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La industria argentina volvió a encender las alertas frente al creciente protagonismo de China en el comercio global, según plantearon este jueves los principales ejecutivos del Grupo Techint durante el Seminario Propymes realizado en Buenos Aires, encuentro que contó con la presencia de Paolo Rocca y de la senadora Patricia Bullrich. Los directivos coincidieron en que la aceleración exportadora del gigante asiático, sumada al endurecimiento de la política comercial de Estados Unidos, está modificando la dinámica de la competencia global y obliga a la Argentina a definir una estrategia clara para sostener su estructura productiva.
A lo largo de la jornada se repasaron los cambios en los flujos comerciales, la volatilidad de los precios internacionales y el impacto de las nuevas medidas de protección adoptadas por las principales potencias. Los referentes de Techint advirtieron que la combinación de estos factores presiona sobre proveedores locales, distorsiona los precios relativos y altera la estabilidad de las cadenas de valor.
En ese marco, el vicepresidente institucional del grupo, Javier Martínez Álvarez, describió el contexto global como un proceso de “cambios tectónicos” profundizado por la incorporación de China a la OMC. Explicó que las economías occidentales abrieron sus mercados sin evaluar que enfrentaban a un país con planificación estatal estricta, lo que —según su análisis— derivó en la pérdida de capacidades industriales. Afirmó también que la reacción política en países desarrollados, incluida la de Donald Trump, fue una consecuencia del avance chino y no su origen.
El directivo planteó que la Argentina debe decidir cómo insertarse en estas nuevas reglas de juego. Enfatizó que la discusión dejó de ser una simple disyuntiva entre apertura o protección, y pasó a enfocarse en cómo competir en un escenario donde las potencias imponen condiciones más duras. Para ilustrarlo, advirtió que el país podría “seguir jugando al fútbol cuando el resto del mundo ya juega al hockey sobre hielo”. En la misma línea, Rocca señaló que China mantiene “una actitud predatoria” orientada a ampliar su influencia estratégica.
Los ejecutivos remarcaron que el vínculo con China plantea riesgos de primarización y profundiza el déficit industrial, mientras que observaron un horizonte de oportunidades con Estados Unidos, especialmente ante la sintonía política entre los gobiernos de Javier Milei y Donald Trump, que avanzan en un acuerdo comercial con eje en bienes industriales y energía.
El capítulo energético fue presentado por Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, quien puso el foco en el rol de Vaca Muerta como motor de crecimiento. Destacó que en 2025 la producción alcanzó cerca de 800 mil barriles diarios de petróleo, lo que supone un récord histórico, y proyectó que hacia 2030 la cifra podría superar los 1,5 millones de barriles por día. En gas, subrayó que la puesta en marcha del gasoducto Perito Moreno redujo de 80 a 25 los barcos de importación anual y permitió equilibrar la balanza energética desde 2023.
Markous enfatizó que estos avances fueron posibles gracias al entramado industrial nacional y la intervención de pymes en proyectos como Fortín de Piedra, que produce 25 millones de metros cúbicos de gas por día y abastece a uno de cada cinco hogares en invierno. Según explicó, el desafío es consolidar una cadena de valor capaz de sostener nuevos desarrollos y fortalecer la competitividad energética del país.
El análisis del mercado global del acero quedó a cargo de Martín Berardi, presidente ejecutivo de Ternium Argentina, quien describió un escenario marcado por el crecimiento moderado de China pero con una expansión exportadora acelerada. Según detalló, el país asiático ya produce el 35% de las manufacturas del mundo, multiplicó por siete sus exportaciones de autos en siete años y triplicó su superávit comercial global.
En América Latina, solo Brasil mantiene superávit con China, mientras que la Argentina cerró 2024 con un déficit total de USD 9.000 millones, de los cuales USD 16.000 millones corresponden al sector industrial. En acero, el panorama fue aún más impactante: con una caída del 17% en su consumo interno, China elevó sus exportaciones de 54 a 132 millones de toneladas en cinco años, el doble de todo el consumo latinoamericano. Las ventas a la región crecieron de seis a diecisiete millones de toneladas, lo que implica que uno de cada cinco toneladas consumidas proviene del país asiático.
Berardi señaló que la respuesta internacional incluyó más de 1.000 medidas de defensa comercial, de las cuales cerca de 300 apuntan al acero, con aranceles que en Estados Unidos alcanzan el 100%. A su vez, Canadá, México, la Unión Europea y Brasil replicaron políticas similares. En la Argentina, el consumo aparente cayó 32% en 2024, mostró un repunte en 2025 y podría crecer 12% en 2026 si la actividad económica mejora más del 3%.
La encuesta Propymes, realizada entre 235 empresas, reveló expectativas moderadas en facturación e inversión, aunque una fuerte vocación por sostener el empleo calificado. Al mismo tiempo, las importaciones indirectas de acero pasaron de 56.000 a más de 101.000 toneladas mensuales desde el período 2017-2019, con una participación china que aumentó del 18% al 32%. Esa presencia se refleja en productos como galpones, silos, estanterías y electrodomésticos.
En el cierre del encuentro, los ejecutivos coincidieron en que la Argentina debe avanzar en reformas laborales, tributarias y tecnológicas, definir reglas para el ingreso de manufacturas chinas y garantizar previsibilidad para la inversión industrial. Ese diagnóstico, reconstruido a partir de la información publicada por Infobae, sintetiza un debate que se volvió central para el futuro de la estructura productiva nacional.
