En un contexto de mejora de precios internacionales, mayor demanda global de carne y expectativas de crecimiento del stock, el sector ganadero argentino vuelve a debatir si esta vez logrará capitalizar el ciclo favorable. El planteo fue formulado por Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina del Feedlot, quien sostuvo que el aprovechamiento del actual “boom” dependerá menos de la coyuntura de precios y más de la capacidad de construir buenos negocios y avanzar en una reforma impositiva que mejore la competitividad. El diagnóstico fue difundido esta semana, en Argentina, en una entrevista concedida a Bichos de Campo, y resulta relevante porque el feedlot concentra cerca del 40% de la faena nacional y abastece la mayor parte del consumo interno.
Storni planteó desde el inicio una pregunta que atraviesa al sector: “¿Vamos a ser capaces esta vez de aprovechar la oportunidad? ¿Somos competitivos para hacerlo?”, interrogantes que reflejan la tensión histórica entre los ciclos favorables de precios y las dificultades estructurales de la ganadería argentina. Según su visión, el escenario internacional ofrece condiciones alentadoras, pero no garantiza por sí solo un proceso sostenido de inversión y crecimiento.

El dirigente explicó que dentro del sector conviven dos miradas. Por un lado, quienes consideran que los buenos precios y una mejora de la rentabilidad alcanzarán para impulsar inversiones largamente postergadas. Por otro, quienes advierten que, sin políticas productivas específicas, el ciclo positivo podría repetirse como otros del pasado, con resultados limitados. Storni se mostró más cercano a la primera postura, aunque introdujo matices clave.
Desde la experiencia del feedlot, subrayó que precios altos no siempre equivalen a rentabilidad, y mucho menos a condiciones estables para invertir. En ese sentido, remarcó que el desafío central no pasa solo por el valor del ganado, sino por la capacidad de generar negocios eficientes a lo largo de toda la cadena. La base, señaló, está dada por una demanda global en expansión y por el margen de crecimiento que aún tiene la Argentina, considerando que alrededor del 60% del maíz continúa exportándose como grano y no transformado en proteína animal.
De acuerdo con el titular de la Cámara del Feedlot, para que el país pueda producir más carne y consolidarse como proveedor internacional se necesita una acción coordinada entre el sector privado y el Estado. En ese marco, afirmó: “Primero hay que pensar en capturar al mayor precio posible el producto que vendemos tanto al consumo interno como a la exportación, lo cual es un trabajo de toda la cadena pero también del Estado, que tiene a su cargo la apertura de mercados y de lograr las mejores condiciones comerciales”, declaró Storni a Bichos de Campo.
El contexto macroeconómico también ocupa un lugar central en su análisis. Sin ajustes bruscos que corrijan precios relativos y amortigüen los años adversos, los feedloteros comenzaron a poner el foco en la eficiencia puertas adentro, optimizando procesos y costos. Sin embargo, el principal obstáculo sigue estando fuera del establecimiento. Storni apuntó directamente al denominado “costo argentino”, asociado a una estructura de impuestos, tasas y tributos que reduce márgenes y limita la competitividad frente a otros países productores.
“Creemos que sin una reforma impositiva va a ser difícil aprovechar la oportunidad que nos da el mundo”, expresó el dirigente en la entrevista, al señalar que la presión fiscal termina erosionando los incentivos para invertir incluso en contextos favorables. Según su visión, este factor explica por qué ciclos anteriores de precios altos no lograron traducirse en un salto estructural del stock bovino.
El debate sobre las políticas sectoriales volvió a aparecer en este escenario. En otros momentos considerados bisagra para la ganadería, se discutió la implementación de un plan ganadero nacional, orientado a estimular la retención de vientres, el aumento de peso por animal y la expansión de los rodeos. Hoy, algunos actores del sector retoman esa idea como una posible respuesta al nuevo contexto.
Storni, no obstante, relativizó esa prioridad. A su entender, más allá de los planes, el crecimiento productivo llegará de la mano de precios adecuados y negocios viables, que funcionen como motor de inversión. “Lo más importante son los negocios y los precios, que son los que van a llevar a crecer productivamente. Estado y privados tienen que pensar ahora en cómo capturarlos”, sostuvo, también en declaraciones a Bichos de Campo.
El planteo resume una visión pragmática del feedlot, un eslabón que en las últimas décadas ganó peso dentro de la cadena cárnica y que hoy resulta clave para el abastecimiento interno. En un contexto internacional que vuelve a mirar a la carne vacuna como un producto estratégico, el sector advierte que el desafío no es solo producir más, sino hacerlo con competitividad, previsibilidad y reglas claras.
Así, el actual “boom” ganadero vuelve a poner sobre la mesa una discusión recurrente: si la Argentina logrará transformar un ciclo favorable en un proceso de crecimiento sostenido o si, una vez más, la oportunidad se diluirá entre restricciones estructurales. Para los feedloteros, la respuesta dependerá menos de la coyuntura y más de las decisiones que se tomen ahora.