El precio del ternero alcanzó en diciembre de 2025 niveles históricamente elevados en la Argentina, consolidándose como el principal factor estructural detrás del reciente aumento en los valores de la hacienda en pie y de la carne vacuna al consumidor. Así lo señalaron técnicos del Rosgan, al advertir que la limitada disponibilidad de animales frente a una demanda que no cede explica mejor que cualquier otro elemento la dinámica actual del mercado ganadero, según informó Infobae.
La última referencia del Ternero Rosgan de diciembre superó los $5.700 por kilo, lo que implica una suba interanual del 86%. Medido en moneda constante, el valor se ubica 68% por encima del promedio de los últimos diez años, un registro que confirma la excepcionalidad del momento. Si bien hacia fin de año suele observarse una menor oferta estacional de terneros, los analistas remarcan que en esta campaña la restricción es más profunda, producto de factores acumulados en los últimos ciclos.

Entre esos factores aparece, en primer lugar, la retracción del stock ganadero registrada en años recientes, que redujo la base de animales disponibles. A ello se suma una demanda sostenida, tanto para reposición en invernada como por las expectativas de mejora en los mercados internacionales, que incentivan a los productores a retener hacienda y alargar los ciclos productivos.
Las buenas condiciones forrajeras que se dieron durante la primavera, salvo en algunas zonas afectadas por excesos hídricos, también jugaron un papel clave. Con más pasto disponible, muchos establecimientos optaron por postergar la venta de terneros livianos, apostando a recriarlos y obtener animales más pesados. Esta decisión, generalizada, profundizó la escasez de oferta inmediata y presionó al alza los precios de la invernada.
Los datos de los Documentos de Tránsito Electrónico (DTe) del SENASA confirman este cambio de comportamiento. Los registros muestran un patrón atípico, con mayor retención de machos con destino a invernada, una señal clara de que los productores están extendiendo los ciclos para maximizar kilos producidos por animal. Este fenómeno, aunque positivo en términos de eficiencia productiva, reduce transitoriamente la oferta de hacienda para faena.

Desde el Rosgan advierten que esta combinación de escasez estructural y retención estratégica podría estar generando un corrimiento en la estacionalidad habitual de la oferta. En la práctica, parte de los aumentos de precios que suelen observarse hacia el segundo bimestre del año estarían anticipándose, con impacto directo sobre los valores actuales de la hacienda.
Este proceso ya se refleja en los mostradores. Según el INDEC, la inflación minorista de noviembre fue del 2,5%, el registro más alto de los últimos seis meses, con una incidencia destacada del rubro Alimentos y bebidas. Dentro de ese segmento, la carne vacuna fue uno de los principales impulsores, con aumentos en algunos cortes que llegaron a ser hasta cuatro veces superiores al nivel general.
Los datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) refuerzan esta lectura. Considerando una canasta amplia de cortes, el precio de la carne vacuna mostró un incremento interanual del 72,8%, muy por encima de la inflación acumulada del 31,4% en el mismo período. En contraste, otras proteínas animales exhibieron subas más moderadas: la carne de pollo y de cerdo aumentaron en torno al 32-33%, en línea con el índice general de precios.
Esta divergencia llevó a los técnicos del Rosgan a descartar que el aumento de la carne vacuna responda a un repunte significativo del consumo interno. Si bien algunos indicadores salariales, como el RIPTE, muestran una leve recuperación, esa mejora no alcanza para explicar una suba tan marcada en relación con el resto de los bienes y servicios. La conclusión es que los factores de oferta están traccionando con mayor intensidad que la demanda local.
En ese sentido, el precio de la hacienda en pie aparece como el principal motor de los aumentos. Desde mediados de octubre, los valores comenzaron a acelerarse, trasladando presión a lo largo de la cadena. No obstante, el impacto en el consumidor final todavía no fue pleno. Al momento del último relevamiento, la brecha entre la evolución de la hacienda y los precios en góndola mostraba un rezago de entre 10 y 15 puntos porcentuales, lo que sugiere que los eslabones intermedios están absorbiendo parte del ajuste para sostener el nivel de ventas.

Los números del mercado confirman la tendencia. En el último mes, el novillito liviano en el Mercado Agroganadero (MAG) avanzó cerca de 10%, pasando de $4.000 a $4.400 por kilo vivo. En tanto, la referencia en gancho para esa misma categoría subió alrededor de 7,5%, de $7.000 a $7.525 por kilo, según el Centro de Consignatarios Directos de Hacienda.
De cara a los próximos meses, el interrogante central es hasta dónde podrá sostenerse este desacople entre el precio de la hacienda y el valor final de la carne. Los analistas advierten que, si la presión sobre la oferta persiste y los eslabones intermedios pierden margen para absorber aumentos, podría producirse un traslado más rápido al consumidor, con impacto negativo sobre el ritmo de ventas en un contexto de sensibilidad del poder adquisitivo.
En síntesis, el ternero en valores récord se consolidó como la clave explicativa del actual escenario ganadero. La combinación de menor stock, retención de hacienda, ciclos productivos más largos y demanda firme configura un panorama en el que la oferta seguirá siendo un factor crítico. La evolución de las condiciones climáticas, las decisiones de los productores y la respuesta del consumo serán determinantes para definir si esta tensión de precios se modera o se profundiza en el inicio de 2026.