El desarrollo de Vaca Muerta atraviesa una nueva etapa de expansión territorial y productiva, impulsada por proyectos que avanzan sobre áreas consideradas de frontera dentro de la cuenca. Así lo afirmó Pablo Bizzotto, CEO de Phoenix Global Resources, quien sostuvo que la compañía está “expandiendo las fronteras de Vaca Muerta” y consolidando nuevos polos productivos en Neuquén y Río Negro. Las definiciones fueron publicadas en una columna de opinión difundida por el Diario Río Negro, y resultan relevantes porque reflejan el momento de inflexión que vive el shale argentino y los desafíos que enfrenta para competir a escala global.
Bizzotto realizó un repaso del recorrido histórico de Vaca Muerta y recordó que, en sus inicios, el desarrollo no convencional era visto por muchos como una utopía. Sin embargo, destacó que la calidad del recurso, sumada a la continuidad del trabajo técnico y a la confianza sostenida en los equipos, permitió transformar ese escepticismo inicial en el mayor proyecto de reconversión energética de la historia argentina. Según expresó, el proceso no estuvo exento de incertidumbres, pero la decisión de avanzar fue clave para cambiar el rumbo de la industria.
Phoenix Global Resources ingresó al shale en 2021, en un momento en el que parte de la cuenca aún era considerada marginal. Desde entonces, la compañía apostó a correr los límites geográficos y productivos del no convencional. Actualmente, Phoenix tiene en producción los desarrollos de Mata Mora Norte, en Neuquén, y Confluencia Norte y Sur, en Río Negro, proyectos que, de acuerdo con Bizzotto, demuestran que el crecimiento de Vaca Muerta no se limita a su núcleo tradicional.
El CEO detalló que esos bloques, que durante años fueron considerados “fuera del mapa”, hoy conforman un hub productivo que alcanza cerca de 20.000 barriles diarios de petróleo, con 44 pozos activos, y que la compañía proyecta inversiones superiores a los 2.000 millones de dólares en los próximos cuatro años. Para Bizzotto, el caso de Mata Mora y Confluencia no es solo un logro geológico, sino un símbolo de atrevimiento y desarrollo sostenible, al demostrar que el potencial del shale puede ampliarse más allá de lo inicialmente previsto.

En su análisis, el ejecutivo sostuvo que la combinación entre el potencial de la roca y el trabajo de los equipos técnicos es lo que permite construir proyectos competitivos y, a partir de allí, obtener el respaldo de los accionistas para invertir en un portafolio global. En ese sentido, afirmó que los desarrollos de Phoenix permiten estimar que Vaca Muerta podría ampliar su acreage entre un 5% y un 10%, incluso con la producción de crudos más pesados, un escenario que hasta hace pocos años parecía inviable dentro del shale argentino.
Bizzotto señaló que la industria del no convencional en la Argentina se encuentra hoy en un punto de inflexión, al haber alcanzado una escala que durante años fue solo una aspiración. Desde su perspectiva, el país logró demostrar que es capaz de poner en valor un recurso de clase mundial, algo que, fuera de Norteamérica, se consiguió en muy pocos lugares. Ese logro, advirtió, no garantiza por sí solo el éxito futuro.
Para que el potencial de Vaca Muerta escale al siguiente nivel, el CEO de Phoenix remarcó la necesidad de consolidar condiciones macroeconómicas e institucionales. Entre los factores clave mencionó la estabilidad macroeconómica, la normalización del mercado de cambios y del flujo de capitales, la estabilidad impositiva y la existencia de reglas de juego claras y previsibles. Sin esos elementos, sostuvo, será difícil competir por inversiones en un contexto global cada vez más exigente.
En esa línea, Bizzotto advirtió que el sector enfrenta una ventana de oportunidad, especialmente en el segmento del petróleo, que exige acelerar decisiones. Sin embargo, aclaró que ese proceso solo generará valor si se avanza de manera consistente en la reducción de costos unitarios, que actualmente se ubican por encima de los del Permian, la principal cuenca shale de Estados Unidos. También subrayó la importancia de contar con contratistas y servicios confiables y de calidad.
Uno de los principales desafíos que identificó el directivo es la necesidad de prepararse para un escenario de precios internacionales más bajos. Según el análisis publicado por Río Negro, el sector proyecta un precio del Brent en el rango de 55 a 60 dólares por barril para el próximo año. En ese contexto, Bizzotto afirmó que la competitividad deja de ser una opción para convertirse en una necesidad, ya que cada dólar de costo incremental y cada ineficiencia operativa pesan directamente sobre la viabilidad de los proyectos.
El CEO de Phoenix remarcó que estos desafíos no pueden ser abordados de manera aislada. Por el contrario, requieren trabajo conjunto entre operadoras y distintos stakeholders, incluyendo empresas de servicios, proveedores, sindicatos y el Estado en sus distintos niveles. La coordinación y la mejora sistémica aparecen, en su visión, como condiciones indispensables para crecer de manera sustentable.
Bizzotto también hizo hincapié en la importancia de la estabilidad cambiaria, la eliminación de restricciones para el giro de utilidades, la reducción del riesgo país y el acceso a financiamiento a costos razonables. Para una industria intensiva en capital y de largo plazo, estos factores no son accesorios, sino la plataforma sobre la cual se sostiene la expansión.
En el caso de Phoenix, el respaldo financiero proviene de su accionista principal, Mercuria Energy Trading, uno de los traders de commodities más relevantes a nivel global. Bizzotto destacó que la capacidad de ejecución del equipo local permitió recuperar la confianza de los accionistas y consolidar el apoyo al proyecto no convencional, así como al análisis de nuevas oportunidades de negocio en la cuenca y en el país.
El ejecutivo sostuvo que la apuesta de Mercuria refleja un cambio de percepción sobre la Argentina, con accionistas que vuelven a confiar y evalúan expandir su presencia en distintos segmentos de la industria energética. Ese proceso, afirmó, podría generar un shock de confianza con impactos que trascienden al sector del petróleo y el gas.

En el cierre de su análisis, Bizzotto señaló que la industria se encuentra ante un momento único para convertirse en un motor sostenido de crecimiento, empleo, exportaciones e innovación. La primera etapa del desarrollo de Vaca Muerta ya fue transitada con éxito; el desafío ahora es avanzar hacia la siguiente fase, con mayor escala y competitividad. “El mapa de Vaca Muerta dejó de ser un recuadro: hoy es una geografía viva y en plena expansión”, concluyó, según publicó el Diario Río Negro.