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as reservas forrajeras, sin lugar a dudas, son un pilar imprescindible en la alimentación de los sistemas ganaderos pastoriles de la región pampeana. En éstos, su oferta de alimento se caracteriza por tener importantes variaciones, tanto en la cantidad como en la calidad del forraje, resultante del comportamiento de las especies forrajeras utilizadas, debido a su ciclo de producción y fases fisiológicas, a la estacionalidad de las variables climáticas y a la variabilidad en las condiciones ambientales. En este contexto, se hace necesario recurrir al diferimiento de forraje de los momentos de excesos a los de escasez, para lo cual se debe programar con anticipación las actividades propias para cada tipo de reserva.
En la región, las reservas más utilizadas son los henos, granos, diferidos en pie y ensilajes. Las mismas se diferencian por la calidad, cantidad, costo de confección, practicidad y perdurabilidad de su calidad en el tiempo. En general, no hay uno mejor que otro, solo es cuestión de evaluar cada situación en particular de cada establecimiento en pos de optar por la o las más convenientes. A continuación se detallan los aspectos más importantes para cada una en su preparación y confección.
Es una de las más prácticas y económicas, ya que solo consiste en dejar el forraje tal cual está en el potrero para utilizarlo cuando sea necesario fuera de su ciclo de crecimiento. Generalmente, las especies más utilizadas son de crecimiento estival y se usan durante el invierno. Hay que considerar que a partir del final del ciclo de producción, cuando las plantas se secan, su calidad y disponibilidad de materia seca va disminuyendo con el transcurso del tiempo por la caída de sus hojas y el lavado de sus nutrientes, por lo que no es lo mismo un diferido de uso temprano que tardío. Para su pastoreo se aconseja confeccionar parcelas chicas e ingresar con una alta carga de animales, a modo de lograr mayor eficiencia de aprovechamiento. Si se utiliza en una recría o invernada, planificar una suplementación proteica (expeller girasol, expeller o grano de soja, urea, verdeo de invierno, rollo de alfalfa, etc.).
- Pasturas perennes: en pasto llorón (Eragrostis curvula) y mijo perenne (Panicum coloratum) es significativo el efecto de una fertilización con nitrógeno al inicio del rebrote sobre la producción y calidad de su forraje, tanto en pastoreo en verde como diferido. Asimismo, se aconseja no diferir el total del ciclo de crecimiento (o sea desde la primavera), solo a partir de febrero que, si bien éste puede ser de menor volumen por ser material más joven, tiene mayor calidad.
- Cultivos anuales: sorgo y maíz son excelentes opciones por su calidad y, sobre todo, por su volumen de forraje. Ambas especies cubren los requerimientos de una vaca de cría, excepto el sorgo en el último tercio de gestación de las vacas, donde es necesario suplementar con proteína.
Su calidad es altamente dependiente del estado del forraje al momento del corte y el secado, así como del lugar, la forma y el período de almacenaje. Se recomienda no cortar en el día una superficie mayor a la que se puede arrollar o enfardar en el momento. El uso de una segadora con acondicionador se justifica en cualquier especie, ya que la mayor calidad lograda justifica el mayor gasto. Los momentos de corte depende de cada especie y son los siguientes:
Cualquier grano, ya sea utilizado solo o combinado según cada uno, son un alimento de elevada calidad.
Exige una buena planificación, desde la elección del potrero a cómo se le va suministrar a los animales. Ello es necesario para que sea un alimento de bajo costo y permita, por ejemplo, aumentos de peso vivo diario entre los 700 y 1.000 gramos en una invernada. Apuntar a lograr el mejor cultivo para picar diluye significativamente el costo por kilogramo de ensilaje. Picar cuando el cultivo tenga entre el 30% y el 40% de su peso en materia seca: en maíz, cuando el grano se encuentre entre ½ a ¼ de grano lechoso; en sorgo, cuando la panoja presente su tercio superior en grano duro, tercio medio en grano pastoso y tercio inferior en grano lechoso; y en el caso de los sorgos con poca o nula proporción de panoja, cortar una planta a unos 20 centímetros del suelo y no debería caer agua.
INTA