La ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana (AMBA) se preparan para enfrentar la primera ola de calor de la temporada en los últimos días de diciembre, luego de un breve respiro térmico registrado este 25 de diciembre por el pasaje de un frente frío. El fenómeno, previsto antes de Año Nuevo, es relevante por su impacto en la salud, el consumo energético y la planificación de actividades al aire libre. El escenario fue detallado por el meteorólogo Christian Garavaglia y difundido por Meteored Argentina, con base en umbrales oficiales del Servicio Meteorológico Nacional.
Tras dos jornadas agobiantes con elevada humedad y sensaciones térmicas cercanas a 38 °C, el ingreso de aire más fresco durante la medianoche de Navidad estabilizó momentáneamente las condiciones. Este jueves feriado, el viento del este moderó las marcas térmicas a valores cercanos a 30 °C, con nubosidad en paulatina disminución. El alivio, sin embargo, será transitorio.
De acuerdo con los pronósticos, el calor volverá a intensificarse desde el viernes 26, con máximas de 34 a 35 °C y viento rotando al noreste. Para la madrugada del sábado 27, se espera el avance de otro frente frío débil, capaz de provocar lluvias y tormentas aisladas de rápido desplazamiento, especialmente en la primera parte del día. La mejora llegaría hacia el mediodía, pero con rápido repunte térmico durante la tarde, impulsado por vientos continentales, con máximas de 35 a 36 °C.

El domingo 28 se anticipa un nuevo descenso temporario de las temperaturas por la rotación del viento al este, con cielo parcial y máximas cercanas a 31 °C. Ese respiro marcaría el preludio de un período más exigente: entre el lunes 29 y el miércoles 31, los modelos coinciden en un escenario muy caluroso para el AMBA.
Durante esos tres días finales de 2025, se proyectan mínimas elevadas —entre 23 y 26 °C— y máximas en ascenso, que podrían ubicarse entre 34 y 37 °C, con el pico térmico previsto para el miércoles 31. De confirmarse, el período cumpliría con los criterios oficiales de ola de calor definidos por el SMN: al menos tres días consecutivos con mínimas superiores a 22 °C y máximas por encima de 32,3 °C para la ciudad de Buenos Aires.
El comportamiento reciente del tiempo refuerza la señal de verano pleno. En la previa y durante la Nochebuena, las tormentas más intensas no impactaron de lleno sobre el AMBA, aunque se registraron focos puntuales en áreas cercanas como Campana y la Bahía de Samborombón. El frente de ráfagas antecedió al ingreso del aire más fresco, que coincidió con la medianoche del 25.
Además del calor, el viento del este previsto para este jueves podría generar una leve crecida del Río de la Plata —una sudestada débil—, sin impactos significativos, pero a considerar en zonas costeras bajas. Hacia el fin de semana, la inestabilidad intermitente será un factor a seguir, especialmente en la madrugada del sábado.
Los especialistas recomiendan seguir de cerca las actualizaciones del pronóstico, en particular por la noche del 31, cuando algunos escenarios sugieren un cambio de viento al sur que podría modificar el cuadro térmico durante los festejos. Aun así, la tendencia predominante indica noches pesadas y alto estrés térmico, condiciones que elevan el riesgo para personas mayores, niños y quienes realizan actividad física.
En términos de impacto urbano, una ola de calor temprana suele traducirse en picos de demanda eléctrica, mayor consumo de agua, y recomendaciones sanitarias orientadas a la hidratación, la ventilación de ambientes y la evitación de la exposición solar en horas centrales. Las autoridades sugieren atención a los avisos oficiales del SMN y a los niveles de alerta que puedan emitirse si se confirman los umbrales.

El contexto regional también muestra actividad intensa en el norte del país, donde las tormentas y acumulados importantes marcaron la Navidad. En contraste, el centro-este, incluido el AMBA, alternará breves respiros con rápidos ascensos térmicos, una dinámica típica de fin de año bajo influencia de circulaciones del norte y noreste.
Con este panorama, Buenos Aires encara el cierre de 2025 con alta probabilidad de su primera ola de calor del verano 2025/26. La clave estará en la persistencia de las temperaturas elevadas y en si el cambio de viento previsto hacia el final del período logra atenuar el calor durante los festejos. Hasta entonces, el mensaje es claro: el alivio fue breve y el calor vuelve con fuerza.