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Los Giraudo se animaron a crecer de forma vertical y horizontal

Miembros de una tradicional familia de comerciantes e industriales de Villa María, los hermanos Giraudo avanzan en la construcción de un gran tambo enclavado en el periurbano de esta ciudad

Los Giraudo se animaron a crecer de forma vertical y horizontal
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n gran proyecto lechero se viene plasmando al norte de Villa María. El plan final indica que habrá tres galpones de compost que alojarán cerca de 1.000 vacas, y en uno de esos galpones se colocarán 4 robots de ordeñe. La empresa se llama Mharnes y va armando todo su esquema en un campo propio.

Los Giraudo son tradicionales comerciantes de la ciudad de Villa María, aunque siempre tuvieron un pie en el negocio agropecuario y agroalimentario. Sostuvieron varios tambos en la zona de Ana Zumarán (Departamento Unión) y en Villa María (Departamento General San Martín) y levantaron una fábrica de quesos en Ana Zumarán, cerca del casco urbano.

Originalmente la sociedad incluía a tres hermanos, Héctor, Norberto y Néstor, quienes ya fallecieron. Néstor falleció en 2016, pero con su esposa Martha y sus hijos decidieron poner en marcha una megadistribuidora denominada Don Emilio Mayorista, en el acceso sur de Villa María, sobre el viejo trazado de la ruta 9, denominada a esa altura, Avenida Perón. El éxito de este emprendimiento potenció a una familia que hizo las cosas bien –casi siempre- en su rica historia como empresarios en la ciudad.

La posta de Néstor Giraudo y su esposa Mharta la tomaron sus hijos Pablo y Gabriel, y estos verdaderos emprendedores están a la altura de la historia.

 

Unificar tambos para potenciar la cadena del campo a la mesa

En el marco de la gira que organizó la empresa Juan Debernardi con un grupo de productores de todo el país, Pablo Giraudo, presidente de Mharnes, dijo: “La empresa de tambo arrancó con la primera sociedad de Giraudo Hermanos, con mis tíos y mi padre ya hace muchos años. Después por distintas situaciones de la vida fuimos separándonos, y hoy estamos con mi hermano solos en este emprendimiento”.

En Mharnes prácticamente se ha levantado una industria de producción de leche. En la calle de acceso al establecimiento se yergue un monolito de ingreso (inaugurado en el marco de la una ceremonia íntima de la familia donde estuvieron Mharta, la madre, viuda de Néstor, y una hermana de Pablo y Gabriel que vive en Europa) donde ondea una bandera que contiene a todas las naciones desde donde llegaron las familias, la bandera vasca, la piamontesa y en lo alto la bandera argentina. Desde allí por una calle consolidada se accede a la oficina central que está adosada a la sala de ordeñe principal, y ya pueden verse los tres galpones en fila, uno de los cuales ya tiene las vacas adentro y al final del recorrido (todo por calles pavimentadas) está el pit de recepción de los efluentes y las lagunas de tratamiento. “Hicimos una inauguración simbólica con el busto de mi padre en la entrada en diciembre, y a partir de febrero ya pusimos directamente las vacas en el galpón”, indicó el presidente de Mharnes.

Pablo Giraudo, sigue explicando cómo llegaron a este megaemprendimiento: “La empresa nace un poco de la idea de unir los tambos que teníamos que eran cuatro, todos alquilados, para unificarlos en nuestro propio campo que es este. Nace tras visitar a la familia Chiavassa, gente que nos ha sabido aconsejar bien. Personalmente no conocía nada del rubro y me atrapó, y me tiene atrapado”, reconoce.

Preguntado sobre cuál es el proyecto completado de Mharnes, apunta: “El plan definitivo sería tener la cantidad de leche que nosotros trabajamos en nuestra fábrica, que son 30.000 litros, o sea que para eso vamos a estar en unas 750, 800 vacas en ordeñe más unas 1000 en recría, así que llevar este campo a 2.000 animales en total y poder ordeñar nuestros propios 30.000 litros para poder producir nuestros lácteos con nuestra propia leche”.

Los Giraudo montaron hace más de tres décadas una planta en la localidad de Ana Zumarán donde producen diversas líneas de quesos que llevan la marca Duy Amis.

 

En qué sistema estabular 1.000 vacas

En Argentina y el mundo hay una discusión abierta respecto a qué sistema usar para estabular vacas. Los sistemas más conocidos, enumerados de mayor inversión a menor inversión son: Free Stall (establos con pista de alimentación con camas de arena, bosta seca o goma, y patios de circulación), Compost Barn (galpones de compost que destinan alrededor entre 12 y 17 metros cuadrados por vaca que tienen una mezcla de tierra con un sustrato que puede ser cáscara de maní, aserrín u otro, que composta y arma una mullida cama) o Dry lot (sistemas en donde se techa la pista de alimentación, y un poco más,  permitiendo que la comida no se desperdicie y que la vaca coma con sombra y más bienestar.

Frente a esas opciones, los Giraudo se convencieron del sistema de cama caliente: “Elegimos galpones de compost porque todo lo que vimos fue la tecnología que más nos cerraba, habíamos hablado mucho con mi primo Ramiro que está en el rubro e hizo varias visitas a diferentes lugares y nos convencimos de que era lo más eficiente. Luego hablamos con Juan Monge y entre todos definimos esta postura”. Monge es un joven ingeniero, docente de la UNVM y asesor privado de tambos estabulados. Conoce al dedillo diversos sistemas de estabulación, ha viajado por muchos lugares y asesora a muchos tambos estabulados en el país. Conoce mucho de los aspectos esenciales para no fracasar al estabular y ahora se convirtió en el coordinador del Tambo Mharnes, en el manejo de los galpones.

A la hora de diseñar los Giraudo plasmaron lo siguiente: “Hicimos dos galpones iguales de 110 metros por 50 metros, y ahí entran 330 vacas más o menos en cada galpón y el último galpón tiene 15 metros más porque ese va con robots y ahí entran casi 400 vacas. Son cuatro robots que van a ordeñar solamente las vacas de ese galpón, es un galpón autónomo separado de los otros dos”.

Si bien estabular en galpones de compost tiene un costo -dicen los expertos- en torno a los 2.000 dólares por vaca, Pablo Giraudo fue cauteloso en ese tema. “Es una inversión importante y es apostar a lo nuestro y crecer. Nos encontramos con gente de Villa María, en el caso de la constructora y gente de Oliva en el caso de los techos que nos dio una mano y absorbió la financiación. La financiación son ellos, no hemos acudido a los Bancos porque los créditos estaban muy caros, ahora estamos estudiando para completar los galpones con las vacas que nos faltan así que ahí seguramente vamos a un crédito, pero por el momento nos estamos sustentando con el apoyo de nuestros proveedores”, indicó. Como la obra conlleva robots y un sistema de efluentes en línea con la legislación vigente, es probable que la inversión se acerque a los 3.000 dólares por vaca estabulada.

El campo de los Giraudo tiene 240 hectáreas y posee otro tanto de campos alquilados en la zona: “En total son unas 500 hectáreas y cuando el proceso esté a full vamos a necesitar 800 hectáreas”, dice Pablo.

 

Una cadena que agrega valor por todos lados

Al darse a conocer a través de las redes (donde son muy activos), Grupo Mharnes destaca que “es un tambo familiar ubicado en Villa María, Córdoba. Conformado por los hijos de Martha y Néstor, quien era un enamorado de esta actividad y representaba una gran pasión en su vida. Como herederos de ese legado, nace nuestra visión de convertirnos en referentes para el sector agroalimentario, siendo un ejemplo de sustentabilidad social, ambiental y económica para la región y Sudamérica, con una sólida impronta en la innovación, el desarrollo tecnológico y académico”.

Agrega que “bajo nuestra premisa `Desde el campo a su mesa´, la producción primaria de leche será el eslabón fundacional de la cadena de integración comercial en todo lo que representa Grupo Mharnes. De esta manera queremos lograr un crecimiento sostenido para la empresa y todos los que directa e indirectamente se vinculan a ella, con la idea de ser un modelo a seguir para todos los productores y sus tambos”.

En todo momento Mharnes se propone trabajar por el marketing de la leche y ser un epicentro de investigación de todos los soportes científicos-tecnológicos. “La idea es que  Mharnes también sea un Polo Educativo y que podamos junto a la Universidad de Villa María y la Escuela Superior Integral de Lechería, y todas las escuelas de la ciudad hacer que esto sirva para investigar y sea a favor de la lechería”, destaca Pablo Giraudo previendo que decenas y centenas de alumnos y consumidores sigan viendo a la lechería como una oportunidad para involucrarse, y a la leche y los lácteos como una opción saludable “del campo a la mesa”.

 

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