Europa endurece su postura: Macron advierte que la UE evalúa aranceles contra China si no reduce su superávit comercial

La Unión Europea deberá considerar la implementación de aranceles contra China si el gobierno de Xi Jinping no adopta medidas concretas para reducir su abultado superávit comercial con el bloque, afirmó este viernes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, tras su visita oficial a Beijing, según informó Infobae. El mandatario sostuvo que el volumen de importaciones procedentes del gigante asiático está afectando la competitividad industrial del continente y remarcó que Europa necesita una estrategia conjunta para enfrentar el creciente desequilibrio.

Macron realizó estas declaraciones en una entrevista con el diario francés Les Échos, donde explicó que transmitió a las autoridades chinas su profunda preocupación por la magnitud del excedente comercial, al que calificó como “insostenible”. El presidente subrayó que el flujo de bienes chinos hacia Europa ha llegado a niveles que “están matando a sus propios clientes”, en referencia a la presión que sufren las industrias europeas por la competencia de productos de bajo costo.

Los datos recientes respaldan esta posición. De acuerdo con cifras del Tesoro francés, el déficit comercial de Francia con China superó los USD 54.000 millones durante el último año. A escala europea, el panorama es aún más significativo: en el primer semestre de 2025, Beijing registró un superávit de USD 143.000 millones con la Unión Europea, la cifra más alta de la que se tenga registro para un período de seis meses, según estadísticas oficiales citadas por Infobae.

La llegada masiva de productos chinos —incluidos equipos electrónicos, maquinaria y automóviles— ha generado tensiones en distintos sectores industriales del continente. De acuerdo con Macron, este fenómeno no solo erosiona la competitividad europea, sino que también coloca a la región en una posición especialmente vulnerable frente a las dos potencias económicas que dominan el comercio global: Estados Unidos y China.

Durante su visita a Beijing, el mandatario explicó que planteó estas inquietudes de manera directa ante los funcionarios chinos. En sus palabras, si Beijing no muestra voluntad de corregir el desequilibrio, la UE se verá obligada “a tomar medidas fuertes”, entre ellas aranceles o mecanismos de desacoplamiento similares a los que aplica Estados Unidos. “Si no reaccionan, los europeos nos veremos obligados en los próximos meses a tomar medidas de desacoplamiento, como ha hecho Estados Unidos”, sostuvo en declaraciones citadas por Infobae.

La advertencia estuvo acompañada por un pedido de mayor coordinación dentro de la Unión Europea. Macron confirmó que ya discutió este escenario con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el marco de las conversaciones sobre el futuro de la competitividad industrial del continente. Sin embargo, reconoció que algunos Estados miembros mantienen reservas respecto a la adopción de medidas más duras.

Entre esos países se encuentra Alemania, cuyo sector exportador posee estrechos vínculos con el mercado chino, en especial en las industrias automotriz y de maquinaria pesada. Aunque el presidente francés admitió que Berlín es reticente a modificar su relación económica con Beijing, también señaló que el gobierno alemán “está tomando conciencia del impacto del desequilibrio” y de los riesgos de dependencia estratégica.

Macron advirtió que Europa enfrenta una dinámica compleja: por un lado, los aranceles implementados por Estados Unidos han desviado parte de las exportaciones chinas hacia el mercado europeo; por otro, las empresas europeas instaladas en China expresan crecientes preocupaciones por la falta de transparencia, la rigidez regulatoria y un clima económico cada vez más restrictivo. Como resultado, según el presidente, Europa se ha convertido en un “mercado de ajuste”, situación que definió como “el peor escenario posible”.

En paralelo a las advertencias, Macron también presentó un marco posible de cooperación con China, siempre bajo reglas estrictas. Entre las propuestas, mencionó la eliminación de ciertas restricciones europeas a la exportación de maquinaria avanzada para semiconductores, condicionada a que Beijing reduzca las trabas que afectan el envío de tierras raras e insumos críticos hacia el bloque. Estos materiales son esenciales para la producción de tecnologías de punta, desde baterías hasta equipamiento médico.

Asimismo, el mandatario invitó a China a incrementar sus inversiones en Europa en áreas como energías renovables, robótica y movilidad eléctrica. No obstante, advirtió que estas inversiones “no deben ser depredadoras” ni generar dependencias que comprometan la autonomía estratégica de la región. En su visión, cualquier acercamiento económico debe estar acompañado por mecanismos que garanticen una “competencia justa” y un entorno equilibrado para todas las partes.

El líder francés situó estas discusiones dentro de un contexto más amplio, que incluye la necesidad de impulsar una transformación profunda del modelo industrial europeo. En este sentido, mencionó el informe elaborado por el ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que aboga por reforzar la capacidad productiva del continente y modernizar sus instrumentos económicos. También pidió revisar el ritmo de venta de bonos soberanos por parte del BCE, al considerar que podría presionar al alza las tasas de interés y perjudicar la recuperación económica.

Para Macron, estos desafíos requieren de un Europe más ágil, con regulaciones simplificadas, un mercado interno más integrado y una política industrial sólida. Sin embargo, insistió en que la clave está en la unidad: sin una posición común frente a Beijing, cualquier intento de reequilibrar la relación comercial será insuficiente.

Hacia el cierre de su análisis, el presidente reiteró que las conversaciones con China deben basarse en objetivos “claros y precisos”. Según explicó, Europa necesita proteger su base industrial, corregir desequilibrios significativos y asegurar que las inversiones extranjeras no comprometan sectores estratégicos. “El propósito es establecer reglas que garanticen una competencia justa y un marco económico equilibrado”, concluyó.

Las declaraciones de Macron marcan un punto de inflexión en la postura europea hacia China. Aunque la relación bilateral continúa siendo relevante para ambas partes, el creciente superávit comercial y la pérdida de competitividad industrial están llevando al bloque a reconsiderar su posición. La discusión sobre posibles aranceles y nuevas medidas de control comercial ingresará ahora en la agenda europea, donde los consensos son complejos pero cada vez más urgentes.