El fundador de Rapanui, Diego Fenoglio, expresó un fuerte respaldo a la reforma laboral impulsada por el Gobierno de Javier Milei y sostuvo que su eventual aprobación podría generar un impacto significativo en la creación de empleo y en la economía en general. Las declaraciones fueron realizadas, durante una entrevista radial en Argentina, en la antesala del tratamiento del proyecto en el Senado de la Nación, previsto para febrero. La postura del empresario resulta relevante porque refleja la visión de un sector del empresariado que considera que el marco laboral vigente actúa como un freno estructural a la contratación. La información fue difundida por El Economista.
Durante la entrevista, Fenoglio sostuvo que la reforma laboral no necesariamente modifica de manera inmediata la conducta de cada empresario en particular, pero sí puede producir un cambio profundo a nivel país. “No sé si a mí, personalmente, pero sí al país le traerá un impulso tremendo”, afirmó, al referirse a los efectos que podría tener un nuevo marco normativo más previsible y menos litigioso para las empresas.
El empresario explicó que, independientemente del tamaño de las compañías, la legislación laboral actual condiciona fuertemente las decisiones de contratación. Desde su experiencia al frente de una empresa mediana con presencia internacional, Fenoglio remarcó que cada incorporación de personal implica un análisis exhaustivo, no solo por los costos salariales, sino por el riesgo legal asociado. “Antes de contratar a una persona lo analizamos 50 millones de veces, porque sabemos los juicios laborales que se nos vienen atrás”, señaló, en una frase que sintetizó su diagnóstico sobre el funcionamiento del mercado laboral argentino.

Fenoglio aclaró que Rapanui cuenta con una estructura profesionalizada y asesoramiento legal permanente, una ventaja que no está al alcance de todas las empresas. “Nosotros somos una empresa mediana, con estudios de abogados”, explicó, y contrastó esa situación con la realidad de los pequeños emprendimientos, que suelen quedar más expuestos frente a conflictos laborales. En ese sentido, sostuvo que el temor a litigios actúa como un desincentivo directo a la generación de empleo formal, especialmente en las pymes.
Al profundizar en su crítica al marco normativo vigente, el fundador de Rapanui fue categórico. “Te ponen una pata en la cabeza antes de empezar a armar una empresa con la legislación laboral tal como está ahora”, afirmó, al describir el clima que enfrentan quienes buscan emprender o expandir un negocio. Para ilustrar ese punto, relató experiencias cercanas de otros empresarios. “Yo tengo cuatro o cinco amigos que han tenido juicios y que casi se funden. Otro amigo tuvo que cerrar tres veces su imprenta y tuvo que rearmar otra empresa por los líos laborales”, agregó.
Las declaraciones de Fenoglio se producen en un contexto en el que el Gobierno nacional impulsa una reforma laboral orientada a reducir la litigiosidad, promover la formalización y dar mayor previsibilidad a empleadores y trabajadores. El proyecto forma parte de un paquete de iniciativas que buscan modificar reglas estructurales de la economía argentina y que ya generaron un intenso debate político, sindical y empresarial.
Desde el oficialismo sostienen que el esquema actual incentiva la informalidad, ya que muchas empresas optan por no contratar o hacerlo fuera del sistema para evitar riesgos legales difíciles de administrar. Fenoglio coincidió con ese diagnóstico y vinculó directamente la reforma con una posible expansión del empleo registrado. “Sin ninguna duda va a generar más laburo. Y va a aparecer más gente en blanco”, aseguró, al tiempo que reconoció que la informalidad no es una situación deseable ni para los empleadores ni para los trabajadores.
El empresario subrayó que, en muchos casos, la informalidad no responde a una decisión deliberada de incumplir la ley, sino a la imposibilidad de asumir los costos y riesgos del sistema actual. “Hoy hay mucha gente trabajando en negro porque no pueden trabajar… y lo ideal no es tener a una persona en negro”, concluyó, marcando que un marco laboral más flexible podría ampliar la base de empleo formal y mejorar la protección de los trabajadores.
La opinión de Fenoglio se suma a la de otros referentes del sector privado que ven en la reforma laboral una oportunidad para descomprimir tensiones históricas del mercado de trabajo argentino, caracterizado por altos niveles de informalidad, bajo crecimiento del empleo privado y una elevada judicialización de las relaciones laborales. Para estos actores, la clave está en encontrar un equilibrio que preserve derechos básicos sin desalentar la inversión y la contratación.

En el caso de Rapanui, una empresa nacida en San Carlos de Bariloche y que logró expandirse dentro y fuera del país, la experiencia de crecimiento estuvo acompañada por la necesidad de adaptarse a un entorno regulatorio complejo. Fenoglio señaló en reiteradas ocasiones que el crecimiento empresarial en Argentina suele estar atravesado por incertidumbres legales y costos difíciles de prever, un escenario que, según su visión, podría mejorar con una actualización de la normativa laboral.
El debate legislativo que se abrirá en febrero en el Senado aparece, así, como un punto de inflexión para el rumbo de la reforma. Mientras los sindicatos expresan reparos y advierten sobre una posible pérdida de derechos, desde el sector empresario se multiplican las voces que reclaman reglas más claras y sostenibles para fomentar el empleo. En ese cruce de posiciones, el respaldo público de empresarios de perfil conocido, como Fenoglio, adquiere un peso simbólico adicional.
Para el Gobierno, el desafío será construir consensos que permitan avanzar con la reforma sin profundizar la conflictividad social. Para el empresariado, en tanto, el resultado del debate marcará el tono de las decisiones de inversión y contratación de los próximos años. En ese marco, las palabras del fundador de Rapanui reflejan una expectativa compartida por buena parte del sector privado: que un cambio en la legislación laboral pueda convertirse en un motor de crecimiento y formalización en una economía que arrastra problemas estructurales desde hace décadas.