l gobierno de Alberto Fernández no arrancó fácil. Entre el aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus y el arrastre de un año recesivo como fue el 2019, el primer trimestre del 2020 mostró una caída en el producto bruto interno (PBI) del 5,4% interanual.
De esta manera, el PBI alcanzó los $629.398 millones en los primeros tres meses del año. La baja anual se debió principalmente a significativos retrocesos en la inversión y en las importaciones. Además, el departamento de Cuentas Nacionales del INDEC informó que el PBI del país retrocedió un 4,8% durante el primer trimestre frente al último trimestre de 2019 en la medida desestacionalizada.
Por su parte, la Unión Industrial Argentina (UIA) informó recientemente que la actividad industrial registró una caída de 30,6% interanual y de -17,1% mensual en la medición desestacionalizada. Se trató de la retracción más aguda de la serie, que arrancó en 1994, y del nivel de producción más bajo desde febrero de 2003.
El propio INDEC ya había anticipado para el cuarto mes del año caídas en dos motores de la actividad: la construcción había retrocedido 75,6% en abril y la industria, 33,5%. Dos encuestas de la UIA y de la Cámara de la Construcción anticiparon que los problemas para ambos sectores se extenderían más allá de los meses con aislamiento obligatorio más rígido.
El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) elaborado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) indicó que para este año se espera una caída de la economía del 9,5%, el doble de lo estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último reporte y por arriba de lo previsto por la Cepal.
La situación del Gobierno para enfrentar esta situación no es holgada. El Ministerio de Economía reveló el resultado fiscal primario de mayo: los ingresos subieron 2,4% interanual, mientras que el gasto se disparó cerca de 98%. En cinco meses, el rojo fiscal llegó a los $900.000 millones. Ese bache, aún en una compleja renegociación de la deuda con los acreedores privados que no llegó a su fin, fue solventado por un billón de pesos de emisión, pese a que el Ministerio de Economía mejoró su posibilidad de endeudarse en pesos.
Según el informe de avance del nivel de actividad del INDEC, tanto la oferta como la demanda cayeron interanualmente un 7,6%. Las importaciones retrocedieron un 16% en el año, mientras que la formación bruta de capital fijo (inversión) se derrumbó un 18,3% interanual. También bajaron el consumo público (0,7%), el privado (6,6%) y las exportaciones (4,7%). En la medida intertrimestral, todos estos ítems retrocedieron con la excepción del consumo público, que mostró un avance del 1,6%.
“Esta caída se debió al decrecimiento del 24,5% de la inversión en construcciones, a la disminución del 13% en maquinaria y equipo, y al decrecimiento del 12,9% en equipos de transporte”, afirmó el INDEC sobre la baja en el rubro vinculado a la inversión.
La mayoría de los sectores perdieron valor agregado en un año: agricultura, ganadería, caza y silvicultura (-6,2%); pesca (-30,4%); industria manufacturera (-6,5%); construcción (-20,8%); comercio mayorista y minorista y reparaciones (-6,5%); hoteles y restaurantes (-10,2%); transporte, almacenamiento y comunicaciones (-5,4%); la actividad de intermediación financiera (-5,9%); actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (-2%); servicios sociales y de salud (-3,7%); otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-7,2%); y hogares privados con servicio doméstico (-2,6%). Solo mostraron alzas la explotación de minas y canteras (+0,3%); electricidad, gas y agua (+3,8%); administración pública, defensa y planes de seguridad social de afiliación obligatoria (+0,2%); y enseñanza (+1,2%).
Según Matías Carugati, director ejecutivo de la consultora privada Seido, “los primeros meses de 2020 fueron una continuación de la tendencia bajista que arrastramos del año pasado, aunque no podemos soslayar el rol de la pandemia y la cuarentena en esta dinámica. Con apenas 10 días de cierre total, la actividad sufrió muchísimo”.
“Pensando hacia delante, lo peor está por venir. Las restricciones del lado de la oferta se han ido relajando pero, por decirlo de algún modo, el daño ya está hecho. Hay empresas que cerraron que no van a poder abrir y otras que no pueden sostenerse por mucho tiempo más. Y, a medida que pase el tiempo, los problemas del lado de la demanda van a ser más notorios”, anticipó el especialista. “Por más que haya comercios abiertos, si la gente no gasta, porque perdió ingresos o porque hay mucha incertidumbre, la actividad va a seguir resentida. Por eso, nosotros esperamos que luego de un segundo trimestre muy negativo, la recuperación sea débil y lenta, para cerrar el 2020 con una caída del PBI del 10,4%”, concluyó.