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Perú transforma su desierto costero en un polo agrícola global en medio de crecientes tensiones por el agua

El litoral árido peruano es hoy un centro agroexportador clave, pero el avance productivo convive con alertas ambientales y desigualdades

Perú transforma su desierto costero en un polo agrícola global en medio de crecientes tensiones por el agua
domingo 07 de diciembre de 2025

El Perú convirtió en las últimas tres décadas una de las franjas desérticas más secas del planeta en un hub agrícola de escala global, donde hoy se producen arándanos, uvas, mangos y paltas destinados a Estados Unidos, Europa y Asia. El fenómeno, que se desarrolla en regiones como Ica y Piura, fue reconstruido por BBC Mundo, medio que analizó el crecimiento acelerado del modelo agroexportador, sus impactos sociales y las advertencias sobre su sostenibilidad.

De acuerdo con el reporte, la transformación comenzó a fines de la década de 1990, cuando el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori impulsó una agenda de liberalización económica orientada a fortalecer sectores con capacidad exportadora. La reducción de aranceles, la simplificación administrativa y la apertura a la inversión extranjera crearon las condiciones para que una nueva élite empresarial enfocara su mirada en los extensos territorios áridos del litoral peruano, tradicionalmente considerados improductivos.

Perú transforma su desierto costero en un polo agrícola global en medio de crecientes tensiones por el agua

Según la BBC, esa política pública coincidió con un conjunto de innovaciones tecnológicas y agronómicas que permitieron superar uno de los obstáculos históricos de la agricultura peruana: la disponibilidad de agua. La implementación de sistemas de riego por goteo, los proyectos de trasvase desde zonas altoandinas y el desarrollo de variedades adaptadas –entre ellas, el arándano, que casi no existía localmente antes de 2008– posibilitaron incorporar al uso agrícola cerca del 30% adicional de superficie cultivable en el desierto costero, un salto que especialistas califican como inédito en la historia reciente del país.

Este paquete de medidas y avances dio origen a un boom que colocó a Perú como primer exportador mundial de arándanos y uvas de mesa, además de consolidarlo como un actor central en el mercado global de espárragos, mangos y paltas. De acuerdo con cifras oficiales citadas por la BBC, las exportaciones agrícolas crecieron a un ritmo anual promedio del 11% entre 2010 y 2024, alcanzando un récord de US$9.185 millones el año pasado.

Impactos económicos con beneficios desiguales

El crecimiento del sector agroexportador trajo aparejado un fuerte dinamismo económico en las zonas de influencia. En su investigación, la BBC recogió declaraciones del economista César Huaroto, de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, quien señaló que la industria actuó como un “d“inamizador de la economía local” al generar empleo formal y mejorar los ingresos promedio de los trabajadores. “La industria agroexportadora había actuado como dinamizador de la economía local, ya que incrementó el nivel de empleo de calidad”, indicó Huaroto a BBC Mundo.

No obstante, el impacto no fue homogéneo. Los pequeños agricultores independientes, tradicionalmente dedicados a cultivos de subsistencia o producciones a escala familiar, se enfrentan hoy a mayores dificultades para sostener su actividad. Según el especialista, estos productores no solo compiten con salarios más altos ofrecidos por las empresas agroindustriales –lo que encarece la contratación de mano de obra–, sino que también encuentran crecientes obstáculos para acceder al agua necesaria para irrigar sus parcelas.

Este fenómeno está acelerando procesos de venta de tierras a grandes compañías, lo que, de acuerdo a la BBC, está reconfigurando la estructura social en amplias zonas del país. Aun así, muchos pequeños agricultores valoran la expansión del sector debido a que les ha permitido asegurar empleo para sus familias.

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La disputa por el agua: el gran punto crítico

El uso del agua se ha convertido en el eje más controvertido del modelo agroexportador. Regiones como Ica, donde prácticamente no llueve, dependen de acuíferos subterráneos y del agua que llega mediante trasvases desde la vecina Huancavelica. Sin embargo, comunidades locales denuncian que el acceso se volvió cada vez más desigual.

La activista Rosario Huayanca describió a BBC Mundo un escenario de tensión creciente: “En Ica se está dando una disputa por el agua porque no hay para todos”. Según la BBC, numerosos asentamientos humanos dependen de camiones cisterna, mientras que grandes fundos cuentan con pozos propios y reservorios que permiten una administración más eficiente del recurso.

La Autoridad Nacional del Agua (ANA) intentó implementar controles más estrictos desde 2011, alertando sobre la “sobreexplotación” del acuífero regional. No obstante, la fiscalización enfrenta resistencias y cuestionamientos por parte de organizaciones locales que denuncian falta de transparencia y prácticas que favorecerían a las grandes empresas.

Huayanca advirtió además que los pozos deben excavarse cada vez más profundo para encontrar agua: “Antes bastaba con cavar cinco metros, pero ahora hay que llegar a 100”, señaló la activista al medio británico.

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Un modelo productivo bajo examen

El análisis de BBC Mundo subraya que, pese a su fuerte aporte económico –las agroexportaciones representaron en 2024 el 4,6% del PBI peruano–, el modelo enfrenta una creciente discusión pública sobre su viabilidad ambiental y social.

La ecóloga Ana Sabogal, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, explicó que el desbalance hídrico constituye una amenaza estructural para la continuidad del negocio. “La situación actual no es sostenible a largo plazo”, afirmó a la BBC, y planteó que la industria solo puede mantenerse si se garantiza primero el abastecimiento de agua para la población y los ecosistemas.

Incluso cultivos emblemáticos como la uva, base del pisco peruano, entraron en el debate. Especialistas citados por BBC Mundo señalan que exportar uvas y sus derivados implica, en términos prácticos, “exportar agua”, un recurso escaso en el litoral desértico.

Mientras tanto, el tema se vuelve recurrente en cada ciclo electoral regional y nacional, aunque sin soluciones de fondo. Para organizaciones sociales y especialistas, la sostenibilidad hídrica será el factor decisivo para definir el futuro de uno de los modelos agroexportadores más dinámicos de América Latina.

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El desafío, coinciden las fuentes consultadas por la BBC, excede a Ica y compromete a todo el litoral agrícola peruano. La pregunta de fondo es si el crecimiento podrá sostenerse sin agravar la escasez de agua y sin profundizar las desigualdades entre los distintos actores del territorio. Por ahora, la respuesta permanece abierta.



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