Ecosistemas Hortícolas / Aromáticas y Especias

Orégano: sequía, falta de controles y el dólar golpean la producción

Los productores aseguran que los costos son cada vez mayores y compiten con oréganos extranjeros de dudosa calidad

Orégano: sequía, falta de controles y el dólar golpean la producción
viernes 05 de junio de 2020
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l mes de abril es el momento donde se realiza el cierre de la temporada del orégano. Mendoza se ha posicionado históricamente como el mayor productor a nivel nacional, sin embargo, tanto el INTA como productores señalan que, por diversas razones, la producción no ha crecido en el último período.

Expertos del INTA y productores locales debaten sobre las diversas razones que complejizan la situación para un sector que ya venía golpeado. El ingeniero agrónomo, Pablo Bauzá,  explicó que “en Mendoza la mayor zona oreganera es San Carlos. Principalmente en Pareditas y Chilecito”.

El orégano da dos cortes: el primero entre diciembre y enero, y otro en abril. Aldo Donnantuoni es el mayor productor de la región, y desde su experiencia en la temporada, señaló que el principal problema ha sido la escasez de recurso hídrico.

“En 2020 nos vimos afectados por la sequía, no ha llovido durante casi 8 meses”, señaló el productor. En tanto que, explicó que “casi hubo un 40% menos de agua, además de que no llovió hubo poca agua de riego, porque no hay deshielo”.

Este problema golpeó mayormente a los productores que tienen más superficie cultivada. Según señalan desde el INTA, el orégano es una producción donde el 80% de los productores tienen menos de 10 hectáreas (incluso la mitad de esos tiene menos de 5 hectáreas); por otro lado, hay un 15% de productores que poseen entre 10 y 25 hectáreas; y, finalmente, un 5% de productores de más de 25 hectáreas.

En cuanto a la superficie, es una relación inversa, ya que ese 5% tiene un 40% de la superficie cultivada; el 15% tiene un 20% y el restante 60% son los productores chicos.

La disponibilidad de agua fue un problema para todos. Para quienes tienen propiedades de menor dimensión no fue algo significativo, sin embargo, fue un dolor de cabeza para las grandes superficies.

Según señala el pequeño productor William Rodríguez, “de acuerdo a la disponibilidad de agua se ha podido producir menos que los años anteriores, pero de acuerdo a la superficie que nosotros tenemos, la hemos podido abastecer”.

En ese contexto, Rodríguez explicó que, “trabajamos con una superficie de 3 hectáreas. El rinde de la superficie ha sido menor, pero por cuestiones del tiempo de la planta”.

Asimismo, el productor contó que, en otras ocasiones, se ha alquilado campos para ampliar la producción. Pero en 2020 decidieron no hacerlo por la escasez de recurso, “si quiero ir a alquilar una finca de 10 hectáreas, pago el derecho por las 10 hectáreas, pero el agua te da para producir como 4 o 5 como mucho, a las propiedades grandes se les complica más”.

Aldo Donnantuoni puntualizó que “las perspectivas para el futuro no son buenas, son ciclos de escasez, el problema es que ya van 10 años que viene mermando. Si no nieva en 2020 se complica mucho”.

 

Sube el dólar y dispara los costos 

La relación entre los costos de producción y los beneficios económicos que se obtienen por parte de los productores es cada vez más estrecha, achicando los márgenes de ganancia. La subida del dólar ha tenido un doble efecto sobre la producción: por un lado, encareció los insumos; por otro lado, quitó parte de la competencia que venía del exterior.

Según apuntan desde el INTA, la importación de orégano llegó a ser de casi un 50% del consumo nacional. Sin embargo, a raíz de la suba del dólar y el consecuente encarecimiento de la misma, se espera que disminuya y ronde entre el 20 y el 30%.

Tras la crisis de 2001, muchos productores optaron por exportar. Hasta 2008 se llegaron a exportar cerca de unas 2000 toneladas. Luego se fueron exportando menores cantidades, hasta hacerlo algo prácticamente sin relevancia, el orégano argentino es caro en el mundo.

“Nuestro orégano en general tiene buena calidad, se defiende más por la calidad que por el precio”, asegura el ingeniero Bauzá. Con prácticamente el 100% de la producción destinado al mercado interno y los costos de producción al alza, los productores ven resentidos sus ingresos, “ha estado quieto el precio del orégano, en 2019 estaba alrededor de los 80 pesos. Recién en 2020 ha pegado un repunte. Todavía los precios están bajos”, asegura el especialista.

Los productores, en tanto, explican que los fertilizantes y agroquímicos tienen valores en dólares, entonces se han ido incrementando año a año. Según subraya Donnantuoni, la relación para 2020 es muy dispar con los productos que vienen de fuera del país.

“Desde la Cámara de Especieros de Buenos Aires, me dijeron que el consumo aproximado del país son 3 millones de kilos. De los cuales 2 millones son de producción nacional y 1 millón de producción importada”, señaló. Y, en ese marco, explicó que “ese 30% nos tira los precios para abajo”.

Según señala el informe quincenal del IDR sobre precios pagados al productor, durante la segunda quincena de marzo, los productores perciben $110 por kilo de orégano, casi un 22% más que para el mismo período del 2019. “Pero esos 110 pesos son de orégano limpio. El orégano de primera. El que no es de primera, se vende igual, pero está entre 80 y 90 pesos”, explicó Donnantuoni.

En relación al mismo tema, Rodríguez asegura que “cada vez estamos produciendo menos”. En tanto que “aparte del orégano vamos cultivando ajo”. Muchos de los productores optan por variar hacia cultivos que les brinden mejores dividendos.

 

La competencia 

Hace algunos años, la importación alcanzaba un 50% del consumo interno argentino: Perú, Egipto, Turquía e incluso Chile solían proveer a nuestro país de esta aromática. El contexto económico ha hecho bajar la importación, así como, según los productores, ha bajado el consumo.

El orégano mendocino se destaca, fundamentalmente, por su buena calidad. Hace algunos años hubo inconvenientes con grandes partidas que provenían de Turquía y se descubrió que estaban adulteradas, algo que baja los precios, pero también la calidad que llega al consumidor.

“Cuando llega a diferentes puntos de venta, la gente está dispuesta a pagar un mejor precio si es de buena calidad. Un kilo te dura un montón, hay gente que usa orégano porque no tiene ni gusto, por eso es mejor comprar calidad”, explica William Rodríguez.

“La mayor parte de la importación viene del Perú, en el año 2016 y 2017 estaba a menos de 2 dólares, pero tuvo picos de hasta a 5 dólares, cuando ellos tuvieron el fenómeno del niño”, cuenta Donnantuoni. Mientras, agrega que “como tuvieron tan buen precio, muchos se largaron a plantar orégano, lo que volvió a bajar el precio”.

El ingeniero Bauzá recuerda que “en 2017 y 2018 tuvimos inconvenientes graves con el orégano turco que estaba adulterado, ahora por suerte viene mucho menos orégano de ahí”.

“Los precios se mantienen bajos por dos motivos, una por la importación que viene de Perú más barato que el nuestro. Por otro lado, la adulteración también afecta. Hay primeras marcas que lo envasaban hasta con 40% de hojas de olivos”, señaló Donnantuoni.

El productor asegura que uno de los grandes inconvenientes es la falta de rigurosidad en los controles, “agarran una partida adulterada, secuestran ese lote y lo siguen haciendo igual. No hay clausuras, ni grandes multas”.

“Que siga habiendo adulterado de por sí es una locura, hay gente con la que he tratado que cuando les llevo la muestra me preguntan por el aroma. Que rico aroma, qué color, me dicen”, cuenta William Rodríguez.

En este contexto, Rodríguez pondera la producción local “mandamos orégano al 100%, ahora como está la situación no debe estar entrando nada de afuera. Con la suba no conviene comprar afuera”.

Finalmente, Donnantuoni asegura que, sin controles, difícilmente se pueda subir el precio para competir contra productos de menor calidad. “Hoy está bajo el precio, pero al no haber control no se puede subir. Han sacado algunos lotes adulterados del mercado. Incluso, algunas primeras marcas tenían lotes adulterados”, reclamó el productor.

Más allá del precio del dólar, de la sequía y los diversos problemas que aquejan al sector, el mayor productor de Mendoza asegura que esto no se soluciona porque “los que tienen que controlar, no controlan como debe ser”.

 

 

 

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