Diseño del Paisaje / Manejo del Suelo

Otoño: el momento para preparar la poda

Ante las primeras heladas es el momento oportuno para nutrir la tierra con más compost, sembrar abonos verdes y preparar canteros y jardines que resistan las bajas temperaturas

Otoño: el momento para preparar la poda
E

l color rojizo y ocre de las hojas domina el paisaje durante el otoño. Entonces, se intensifica la fuerza de la tierra que atraerá nuevamente la vida dentro de su seno”, esas fueron las palabras de la ingeniera agrónoma Mónica Filippi, del AER INTA Chivilcoy.

“Para las plantas perennes, el alimento que las partes aéreas elaboraron durante la primavera y el verano, ahora recorre el camino hacia los troncos, tallos subterráneos y raíces. La naturaleza se contrae buscando cobijo debajo de la tierra”, sostuvo.

En otoño, los días cada vez son más cortos y la llegada de las primeras heladas son el preludio del invierno que se avecina. “Entonces, es el momento de nutrir la tierra con compost y de la correcta digestión del abono”, afirmó la ingeniera agrónoma.

 

Poda

También es momento de realizar las podas de árboles, arbustos y frutales cuando su fuerza y sustancias se han retirado al ámbito del tronco y las raíces. Sin embargo, según Filippi, el momento indicado dependerá del vigor de la planta y de su estado sanitario ya que las plantas débiles y desnutridas requerirán de podas más tardías, después que el riesgo de heladas haya terminado, más cerca del inicio de la primavera.

“Las partes enfermas deberán eliminarse de las plantas para evitar la difusión de esporas y propágulos en el huerto. Al realizar las podas en este período retiraremos menos sustancias nutritivas y las plantas tenderán a llorar menos, tenderán a exudar menos savias”, agregó.

 

Temperatura

“Para asegurar las temperaturas del ambiente es indispensable cortar el paso del viento con cercos del material que dispongamos, desde tapiales de mampostería hasta cañas. El viento actúa como intercambiador de calor y es quien produce los mayores descensos de temperatura”, indicó la especialista, a la vez que destacó que con esos cercos logran “microclimas que forzarán el crecimiento de los cultivos”.

Además, hay que asegurar la temperatura del suelo. Sobre todo para el grupo de las hojas de hortalizas, se deben mantener las temperaturas por encima de los 7°C para evitar la acumulación de frío que induzca la floración anticipada. De acuerdo con Filippi, esto se logra, en el caso de las siembras directas, con la práctica de una cobertura de la siembra con polietileno trasparente sobre el suelo hasta emergencia, para luego armar el túnel con arcos para evitar que las plantas toquen el polietileno.

“Es una estrategia para forzar y acortar el ciclo del cultivo al acumular temperaturas”, afirmó. Sin embargo, aclaró que “para que el resultado sea exitoso, se requiere de un manejo diario de la ventilación”. Además, dijo que “será necesario que el agua de condensación que se acumula durante de la noche se elimine con el destapado para evitar que las hojas permanezcan mojadas y vehiculice infecciones por enfermedades”.

Por otra parte, señaló que también es “momento de sembrar abonos verdes, preparar canteros y enterrar esquejes de madera leñosa. Estos abonos son cultivos recuperadores de la fertilidad. Las especies más utilizadas con estas características son la arveja, vicia, habas, avena, rúcula y el rabanito”.

Asimismo, explicó que las siembras son otoñales y antes de llegar a su floración, al final del invierno, se recomienda un previo corte y triturado con moto guadaña y desecado químico. “Entonces, es momento de la siembra del grupo de plantas recuperadoras de la fertilidad, sobre todo en canteros donde hubo hortalizas de frutos”, indicó.

Estas plantas se incluyen dentro de la familia de leguminosas como las arvejas, habas, lentejas y garbanzos, que se caracterizan por ser fijadoras de nitrógeno del aire. Las mismas producen este elemento para su nutrición y proporcionan nitrógeno al suelo. “Para hacerlo utilizan rizobios (Rhizobium leguminosarum), que son bacterias que forman nódulos en las raíces de las plantas. Estas bacterias toman el nitrógeno de la atmósfera para convertirlo en nitrógeno disponible para la planta, mientras que ésta provee de componentes orgánicos desde la fotosíntesis”, puntualizó Filippi.

En la misma línea, comentó: “Cuando las bacterias reciben señales de que hay leguminosas en el suelo, se acercan y entran a las raíces. El sistema radicular es muy profundo, ayudando a sostener las plantas y creando espacios en el suelo para el aire y agua”.

 

Abono verde

El abono protege el suelo e incrementa su fertilidad. Algunos de sus beneficios son:

- Mantienen el suelo cubierto.

- Airean y fortalecen la estructura con sus raíces.

- Incrementan los microrganismos del suelo.

- Aumentan la cantidad de materia orgánica.

- Cuando son leguminosas, fijan nitrógeno atmosférico.

- Disminuyen la población de semillas de malezas.



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