Soja: ROSARIO
$496.000 1.22%
Maíz: ROSARIO
$275.000 0.00%
Trigo: ROSARIO
$240.000 -2.04%
Una inversión de US$250 millones durante los próximos cuatro años marcará el desembarco de Federal Card Services (FCS) en India, donde la compañía instalada en Estados Unidos y liderada por los argentinos Matías Gainza Eurnekian y Cristian Calandria construirá una de las mayores plantas del mundo para producir tarjetas metálicas y biodegradables. La información surge de una entrevista publicada por Forbes, donde ambos ejecutivos detallaron el alcance industrial y social de su nuevo proyecto en Pune, una ciudad estratégica para el sector tecnológico.
La expansión asiática representa un salto de escala para la empresa, que ya opera en Estados Unidos, Irlanda, Argentina y diversos mercados de Europa y América Latina. La nueva planta iniciará sus actividades con unos 250 trabajadores y proyecta superar los 1.000 empleados en un plazo de tres años. Según Gainza Eurnekian, la decisión de radicarse en India se tomó tras una experiencia fallida en China durante la pandemia, pero rápidamente encontraron condiciones favorables. “India fluyó y nos sentimos muy cómodos; es un país abierto, con leyes claras y mucho talento”, afirmó.
La compañía ya avanza en la instalación de laboratorios y en la estructura administrativa local. Para FCS, India ofrece no solo un mercado en expansión sino también un ecosistema profesional capaz de multiplicar la innovación. “Llevamos una idea y nos devuelven siete”, resumió el CEO, destacando la calidad del capital humano indio.
FCS produce anualmente más de 50 millones de tarjetas, un volumen que la coloca entre las principales firmas globales del sector premium. Su apuesta se diferencia por materiales no tradicionales: tarjetas metálicas, maderas certificadas, versiones biodegradables con semillas —que pueden transformarse en un árbol al finalizar su vida útil— y ediciones especiales en oro, plata, platino o roca, orientadas a clientes de Medio Oriente y Asia.
“La tarjeta sigue siendo un símbolo de pertenencia y confianza. Queremos que también sea un símbolo de innovación y respeto ambiental”, explicó Gainza Eurnekian. La incorporación de inteligencia artificial en procesos internos permitió reducir tiempos de transferencia tecnológica entre plantas, un cambio que antes requería grandes equipos de ingenieros y hoy se resuelve con mayor eficiencia.
Esta capacidad de adaptación —sumada a una logística ágil y a un equipo multinacional— abrió puertas en bancos de enorme escala. Calandria contó que recientemente presentaron una propuesta a una entidad asiática que analiza multiplicar por diez sus volúmenes actuales gracias a la solución tecnológica ofrecida por FCS. “Te eligen porque combinás calidad global con velocidad de respuesta”, sostuvo.
Aunque su sede corporativa está en Miami y su base histórica en Ohio, entre el 30% y 35% del staff mundial de FCS es argentino. La empresa mantiene oficinas de gestión en Buenos Aires y Rosario, y un vínculo estrecho con universidades como la UTN, donde busca talento para investigación y desarrollo.
Gainza Eurnekian afirmó que observa un “regreso de seriedad” en Argentina y expectativas positivas para proyectos futuros. Si bien por ahora el foco está puesto en la formación de recursos humanos, no descarta ampliar operaciones tecnológicas en el país a medida que el entorno económico se estabilice. “Para mi generación, no era fácil imaginar volver a emprender en Argentina. Hoy lo veo posible”, señaló.
El desembarco en India no se limita al ámbito industrial. FCS lanzó recientemente la Fundación MATE, una iniciativa social basada en valores del fútbol argentino que trabaja con escuelas públicas y rurales de Pune. Su primer encuentro superó las previsiones: esperaban 70 chicos y recibieron 115, en su mayoría niñas.
La fundación ofrece espacios para actividades físicas, entrenadores y equipamiento, pero también busca transmitir valores como trabajo en equipo, esfuerzo y construcción de metas. El programa se extenderá a 20 escuelas y, en una segunda etapa, a otros países donde la empresa opera.
Antes de liderar FCS, Gainza Eurnekian—formado en Harvard y MIT—fundó empresas pioneras en nanotecnología en Argentina y Brasil, como Unitec Blue y Unitec Semiconductores. Su paso por Corporación América, la empresa de su tío Eduardo Eurnekian, marcó su desarrollo profesional. Aunque la salida del grupo fue tensa, hoy destaca el vínculo reconstruido: “Él me inventó, por así decirlo. Solo tengo agradecimiento”.
Calandria, con más de 35 años de experiencia en desarrollo de negocios, comercio internacional y fusiones y adquisiciones, se sumó a FCS para estructurar las finanzas, pero la sociedad evolucionó hacia una dirección compartida. “Somos muy emprendedores y bajo presión nos entendemos. Si te entendés ahí, todo fluye”, describió.
Ambos señalan que la combinación de perfiles —uno tecnológico, otro estratégico— les permite oxigenar la gestión y enfrentar la complejidad de una agenda global con husos horarios opuestos.
En 2024, FCS recibió una oferta de US$280 millones por parte de un fondo con participación en su industria, pero la rechazó. Según Calandria, conservar una estructura privada otorga velocidad de decisión, especialmente en mercados tecnológicos altamente cambiantes.
Sobre la valuación de la empresa, aclaró que las cifras tradicionales no capturan el potencial de crecimiento ni la diversidad de unidades de negocio, que incluyen incluso activos de real estate. Gainza Eurnekian fue más directo: “Vamos a ser unicornio. No es un sueño; es una ruta de trabajo”.
Con una expansión industrial inédita, un plan social en marcha y un enfoque intensivo en innovación, FCS se posiciona como una de las compañías tecnológicas con mayor proyección global lideradas por ejecutivos argentinos.
