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El presidente Javier Milei oficializó la creación de la Secretaría de Asuntos Nucleares, un nuevo organismo dependiente del Ministerio de Economía que tendrá como función central ordenar, impulsar y articular el desarrollo del sector atómico argentino. El anuncio, que se integrará dentro de la arquitectura estratégica de gobierno, busca posicionar al país como un actor competitivo en el mercado internacional del uranio y reactivar una industria que, en palabras oficiales, podría transformar la matriz energética nacional.
La designación del Dr. Federico Ramos Napoli al frente del área marca un giro en la conducción técnica del sector. El Gobierno sostiene que su perfil cumple con los requisitos necesarios para articular industrias clave, acelerar decisiones regulatorias y unificar criterios productivos en un ecosistema que, hasta ahora, operaba con áreas fragmentadas y poca coordinación ejecutiva. Su llegada, remarcan en despachos oficiales, responde a un pedido interno de especialistas nucleares, quienes reclamaban mayor jerarquía institucional para la actividad.
Argentina acumula más de siete décadas de conocimiento científico, ingeniería aplicada y desarrollo tecnológico vinculado al átomo. Ese capital histórico, sostienen en el oficialismo, no se tradujo aún en un liderazgo industrial del tamaño posible. La nueva secretaría se presenta como respuesta a esa oportunidad: centralizar decisiones, destrabar proyectos y promover inversiones tanto nacionales como extranjeras. El objetivo de máxima es claro: convertir al país en una potencia exportadora de uranio, radioisótopos y reactores avanzados.
La elección de Ramos Napoli no fue casual. Su paso por DIOXITEK S.A., donde fue gerente general y luego presidente, figura como antecedente principal para interpretar su rol actual. En esa gestión encabezó la normalización del suministro de uranio para las centrales argentinas, un problema que amenazaba la continuidad operativa del sistema nuclear. También lideró la reestructuración financiera de la empresa estatal, logrando eliminar el déficit y aumentar los niveles de producción.
Además de su experiencia directa en la cadena de valor del uranio, trabajó con Nucleoeléctrica Argentina S.A. en procesos administrativos y asesoró a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en la planificación productiva del reactor RA-10. Ese proyecto, uno de los más relevantes de la ciencia local, apunta a posicionar a Argentina como proveedor mundial de radioisótopos para medicina nuclear, un mercado con demanda creciente en tratamientos oncológicos y diagnósticos de alta precisión.
Desde el entorno presidencial aclaran que Ramos Napoli participó previamente en reuniones técnicas en el Salón de los Próceres con equipos cercanos a Santiago Caputo, aunque descartan cualquier vínculo con Karina Milei, desmintiendo versiones difundidas meses atrás por distintos portales.
El Gobierno identifica a la energía nuclear como un vector clave dentro de su plan económico. La lectura oficial sostiene que una mayor generación atómica reduciría la dependencia de combustibles fósiles, garantizaría estabilidad en la provisión eléctrica y ampliaría el atractivo del país para industrias intensivas en consumo energético, como el procesamiento de datos, la computación de alto rendimiento y la inteligencia artificial. En esa línea, destacan el interés global por fuentes de bajas emisiones, tendencia alineada con compromisos climáticos de largo plazo.
A esa dinámica interna se suma un mercado internacional en expansión. El precio del uranio registra aumentos sostenidos y varios países revisan su matriz energética con foco en tecnologías nucleares de última generación. Para la administración Milei, el contexto ofrece una oportunidad que exige rapidez y reglas claras. De allí la creación de una estructura institucional capaz de articular minería, energía, investigación y exportaciones bajo una sola conducción política.
La Secretaría de Asuntos Nucleares trabajará tanto en reactivar proyectos de exploración y explotación de uranio como en impulsar la modernización de centrales y laboratorios. La meta es ampliar la capacidad de abastecimiento local y, en paralelo, escalar hacia un rol exportador en cadenas globales de valor vinculadas a combustibles nucleares y reactores modulares conocidos como SMR (Small Modular Reactors), tecnología que distintos países promueven como nueva etapa de generación limpia, flexible y de menor infraestructura inicial.
El sector nuclear argentino posee ventajas competitivas: profesionales formados, infraestructura científica acumulada y conocimiento en ingeniería. Sin embargo, los especialistas coinciden en que la disponibilidad de capital, la previsibilidad regulatoria y la continuidad técnica serán decisivas para el crecimiento. El Gobierno apuesta a que el nuevo organismo otorgue velocidad en la toma de decisiones y sirva como ventana institucional para empresas e inversores internacionales que evalúan proyectos en el país.
Además de las oportunidades económicas, la iniciativa incluye la expansión del uso del átomo con fines médicos e industriales. La producción de radioisótopos, el desarrollo de medicina nuclear y las exportaciones de material para usos terapéuticos podrían convertirse en una fuente sostenible de ingresos. En el ámbito tecnológico, la industria prevé ampliar cooperación con países interesados en innovación aplicada a reactores de investigación y a la fabricación de componentes de alta precisión.
La señal es política y técnica: para el Ejecutivo, la energía nuclear deja de ocupar un rol secundario y pasa a convertirse en una prioridad estatal. El desafío será sostener el impulso inicial, garantizar financiamiento a largo plazo, integrar la actividad minera al circuito productivo y asegurar estándares de seguridad que acompañen el crecimiento. La articulación institucional bajo un mando centralizado busca responder a esas necesidades con un marco de gobernanza más simple y ejecutivo.
La apuesta oficial, de concretarse, podría modificar el perfil energético del país y abrir una etapa orientada tanto al autoabastecimiento como a la exportación de insumos estratégicos. Según detalló El Economista, el Gobierno sostiene que la Argentina tiene las condiciones para competir en el escenario global del uranio y aspira a que la renovación institucional marque el inicio de un ciclo de expansión sostenida. El movimiento político ya está en marcha; el resultado dependerá de inversión, tiempo y continuidad.
