l carpincho pasta en la orilla mientras una garza se apoya en su lomo en el pantano del Parque Nacional Esteros del Iberá. “Están gordos y confiados, pero esto pronto se les acaba”, se refiere a ellos Sofía Heinonen, directora de la ONG Conservation Land Trust Argentina (CLT) y una de las principales responsables de que este rincón del planeta se haya convertido en un vergel de placidez en tiempos de crisis climática.
El porqué de la advertencia se relaciona con la pronta liberación del yaguareté, el máximo depredador de este ambiente. Si no quieren convertirse en su cena, el resto de las especies deberá abandonar su actitud bucólica.
Como muchos de los animales que hoy patrullan los esteros, el yaguareté estaba casi extinto, pero el trabajo que ha venido desarrollando Heinonen y su equipo se basa en recuperarlo. Cinco ejemplares de este tigre americano hoy son entrenados en inmensas jaulas. CLT apunta a que renazca su instinto primitivo para que vuelvan a ser el terror de este pantano. “Con el yaguareté suelto acá habrá un paisaje de miedo”, se entusiasma Sofía al referirse a la necesidad de estar alerta que modificará la vida en los esteros. Y asegura que, una vez más, sólo sobrevivirán los más aptos.
Con una vasta experiencia como conservacionista, Heinonen es una guerrera ambiental que recorre el país recuperando ambientes naturales. “El desafío es transformar la angustia y la desesperación de los jóvenes en un motor de cambio”, sostiene la bióloga. En la Argentina, CLT ya lleva donadas casi medio millón de hectáreas y la agenda de Sofía incluye encuentros con presidentes y magnates.
El plan con el que opera la ONG parece simple: con el dinero de donantes, compra campos que están en zonas de relevancia ambiental, restaura su flora y fauna y luego los dona al Estado para que funcionen como parques naturales. Sin embargo, la tarea no es tan fácil sencilla.
Según Heinonen, comprar es lo más sencillo. La inversión inicial vino de los bolsillos de Douglas Tompkins, un aventurero que se hizo rico con una marca de indumentaria y luego puso su fortuna detrás de su fanatismo ambiental. Lo realmente difícil es recuperar los ambientes degradados por la agricultura y el desmonte y coordinar su entrega para uso público. Tal como lo explica Heinonen, luego de siglos de evolución, en un puñado de años la acción del hombre extinguió especies, o las dejó recluidas en zoológicos y colecciones privadas. Escindidos de su ambiente, los animales que sobreviven enjaulados son analfabetos naturales que perdieron los saberes que les permitían vivir en libertad.
Es el caso de los guacamayos que CLT está entrenando para volver a introducirlos en los esteros, que están aprendiendo a volar en túneles protegidos por una gran red. Durante meses, practican una rutina de apenas 50 metros, con dos adiestradores que los llaman hacia su alimento con un silbato. Recién cuando dominan este ejercicio, pasan a la siguiente instancia, que se realiza entre montes y sin la protección de la red. Luego, viene la libertad y la esperanza de que se reproduzcan para poder volver a poblar lo que alguna vez fue su territorio.
El otro gran enemigo del trabajo de CLT es la resistencia de algunos productores rurales. La idea de naturaleza de Heinonen implica una crítica explícita al modelo agrícola y ganadero que impera en la Argentina. Uno de los campos privados a la entrada del Parque Nacional Iberá está repleto de vacas. En el otro, hay una plantación de pinos. Ambos predios son un páramo ambiental al lado de Iberá. Los pinos y las vacas expulsan al resto de las especies. Nada prospera a su alrededor.
“El desmonte, la ganadería a gran escala y la agricultura transgénica generan destrucción y pobreza”, argumenta Sofía. Enfocar el problema ambiental solo desde la perspectiva del cambio climático es un error, explica. Para ella, la clave es la restauración de los ambientes naturales. Y, en ese contexto, las especies endémicas resultan fundamentales.
No obstante, su alternativa de desarrollo no indica su eliminación por completo, sino que supone producciones agrícola-ganaderas variadas, respetuosas de la diversidad y en escalas más pequeñas que los grandes conglomerados actuales. Estos cambios también incluyen modificaciones en nuestra manera de consumir y de relacionarnos con la naturaleza y hacen a la causa que impulsó Tompkins en vida. También es la agenda de un grupo de empresarios críticos del capitalismo, entre los que se encuentra Yvon Chouinard, un amigo de Tompkins dueño de la marca de ropa Patagonia.
Hoy por hoy, la agenda de Sofía combina destinos internacionales, reuniones con financistas y expediciones en terrenos repletos de barro. Un típico recorrido incluye Los Ángeles (EE.UU), Buenos Aires, Esteros del Iberá, El Impenetrable (Chaco) y alguno de los parques patagónicos. Se sube a decenas de aviones por mes y maneja cientos de kilómetros por autopistas o caminos de ripio.
Heinonen está al frente de un grupo de 120 personas que se ocupan de negociar donaciones con multimillonarios, compras de campos, cesiones de terrenos con gobiernos y reintroducciones de especies con biólogos. Y lo hace tanto durmiendo en grandes hoteles como en carpas en el medio del monte. Es severa al argumentar contra las represas de Santa Cruz o regañar a un contratista que transporta operarios en un tractor, pero paciente cuando detiene la camioneta y espera a un yacaré que, parsimonioso, se toma su tiempo para cruzar el camino.