Franc argentino aumentaron más de 600%, hasta alcanzar alrededor de 14.468 hectolitros y cerca de 10 millones de dólares. Estados Unidos, Reino Unido y Brasil lideran la demanda, un dato que resulta relevante para un país que busca ampliar su oferta más allá del Malbec. Para Di Cesare, el techo no está cerca: la consistencia de calidad, la plasticidad agronómica y el interés internacional permiten proyectar una expansión sostenida en superficie y presencia global.

El ascenso del Cabernet Franc argentino: cómo Trivento impulsa la nueva identidad del vino nacional

Sin embargo, el enólogo aclara que esta no es una carrera en solitario. El Malbec conserva su lugar como embajador indiscutido de Argentina en el mundo, pero la convivencia entre ambos varietales abrió un tercer camino dentro de los tintos premium. La combinación Malbec–Cabernet Franc se convirtió en una fórmula natural, integrada y reconocible, capaz de unir fruta, tensión, complejidad y amabilidad. Allí se ubica otra de las novedades recientes de la bodega: Trivento Golden Reserve Malbec – Cabernet Franc 2023, compuesto por 80% Malbec (Los Chacayes y Paraje Altamira) y 20% Cabernet Franc (Altamira). ¿El resultado? Un vino jugoso, con notas a ciruela, arándanos y guindas, además de un fondo especiado y taninos firmes. Su valor sugerido también se ubica en $21.100, orientado a consumidores exigentes.

Ese mismo corte obtuvo 96 puntos en los Decanter World Wine Awards 2025, hito que Trivento interpreta como confirmación técnica y estratégica. Di Cesare resume el proceso en cuatro pilares: singularidad del Valle de Uco, precisión agronómica y enológica, lectura de las preferencias globales y coordinación interna. Para el enólogo, esa combinación explica el presente y proyecta el futuro. En su visión, el Cabernet Franc ideal es aquel que equilibra fineza y carácter, con fruta roja nítida, casis, especias suaves, textura jugosa y una frescura que invite a un segundo trago.

La consolidación del varietal es, en definitiva, el reflejo de un país que aprende sobre su territorio y decide expresarlo sin adornos. Mientras el mercado internacional amplía su atención, Argentina encuentra en el Cabernet Franc una oportunidad para diversificar su identidad enológica y profundizar su presencia global. Tal como destacan distintos informes especializados —entre ellos los analizados por iProfesional— el desafío será sostener la calidad, ampliar la superficie con criterio y continuar interpretando el gusto de una nueva generación que valora origen, transparencia y equilibrio. Si el Malbec abrió el camino, el Cabernet Franc parece decidido a recorrerlo con personalidad propia.



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