El economista Luis Secco evaluó el programa económico del presidente Javier Milei y advirtió que, pese a algunos avances en materia de estabilización, el país enfrenta riesgos significativos de cara a 2026, especialmente por la persistencia de la inflación, el gradualismo en las decisiones clave y la falta de una recuperación homogénea de la actividad. Las declaraciones fueron realizadas en Buenos Aires, durante una entrevista radial, y resultan relevantes porque anticipan tensiones económicas y sociales en un año que será clave para la consolidación del actual modelo.
Secco consideró que el Gobierno avanza en el “sendero correcto” en términos de ordenamiento macroeconómico, pero remarcó que el proceso está lejos de completarse y que las decisiones tomadas hasta ahora no garantizan una baja contundente de la inflación ni un repunte sostenido de la economía real. En ese sentido, cuestionó la estrategia de implementación por fases, a la que definió como una forma de gradualismo que introduce incertidumbre y dilata definiciones estructurales.
Uno de los puntos centrales de su análisis fue la inflación. Según el economista, las metas oficiales incluidas en el Presupuesto 2026 resultan demasiado optimistas frente al escenario actual. En declaraciones a Radio Rivadavia, sostuvo: “No veo lo que ve el presidente Javier Milei de 0% de inflación como objetivo de corto plazo”. A su juicio, el nuevo esquema de bandas cambiarias podría generar mayor inercia inflacionaria en los próximos meses, con registros mensuales de entre 1,5% y 2%, lo que llevaría la suba de precios anual a un nivel cercano al 15%, muy por encima de lo proyectado por el Ejecutivo.
Secco también puso el foco en la persistencia de una economía cara en dólares, un fenómeno que, según explicó, limita la competitividad y dificulta un rebote significativo de la actividad. Para el economista, este factor se combina con un consumo todavía débil y con sectores productivos que no logran despegar, pese a la desaceleración inflacionaria observada en algunos meses.
En ese marco, cuestionó la decisión del Gobierno de no levantar el cepo cambiario cuando, a su entender, se daban las condiciones políticas y externas para hacerlo. Definió esa instancia como una “oportunidad desaprovechada” y señaló que la permanencia de las restricciones cambiarias contribuye a sostener la desconfianza de los mercados y de los inversores. Según su análisis, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hubiera preferido un esquema más tradicional, con mayor previsibilidad y un levantamiento del cepo acompañado por un régimen cambiario “más homologado” a las prácticas internacionales.
El economista advirtió además sobre el impacto que tendrán los aumentos tarifarios previstos para los próximos meses. Anticipó que se tratará de ajustes “importantes”, que recaerán principalmente sobre la clase media y que presionarán nuevamente sobre el índice de precios. En su visión, este componente tarifario se convertirá en uno de los principales obstáculos para una desinflación más rápida y para la mejora del poder adquisitivo.
Respecto de la actividad económica, Secco describió un escenario de recuperación desigual, tanto a nivel sectorial como territorial. Mientras algunas provincias muestran señales de reactivación vinculadas a economías regionales o a sectores primarios, en los grandes centros urbanos predomina un clima de desánimo. “Es muy difícil que esa opinión pública o la calle urbana perciba una recuperación, porque esos sectores están estancados y atrasados incluso respecto a los niveles de 2023”, afirmó en la entrevista, al referirse a rubros como la construcción, la industria y el comercio.
Esta disparidad, explicó, genera una percepción social negativa que puede traducirse en tensiones políticas y sociales durante 2026. En las ciudades, donde se concentra gran parte del empleo formal y del consumo, el estancamiento se refleja en lo que describió como “caras largas”, una expresión que sintetiza el malestar de amplios sectores que no logran ver mejoras concretas en su situación cotidiana.
En su proyección para el próximo año, Secco anticipó un escenario “un poco mejor, pero no mucho”. Consideró que la economía podría mostrar una leve mejora respecto de 2025, aunque sin un despegue claro ni generalizado. En ese contexto, señaló que los mercados financieros se mantienen en una actitud de “ver para creer”, a la espera de señales más contundentes que confirmen que el programa económico es sostenible en el tiempo.
El economista subrayó que el Gobierno aún enfrenta el desafío de convencer a los inversores de que “esta vez sí es diferente”, una frase que resume el escepticismo acumulado tras años de programas inconclusos y cambios de rumbo. Para lograrlo, sostuvo, será clave reducir la inflación de manera más consistente, avanzar en definiciones estructurales y abandonar el enfoque gradualista en decisiones sensibles como el régimen cambiario.
Las advertencias de Secco se suman a un debate más amplio dentro del ámbito económico sobre los límites y alcances del actual plan de estabilización. Si bien reconoció avances en el orden fiscal y monetario, dejó en claro que el éxito del programa dependerá de la capacidad del Gobierno para acelerar reformas, contener la inflación y lograr que la recuperación llegue efectivamente a la economía real y al bolsillo de la población.
La entrevista, difundida por Radio Rivadavia y replicada por distintos medios nacionales, entre ellos El Economista, reavivó la discusión sobre el rumbo económico en un momento en el que el oficialismo busca consolidar su estrategia de cara a 2026, un año que será determinante tanto en términos económicos como políticos