n recorrido por los restaurantes, pastelerías y bares porteños que se inauguraron en plena pandemia de COVID-19 y debieron repensar sus propuestas gastronómicas para poder abrir sus puertas.
Ubicada en el barrio porteño de Saavedra, esta pastelería fue inaugurada en abril. Con un inesperado éxito en plena cuarentena, sus dueños no dan abasto con la demanda.
El local tiene una fachada azul, con el menú escrito en la vidriera. Además, cuenta con mesas y brinda servicio de take away.
El café más pedido es el flat white con leche de almendras. En cuanto a la pastelería, sutil y femenina, se destacan: la carrot cake, los croissants rellenos con dulce de frambuesas, los scones de parmesano, la cheesecake estilo neoyorquino, y los alfajores rellenos con dátiles y manteca de maní. Durante los fines de semana, innovan con nuevas delicias en base a ingredientes de estación.
Se trata de un nuevo restaurante vegano ubicado en el barrio de Palermo. Pensado para pocos comensales alrededor de una barra, en modo omakase, explotó con el delivery durante la pandemia. El éxito de la propuesta fue tal que sus dueños decidieron abrir una cocina de producción a pocas cuadras para descomprimir la actividad.
El equipo fue modificando el menú, incorporando otras gastronomías e influencias. Let It V ofrece ceviche vegano, nachos caseros, locro limeño, burritos de hongos, y una gran variedad de rolls veganos. Para beber, no faltan los vinos orgánicos y el agua de Jamaica.
Este icónico bar del Abasto reabrió con delivery de pizzas, empanadas al horno y vermú. El flan al caramelo con dulce de leche es imperdible, mientras que el vermú –rojo o blanco– es elaborado con vinos Zuccardi y botánicos mendocinos.
Este restaurante de Parque Patricios reformuló su propuesta con aperturas los fines de semana. El local de cien años fue remodelado con pisos terracota, sillas con tapiz azul marino, mesas de madera, espejos y una luminosa cocina a la vista.
La carta de la casa incluye vinos biodinámicos con buñuelos de verdura, supremas Caesar, baos de hongos, hamburguesas, y pasteles de papa y boniato.
En esta nueva normalidad, la pastelería se volvió esencial para Citadino. Se recomienda probar la torta húmeda de chocolate sin harina acompañada de una taza de café elaborado con granos colombianos.
Se trata de un restaurante coreano no tradicional ubicado en el barrio de Chacarita. El establecimiento abrió sus puertas en julio mediante la modalidad de delivery.
El menú está plagado de sabores asiáticos: ribs laqueadas en gochujang; tteokbokkis con crema de chunjang y langostinos con chile y lima; tortilla de papa y nabo; shiitakes braseados con alioli, wasabi y salsa teriyaki; y gírgolas ahumadas con kimchi de akusai asado, queso romanito y puré de coliflor.
Con una linda barra, cocina a la vista y capacidad para 28 personas, su dueña aguarda el ansiado momento de ver el local lleno de comensales.