Federico Landgraff: “La innovación en el agro es clave para garantizar seguridad alimentaria y sostenibilidad”

Por Agroempresario.com

Federico Landgraff, director ejecutivo de CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes) participó del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com, el pasado 25 de agosto, en el Hilton Hotel de Puerto Madero, un espacio que reunió a líderes del sector agroindustrial, productores, investigadores y autoridades para debatir sobre los desafíos de la seguridad alimentaria, la innovación tecnológica y la sustentabilidad de la producción de alimentos en Argentina y la región.

En este marco, el Director Ejecutivo de CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes), ofreció una intervención centrada en el rol de la innovación tecnológica y la gestión responsable en la generación de alimentos suficientes para un planeta que proyecta alcanzar 9.700 millones de habitantes en 2050.

La seguridad alimentaria y el desafío de 2050

Landgraff comenzó su exposición enfatizando que la seguridad alimentaria es un concepto amplio que no solo involucra la producción de alimentos, sino también aspectos de distribución, acceso y calidad nutricional. Sin embargo, su foco estuvo en la producción, destacando que, según estimaciones de la FAO, será necesario incrementar la producción de alimentos entre un 50 y 70% para atender la demanda global en 2050.

“Esto no se trata solo de producir más, sino de producir alimentos adecuados a las dietas cambiantes y a las necesidades nutricionales de una población creciente. Es un desafío enorme”, subrayó Landgraff.

Para ilustrar la magnitud del desafío, compartió datos concretos: se necesitan 70 metros cuadrados de campo para producir el desayuno de una persona. A modo de analogía, para alimentar a 100 personas durante un desayuno se requiere un campo de fútbol, y para un estadio con 80.000 personas, serían necesarias cerca de 600 hectáreas de producción.

“Estamos hablando de un planeta con recursos limitados, donde la tierra arable disponible es finita. Esto nos obliga a repensar la producción agropecuaria con innovación y sostenibilidad”, señaló Landgraff. 

Innovación tecnológica: más allá de la ciencia

El director de CASAFE destacó que el incremento actual en productividad de cereales promedia entre 1,5 y 2% anual, lo que al proyectarse hacia 2050 implicaría un aumento acumulado de 44%, insuficiente frente a la demanda proyectada.

“Esto demuestra que la productividad por sí sola no alcanzará.

Necesitamos innovación, no solo en ciencia y tecnología, sino también en gestión, coordinación público-privada y buenas prácticas agrícolas”, afirmó.

Landgraff resaltó la importancia de los bioinsumos y agroquímicos de síntesis química, señalando que deben combinarse adecuadamente para optimizar la producción de manera sustentable. Además, destacó el papel de herramientas tecnológicas como drones e inteligencia artificial, que han transformado el agro en las últimas décadas.

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Buenas prácticas agrícolas y licencia social para operar

Otro eje central de la intervención fue la necesidad de generar confianza social: “No basta con hacer bien las cosas; debemos mostrar que hacemos las cosas bien”, indicó. La licencia social para operar, explicó, es un concepto que refleja la aprobación de la sociedad para que la actividad agropecuaria continúe de manera responsable.

CASAFE, según Landgraff,capacita anualmente a 60.000 personas en la aplicación responsable de fitosanitarios, cuenta con plataformas de certificación de seguridad de depósitos y trabaja para garantizar que la industria cumpla con los estándares más altos de seguridad, eficiencia y sustentabilidad.

“La sostenibilidad no es un concepto abstracto; se traduce en prácticas concretas que preservan suelos, reducen la deforestación y minimizan la huella de carbono”, señaló.

Bioinsumos: un mercado emergente y estratégico

Landgraff dedicó un apartado especial a los bioinsumos, un segmento en crecimiento que complementa la química tradicional. Destacó que en Argentina, el mercado de bioinsumos ronda los 120 millones de dólares, frente a los 3.000 a 4.000 millones del sector de síntesis química, pero con mayor potencial de crecimiento.

“Hemos visto desarrollos importantes en fungicidas y bioinsecticidas, y aunque los herbicidas biológicos aún están en construcción, el sector está en expansión y tiene capacidad de innovación”, indicó Landgraff.

La combinación adecuada de bioinsumos y químicos, sumada a la incorporación de tecnología, constituye para CASAFE un factor clave para mejorar la productividad y la sustentabilidad, sin comprometer la seguridad alimentaria.

Rentabilidad y sostenibilidad: dos caras de la misma moneda

El director de CASAFE también abordó la dimensión económica: “La rentabilidad del productor es fundamental. Sin un sector agropecuario rentable, no se puede sostener la aplicación responsable de tecnologías ni la inversión en innovación”.

Langa vinculó la rentabilidad con la capacidad de incorporar nuevas tecnologías y de fortalecer la gestión responsable de insumos, generando un círculo virtuoso: mayor eficiencia → mayor sustentabilidad → mayor aceptación social.

Innovación en gestión y cooperación público-privada

Además de la ciencia y tecnología, Langa destacó que la innovación en gestión y cooperación público-privada es un elemento diferenciador en el sector agroindustrial argentino. “No basta con producir más; necesitamos articular esfuerzos entre empresas, organismos públicos y productores para generar impacto real en la producción y en la sustentabilidad”, explicó.

La combinación de ciencia, gestión y compromiso social permite que Argentina mantenga un sector agropecuario dinámico y competitivo, con productores jóvenes y dispuestos a incorporar tecnología rápidamente.

De la historia a la modernidad: del arado a los drones

Landgraff recordó la evolución tecnológica del agro argentino: “En un siglo pasamos del arado manual a la aplicación con drones. La capacidad de innovación en nuestro país es extraordinaria y nos permite enfrentar los desafíos futuros con esperanza y confianza”.

En ese contexto, la bioeconomía y los bioinsumos emergen como elementos estratégicos, que deben desarrollarse en paralelo con tecnologías de síntesis química, manteniendo un enfoque sostenible y responsable.

Capacitación y compromiso social

La formación de productores y técnicos es otro pilar de la estrategia de CASAFE. Según Landgraff, las 60.000 personas capacitadas anualmente garantizan la correcta aplicación de fitosanitarios y el uso responsable de insumos, lo que contribuye a la seguridad alimentaria y al cuidado ambiental.

Además, las plataformas de certificación de depósitos y la promoción de buenas prácticas agrícolas buscan dar transparencia a la industria y fortalecer la confianza social, una condición imprescindible para operar y crecer en el futuro.

Seguridad alimentaria y sostenibilidad: un desafío global

Landgraff  enfatizó que los desafíos de la seguridad alimentaria no son sólo locales, sino globales: “La producción de alimentos suficientes para 9.700 millones de personas en 2050 requiere innovación, eficiencia y colaboración”.

Para lograrlo, Argentina debe combinar productividad, innovación tecnológica, bioinsumos, gestión responsable y cooperación público-privada, integrando todos estos factores en una agenda clara y sostenible.