La propuesta de un canal continental como proyecto estratégico para la Argentina fue presentada en el Consorcio de Gestión Puerto Bahía Blanca (CGPBB). La iniciativa, impulsada por la Secretaria de Infraestructura y Política Hídrica –liderada por Pablo Bereciartua–, está pensada para disminuir la vulnerabilidad del centro del territorio argentino a la variabilidad y el cambio climático, así como para contribuir a aumentar su capacidad de adaptación.
Su criterio de diseño permitiría la utilización de estas infraestructuras como una vía navegable de comunicación en el centro de la Argentina, generando oportunidades de desarrollo territorial y productivo en las próximas décadas.
Según estudios previos, el proyecto –que se extiende a lo largo de 635 kilómetros, con un canal de 25 metros de ancho y alrededor de 4 metros de profundidad– establece que la mejor traza es desde Río Segundo –Córdoba– hasta Catriló –La Pampa–. En este último punto, se planea instrumentar un nodo multimodal (puerto seco) con el fin de conectar la hidrovía con el Ferroexpreso Pampeano al puerto de Bahía Blanca, ubicado a unos 300 kilómetros.
Asimismo, habría dos reservorios de llanura para acumular excesos de agua y, algunas veces, generar riego. Se trata de dos lagunas similares a Hinojo Las Tunas –en Trenque Lauquen, Buenos Aires–, que funciona como reservorio para el río Quinto. La diferencia clave de esta iniciativa en comparación con las anteriores, es la inexistencia de esclusas.
El presidente de CGPBB, Miguel Donadío, destacó: “Este nuevo desafío pone una vez más al puerto como un actor central del desarrollo nacional. El consorcio desde sus inicios creció con visión estratégica, por eso acompañamos este proyecto, avalado por un equipo de trabajo holandés y por todo el grupo que lidera Berecirtua; además, tendrá un impacto impresionante en nuestro puerto y su región de influencia”.
El beneficio económico que puede alcanzar este proyecto se encontraría entre los US$160 y US$790 millones por campaña, mientras que la superficie total de hectáreas recuperadas podría alcanzar las 950 mil.
Investigaciones recientes consideran que los cien días de congestión por año –como mínimo– para la zona Timbúes-Rosario constituyen unos US$225 millones anuales de costos logísticos extra.
“La primera etapa de la hidrovía podría ser llevada adelante en tres o cuatro años. La obra fue presupuestada en US$3.000 millones, la mitad del impacto directo que tuvo la sequía de 2018. Un fideicomiso, integrado por la Nación y las provincias, podría recibir aportes privados para llevar adelante la obra”, anticipó Bereciartua.
El proyecto planteó una barcaza de diseño de 8,20 metro de manga y más de 6 metros de eslora. El convoy se compondrá con dos barcazas más un remolcador; de tal forma, con 18.000 viajes al año se podrían transportar diez millones de toneladas.
La fase final contempla una traza vial y otra férrea en paralelo a la hidrovía, con el objetivo de lograr un eje logístico central.