Bank of America anunció que permitirá a sus más de 70 millones de clientes invertir en activos digitales a partir de enero, con una recomendación precisa: destinar entre 1% y 4% del portafolio para quienes estén dispuestos a asumir fuertes oscilaciones de precios. La medida, difundida originalmente por Forbes, se aplicará en Estados Unidos desde el 5 de enero de 2026 y marca un paso clave en la integración del sistema financiero tradicional con el mercado cripto, en un contexto de creciente demanda global.
La decisión alcanza a usuarios de Merrill, Bank of America Private Bank y Merrill Edge, que hasta ahora solo podían acceder a estos productos mediante solicitudes específicas a sus asesores o a través de opciones limitadas. Con esta apertura, el banco busca ampliar el acceso, aunque enfatiza que se trata de instrumentos aptos únicamente para perfiles con tolerancia al riesgo. “Para los inversores con un fuerte interés en la innovación temática y que se sienten cómodos con una volatilidad elevada, una asignación modesta del 1% al 4% en activos digitales podría ser apropiada”, señaló Chris Hyzy, director de inversiones de Bank of America Private Bank, en declaraciones citadas por Forbes.
A partir de enero, la entidad comenzará a ofrecer cobertura e integración de cuatro de los cinco ETF de bitcoin más grandes del mercado por capitalización: el Bitwise Bitcoin ETF, el Wise Origin Bitcoin Fund de Fidelity, el Bitcoin Mini Trust de Grayscale y el iShares Bitcoin Trust de BlackRock. En conjunto, estos fondos administran más de US$94.000 millones, un volumen que refleja la consolidación de los activos digitales dentro del mercado institucional.
El paso de Bank of America no es aislado. Forma parte de un movimiento más amplio dentro de Wall Street, en el que actores como Morgan Stanley, BlackRock y Fidelity Investments ya impulsan productos basados en criptomonedas para clientes minoristas e institucionales. Incluso Vanguard, históricamente reticente a los criptoactivos, anunció que habilitará operaciones con ETF y fondos mutuos vinculados al sector en su plataforma de corretaje, lo que evidencia un cambio de postura dentro de las empresas de gestión de activos más conservadoras.
La expansión institucional del ecosistema cripto ocurre en paralelo al crecimiento del interés entre inversores jóvenes y perfiles dispuestos a asumir altos niveles de riesgo a cambio de potenciales retornos superiores. En este escenario, Bank of America busca posicionarse como un intermediario que ofrece acceso regulado, con advertencias explícitas sobre los riesgos asociados. La volatilidad, subraya el banco, sigue siendo un factor central que obliga a establecer límites estrictos dentro de cualquier estrategia de diversificación.
La integración de ETF de bitcoin responde también al avance de la industria en materia regulatoria. Con la aprobación de los primeros fondos de bitcoin al contado en Estados Unidos y el crecimiento de volúmenes operativos, los bancos tradicionales encontraron un puente formalizado para ofrecer exposición al activo sin gestionar directamente criptomonedas en wallets propias. Para los clientes, esto implica la posibilidad de invertir en instrumentos regulados bajo los mismos estándares que otros productos de mercado.
La recomendación del banco —limitada a un máximo del 4% del portafolio total— apunta a equilibrar la incorporación de activos emergentes con criterios de prudencia financiera. Analistas consultados por medios internacionales anticipan que, con esta apertura, la demanda minorista podría aumentar en los meses posteriores al lanzamiento, especialmente entre inversores que buscan diversificar carteras tradicionales dominadas por acciones y bonos. Sin embargo, destacan que la exposición recomendada sigue siendo acotada frente a la alta volatilidad histórica del bitcoin y otros criptoactivos.
Hyzy explicó que el movimiento está alineado con el interés creciente por inversiones temáticas, un segmento que incluye tecnología, inteligencia artificial, energías renovables y activos digitales. Según el ejecutivo, los clientes que buscan oportunidades en sectores de alto crecimiento suelen mostrar mayor predisposición a soportar fluctuaciones abruptas, condición esencial para operar en el mercado cripto.
La medida también puede interpretarse como un intento de mantener competitividad frente a otros gigantes financieros que ya avanzaron en esa dirección. BlackRock, por ejemplo, no solo administra uno de los mayores ETF de bitcoin del mundo, sino que se posicionó como una de las fuerzas institucionales más influyentes en la expansión del ecosistema. Morgan Stanley, por su parte, permite a clientes con altos patrimonios acceder a productos vinculados desde 2021. El ingreso de Bank of America amplía esa tendencia hacia un público masivo.
En términos de impacto global, la decisión podría generar un efecto dominó entre otras instituciones financieras que todavía dudan en incorporar activos digitales dentro de su oferta minorista. Al tratarse de uno de los bancos más grandes de Estados Unidos, su participación valida un sector que durante años fue visto con escepticismo por parte del sistema tradicional.
Para los defensores del ecosistema cripto, el anuncio representa un nuevo hito en la legitimación del mercado, que se vio impulsado en los últimos años por la profesionalización de los servicios de custodia, el ingreso de inversores institucionales y la creación de productos regulados. Para los críticos, en cambio, plantea el riesgo de una sobreexposición del público general a activos con alta incertidumbre. En ese punto, la recomendación del 1% al 4% aparece como un marco de contención para evitar riesgos excesivos.
La apertura de Bank of America se inscribe finalmente en un proceso de convergencia entre finanzas tradicionales y tecnología blockchain, donde los bancos buscan responder a nuevas demandas sin perder control del riesgo. Con millones de clientes habilitados a operar desde enero, el mercado estará atento a cómo evoluciona esta nueva etapa para los activos digitales dentro de la banca global.
