Vaca Muerta consolida el superávit energético y empuja las exportaciones por encima de los u$s10.000 millones

El crecimiento sostenido del shale oil y gas permitió que el sector energético cerrara noviembre con uno de sus mejores saldos en años

Vaca Muerta consolida el superávit energético y empuja las exportaciones por encima de los u$s10.000 millones
lunes 29 de diciembre de 2025

El boom productivo de Vaca Muerta volvió a mostrar su impacto decisivo en la economía argentina: en noviembre de 2025, el sector energético registró un superávit comercial de u$s858 millones, impulsado por un fuerte aumento de las exportaciones, que ya superaron los u$s10.000 millones en el acumulado del año. El desempeño se explica por la expansión del shale en la cuenca neuquina, que ya representa el 60% del petróleo producido en el país, crece a un ritmo cercano al 30% anual y compensa la declinación estructural de los yacimientos convencionales.

Según datos oficiales de la Secretaría de Energía, las ventas externas energéticas alcanzaron u$s1.008 millones en noviembre, lo que significó un salto interanual del 52,8%. Con este resultado, el superávit del sector entre enero y noviembre llegó a u$s6.911 millones, una cifra que confirma el cambio de tendencia respecto de años anteriores, cuando la energía era un factor de presión sobre las cuentas externas.

El desempeño del sector resulta relevante no solo por su magnitud, sino también por su impacto macroeconómico: en un contexto de restricciones externas y necesidad de dólares genuinos, la energía volvió a convertirse en un motor clave para el equilibrio del comercio exterior y para la acumulación de divisas.

La expansión de Vaca Muerta, en particular en la producción de petróleo no convencional, permitió sostener un flujo creciente de exportaciones aun en un escenario internacional más desafiante, con precios que muestran volatilidad y mercados cada vez más competitivos.

El avance del shale también marca un punto de inflexión en la matriz productiva energética, al reducir la dependencia de importaciones y mejorar de manera estructural el saldo comercial del rubro.

El peso creciente de la energía en el comercio exterior

El último informe de Intercambio Comercial Argentino elaborado por el INDEC muestra que, hasta noviembre, las exportaciones del país estuvieron lideradas por las Manufacturas de Origen Agropecuario (35,2%), seguidas por las Manufacturas de Origen Industrial (26,8%), los Productos Primarios (25,4%) y, en cuarto lugar, Combustibles y Energía, que explicaron el 12,6% del total exportado.

Dentro de ese esquema, los aceites crudos de petróleo ganaron un protagonismo inédito y representaron el 7,6% de todas las exportaciones argentinas, ubicándose al nivel de productos históricamente centrales como la harina y los pellets de soja o el maíz.

Este avance refleja no solo un mayor volumen exportado, sino también un cambio en la composición de las ventas externas, con una participación creciente de bienes vinculados a la energía, un sector que durante más de una década estuvo asociado a déficits y a una fuerte demanda de dólares para importaciones.

La mejora del saldo energético también ayudó a amortiguar la volatilidad de otros complejos exportadores, especialmente aquellos más expuestos a los ciclos de precios internacionales o a factores climáticos.

Combustibles: un superávit que se amplía

El comercio exterior de combustibles minerales y derivados cerró noviembre con un superávit de u$s765 millones, un resultado ampliamente superior a los u$s431 millones registrados en el mismo mes de 2024, de acuerdo con el organismo estadístico.

Las exportaciones del segmento crecieron 62,4% interanual, impulsadas principalmente por un incremento de u$s355 millones en los despachos de crudo, un dato que vuelve a poner en el centro del análisis el rol del petróleo no convencional producido en Neuquén.

En contraste, las importaciones de combustibles mostraron un aumento mucho más moderado, del 8,2% interanual, lo que contribuyó a ensanchar el saldo positivo del sector y a consolidar el superávit energético como uno de los pilares del resultado comercial total del país.

La combinación de mayor producción local, especialmente en Vaca Muerta, y una menor necesidad de compras externas, explica buena parte de esta dinámica. En términos estructurales, el sector energético dejó de ser un factor de vulnerabilidad externa para convertirse en una fuente neta de divisas.

Vaca Muerta consolida el superávit energético y empuja las exportaciones por encima de los u$s10.000 millones

Vaca Muerta, el motor del cambio estructural

El crecimiento de Vaca Muerta se consolidó como el principal factor detrás de estos resultados. La formación no convencional ya explica seis de cada diez barriles de petróleo producidos en la Argentina y muestra una expansión sostenida que permite compensar la caída de los yacimientos convencionales maduros, especialmente en otras cuencas históricas.

El desarrollo del shale también generó economías de escala, mejoras en la productividad y una mayor previsibilidad en los volúmenes exportables, elementos clave para sostener contratos de mediano y largo plazo con mercados externos.

Además, el avance de la infraestructura asociada —oleoductos, capacidad de transporte y terminales de exportación— permitió reducir cuellos de botella y ampliar el potencial exportador del sector, especialmente hacia mercados de la región y destinos extrarregionales.

En este contexto, la energía volvió a ocupar un lugar central en la estrategia económica, tanto por su impacto directo en el comercio exterior como por su capacidad de traccionar inversiones, empleo y desarrollo regional.

Un aporte clave para la macroeconomía

El superávit energético acumulado de u$s6.911 millones entre enero y noviembre se convirtió en un factor clave para el balance externo argentino en 2025. Sin este aporte, el resultado comercial total habría sido significativamente más ajustado.

La performance del sector también mejora las expectativas de cara a los próximos años, en un escenario en el que Vaca Muerta aún tiene un amplio margen de crecimiento y donde la Argentina busca posicionarse como un exportador relevante de energía en el mercado global.

Si bien persisten desafíos vinculados a la estabilidad regulatoria, la infraestructura y el financiamiento, los datos de 2025 confirman que el cambio de signo del sector energético dejó de ser coyuntural para convertirse en una tendencia estructural.

Con exportaciones que ya superan los u$s10.000 millones y un peso cada vez mayor en el comercio exterior, la energía volvió a ser protagonista y se consolidó como uno de los principales generadores de dólares genuinos para la economía argentina. Este cambio de tendencia, que marca un quiebre respecto de la última década, fue destacado también por Iprofesional, al señalar el rol estructural que comenzó a ocupar el sector energético en el frente externo del país.



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