En 1895, el economista italiano Vilfredo Pareto desarrolló una regla del 80/20 que sostenía lo siguiente: el 20% de la población era dueña del 80% de las tierras. Esto se denominó Principio de Pareto y hoy se aplica a toda la actividad económica.
Sosteniendo que el 20% de tus actividades te dará el 80% de los resultados, la regla puede aplicarse también a la administración del tiempo: es decir, si tenés una lista de 10 cosas para hacer, dos de ellas valen mucho más que las otras 8 juntas.
La realidad es que no debés preocuparte porque las cifras den exactamente así; la idea es que la mayoría de las cosas no se distribuyen equitativamente. Por eso, es fundamental que aprendas a enfocarte en lo que realmente importa, sobre todo en aquellas cosas que te permiten llegar a tus objetivos.
¿Cómo aplicar el Principio de Pareto en la gestión del tiempo? Para empezar, deberás cambiar la forma en la que armás tu lista de cosas por hacer. Generalmente, éstas están llenas de cosas simples que, muchas veces, no son realmente importantes. Por eso, debés aprender a reflejar tus prioridades.
Primero, priorizá lo que tenés que hacer siguiendo como parámetro la cantidad de esfuerzo que implica. Enumerá las tareas del 1 al 10 (1=menor esfuerzo). Después, tené en cuenta los resultados positivos que pueden resultar de cada tarea; etiquetalos del 1 al 10 (10=mayor impacto).
A partir de estas nuevas listas, creá un nuevo orden dividiendo la cantidad de esfuerzo entre los resultados potenciales. Las tareas con mejores resultados y menor esfuerzo deben realizarse primero; mientras que las que requieren mayor esfuerzo pero traen menores resultados deberán dejarse para el final o quitarse directamente de la lista.
Asimismo, concéntrate en tus objetivos y asegúrate que estén contemplados en ese 20%.
