En el cierre de un año en el que volvió a encabezar los patentamientos y las exportaciones de vehículos en la Argentina, Gustavo Salinas, presidente de Toyota Argentina, advirtió que el negocio automotor atraviesa una etapa de márgenes cada vez más estrechos, con precios que aún no acompañan la evolución del dólar y una presión impositiva que condiciona la competitividad. Las definiciones fueron realizadas en un encuentro de balance anual con la prensa, difundido por The Economist, y resultan relevantes porque provienen de la terminal que lidera el mercado local y exporta pickups y SUV a más de 20 países de la región.
Salinas sostuvo que, a diferencia de otros períodos, hoy las automotrices no fijan los valores de los vehículos de manera discrecional. “Hoy los precios no los ponemos nosotros, los pone el mercado”, afirmó, al explicar que el nivel de competencia y la capacidad de pago de los clientes definen hasta dónde pueden ajustarse las listas. En ese contexto, reconoció que los precios siguen retrasados en dólares, en particular en el caso de Toyota, lo que achica el margen de operación tanto para las terminales como para los concesionarios.
El ejecutivo realizó estas declaraciones mientras se espera la confirmación oficial de que Toyota cerrará nuevamente el año como líder en patentamientos totales y en exportaciones, con la Hilux dominando el segmento de pick-ups por décimo año consecutivo. El escenario, según describió, combina una mayor previsibilidad macroeconómica con desafíos estructurales que todavía pesan sobre la industria.
En relación con la política económica, Salinas evitó emitir juicios de valor directos, pero dejó en claro que el orden macroeconómico es una condición indispensable para la recuperación del mercado. Señaló que la acumulación de reservas, la baja de tasas de interés y un marco de mayor certidumbre son factores que ayudan a reconstruir la confianza del consumidor y a reactivar la demanda. “Todo lo que conlleve a mantener el orden macroeconómico y generar certidumbre es positivo para que el mercado se vaya recuperando”, indicó, según reprodujo The Economist.
Al analizar el impacto del tipo de cambio en el negocio exportador, el presidente de Toyota reconoció que un dólar menos apreciado mejora la ecuación de las ventas externas, pero aclaró que la competitividad no depende solo del tipo de cambio. En ese punto, puso el foco en la carga impositiva que enfrenta la industria automotriz argentina. Detalló que por cada Hilux exportada se pagan retenciones, además de impuestos indirectos que se trasladan desde la cadena de proveedores, como el impuesto al cheque, tasas municipales y provinciales. En conjunto, esa presión representa entre 10 y 13 puntos porcentuales por unidad, un diferencial negativo frente a competidores de otros países que no enfrentan tributos similares o incluso reciben apoyos estatales.
En cuanto a la participación de mercado, Salinas explicó que Toyota no trabaja con un objetivo explícito de market share, sino que su posición es el resultado de un crecimiento sustentable en el tiempo. Reconoció que una participación cercana al 25% no era un escenario normal y estuvo influida por desequilibrios previos del mercado local. “Nuestro foco es mantener la planta a capacidad plena y sostener un negocio virtuoso para todo el ecosistema Toyota”, señaló, al incluir en esa definición a empleados, proveedores, concesionarios y al sector público.
Desde el punto de vista industrial, el directivo anticipó que en 2026 la compañía buscará repetir un volumen cercano a las 180.000 unidades, ya que la planta de Zárate opera al límite de su capacidad, con tres turnos y actividad los sábados. Consultado sobre una eventual ampliación, descartó inversiones de corto plazo por restricciones de infraestructura y equipamiento, aunque confirmó que la empresa evalúa proyectos de mediano plazo.
Uno de los ejes centrales del diálogo fue el sector autopartista, que atraviesa un momento complejo. Salinas subrayó que Toyota depende en gran medida de proveedores locales y regionales, y remarcó la necesidad de fortalecer la cadena autopartista argentina para ganar competitividad. Destacó que la empresa trabaja con nuevos proveedores y busca incrementar el contenido local, aunque reconoció que no es un desafío sencillo por los altos estándares de calidad y costos que exige la industria. En ese sentido, afirmó que el volumen de producción y la previsibilidad de los programas industriales son factores clave para atraer inversiones autopartistas.
Respecto del impacto de la eliminación o reducción de impuestos internos, el presidente de Toyota consideró que los efectos ya se observaron en el mercado. Explicó que los segmentos que antes estaban alcanzados por ese tributo fueron los que más crecieron cuando se alivió la carga, y sostuvo que el aumento de ventas compensó en gran medida la menor recaudación directa, generando un resultado fiscal positivo.
Sobre la posibilidad de que una baja de precios en los vehículos de alta gama arrastre valores en segmentos medios y bajos, Salinas fue categórico: no ve margen para ese efecto. Argumentó que el mercado argentino es altamente competitivo y que no existen “colchones” de rentabilidad del 20% o 30% que permitan recortes generalizados. “Los precios siguen retrasados respecto del dólar”, insistió, al comparar el valor de una Hilux en Argentina con el de otros países de la región.
En materia de producto, el ejecutivo adelantó una agenda cargada de lanzamientos para 2026. Entre ellos mencionó la llegada del Toyota Land Cruiser 300 en enero, el Toyota Yaris Cross —en versiones naftera e híbrida— en febrero, la Toyota RAV4 híbrida y GR, además de varios modelos electrificados de Lexus, incluidos SUV y sedanes eléctricos e híbridos a lo largo del año. La Nueva Hilux, en tanto, está prevista para 2027, al igual que el Corolla GR en el primer semestre de ese año.
Sobre la estrategia de electrificación, Salinas ratificó la postura histórica de la marca basada en la multitecnología. Toyota, explicó, no apuesta a una única solución, sino a ofrecer híbridos, plug-in y eléctricos, adaptando el mix a la infraestructura y a las preferencias de cada mercado. En el corto plazo, consideró que la tecnología híbrida sigue siendo la opción más accesible para los clientes argentinos, mientras se avanza gradualmente hacia nuevas alternativas.
El balance que dejó el cierre de 2025 muestra a Toyota como un actor central de la industria automotriz local, con fuerte perfil exportador y liderazgo comercial, pero también expuesto a los límites estructurales del país. Con precios contenidos por el mercado, costos elevados y proyectos de inversión en evaluación, la compañía vuelve a poner sobre la mesa un reclamo recurrente del sector: menos impuestos y más competitividad para sostener el crecimiento en el mediano y largo plazo.
