Te proponemos un viaje por los jardines más reconocidos que oxigenan y adornan nuestro planeta.
Inhotim, la obra de arte brasileña
El parque Inhotim se encuentra a 60 km de Belo Horizonte, en Minas Gerais. Diseñado por el famoso arquitecto Roberto Burle Marx, es parte del museo de arte contemporáneo a cielo abierto más grande e importante de Latinoamérica. Cuenta con esculturas e instalaciones a cada paso, puentes colgantes, patios, árboles de dimensiones extraordinarias, grandes bosques y una colección de 5.000 especies catalogadas con el objetivo de preservar la flora de la mata atlántica y de la sabana brasileña.
Una joya italiana sobre el Mediterráneo
En la localidad italiana de Ravello se encuentra Villa Cimbrone, una antigua casona del siglo XI puesta en valor por el banquero y lord inglés Ernest William Beckett. Convertida en hotel a principios del siglo pasado, cuenta con vistas increíbles sobre el mar Mediterráneo desde la costa Amalfitana. Sus jardines están repletos de glicinas, geranios, arcos de rosas y exultantes hortensias que pueden admirarse desde las terrazas entre mármoles, pérgolas, fuentes y estatuas.
La farmacia natural de Chelsea
El Chelsea Physic Garden se encuentra en la ciudad de Londres, junto al río Támesis. Data de 1621 y es el segundo más antiguo de Gran Bretaña. Creado por una asociación de farmacéuticos con fines curativos, alberga más de 5.000 especies de plantas y cuenta con una prestigiosa escuela etnobotánica.
Entre estanques e invernaderos, se destacan los helechos curativos y las hierbas medicinales.
El rosal de Canadá
Creado en 1904 por Jennie Butchart, se convirtió en un jardín de 22 hectáreas administrado por el nieto de la fundadora. Butchart se encuentra en un pueblito de Victoria, Vancouver (Canadá), y recibe anualmente más de un millón de visitantes. Cuenta con un jardín hundido de arces, helechos y geranios, ubicados de forma escalonada. El lugar conserva las rosas que hacen a su esencia en un espacio con 300 especies, entre las que se destacan tulipanes, narcisos, jacintos, begonias, calceolarias, rudbeckias, dalias, peonias, salvias, amapolas y hortensias.
El jardín de Monet
A 75 kilómetros de París se encuentra Giverny, la casa y taller del pintor impresionista francés Monet. Abierta al público hace casi 40 años, se divide en dos sectores: Clos Normand, ubicado delante de la casa, con flores sencillas como margaritas y más sofisticadas, como amapolas; mientras que el Jardín de Agua se encuentra en un terreno lindero donde el pintor mandó a excavar un estanque y ordenó la creación de jardines de estilo japonés. Este último tiene puentes con glicinas, sauces llorones, bosques de bambúes y nenúfares por doquier.
Un spa natural tailandés
Ubicado a cuatro kilómetros de la ciudad de Pattaya y a solo dos horas de Bangkok, Suan Nong Nooch es uno de los jardines más visitados del sudeste asiático. Se trata de un predio de 242 hectáreas que recibe a 5.000 visitantes diarios de todo el mundo. Cuenta con un sector francés, uno oriental y otro destinado al cactus. Se destaca por una gran cantidad de palmeras y variedades de orquídeas, entre otras plantas tropicales y ornamentales. El espacio tiene esculturas y estanques naturales que sirven de escenario para demostraciones de meditación, artes marciales y sesiones de masajes.
Jardín caribeño
En las Antillas francesas resalta Balata, un jardín con más de 3.000 especies de plantas tropicales. Creado en 1986 por el paisajista Jean-Philippe Thoze, tiene una vasta colección de árboles y flores, entre las que se destacan hibiscos, calas, rosas, palmeras, bambúes, bromeliáceas y nenúfares. Es reconocido por sus puentes colgantes entre gigantes árboles de caoba de más de 15 metros de altura.
