Al visitar el Portal Pinturas del Parque Provincial Cueva de las Manos se pueden ver las tropillas de guanacos y choiques –ñandúes enanos– que deambulan libremente. También hay pumas, pero son más difíciles de ver.
Hasta hace poco, esos campos eran privados y estaban dedicados a la cría de ovejas. Sin embargo, fueron comprados por la Fundación Flora y Fauna Argentina y donados a la provincia de Santa Cruz. La idea es continuar adquiriendo campos en Chile y en la Argentina para cederlos y crear un gran parque binacional patagónico que abarque áreas de los dos países, a lo largo de un territorio de 12.000 kilómetros cuadrados.
No obstante, no todos están de acuerdo con las idea de un cambio de producción. Tal es el caso de Michael O’Byrne, presidente de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS), quien comentó: “Mientras nosotros propiciamos el desarrollo y la conservación inclusiva y bien entendida, ellos explícitamente hablan de eliminar la ganadería y propiciar el rewilding –producción de naturaleza– sin controles, presionando a muchos productores de manera indebida para que les vendan sus tierras, insistiendo más allá de lo ético y educado, inclusive a productores muy veteranos”. La coexistencia es difícil, porque los pumas se devoran a las ovejas, por lo que son cazados por los dueños de los campos.
En la provincia se reflejan dos modelos productivos: uno dedicado a la cría de ganado, principalmente de ovinos, con mucha gente viviendo del empleo público –según las cifras de 2015, en Santa Cruz hay 110 empleados públicos por cada mil habitantes–; del otro lado, está la idea de que el turismo desplace a la ganadería, al generar empleo para los habitantes en los pueblos pequeños.
“Nosotros creemos que acá el turismo tiene más impacto que la ganadería, que estuvo afectada por el volcán Hudson, que liquidó a las ovejas. A partir de eso hubo un cambio hacia la cereza. Todo cambio te genera un replanteo. Muchos campos, sobre todo en la meseta, quedaron abandonados; allí nació el parque. No es que estamos reemplazando producción, sino trayendo una nueva a la región”, opinó Sofía Heinonen, presidenta de la fundación y experta en parques nacionales.
Asimismo, explicó: “Un ternero hoy lo vendés a $6.000 y una cama de hotel una noche la podés alquilar a lo mismo, y el ternero para producirlo tenés un año”. Y agregó: “El turismo, además de que te puede dar una facturación muy alta, tiene mucho valor agregado si está hecho por locales”. La especialista viaja por el país para monitorear otros proyectos de la fundación, como el Parque Nacional El Impenetrable (Chaco) y el Parque Iberá (Corrientes).
En las hectáreas compradas por la fundación, con ayuda de sponsors millonarios, comienza un proceso de rewilding: se elimina la producción agrícola, por lo que los animales típicos de la región se adueñan del paisaje. Además, se devuelven las especies que habían desaparecido del área. Todo esto hace que se regenere la cadena ecológica original.
Posteriormente, se trazan caminos y se colocan carteles indicadores para que los turistas puedan disfrutar del paisaje. La idea es que el turismo reemplace a la producción anterior en un círculo virtuoso que favorezca el desarrollo local, para que los habitantes de la zona no deban emigrar a los centros urbanos, sino que, por el contrario, se mantengan arraigados y generen sus propios emprendimientos.
Sin embargo, O’ Byrne argumentó: “Podemos convivir perfectamente; comprendiendo y respetando, todo se logra, pero mientras su modelo productivo diferente no incluya el control de la fauna, seguiremos defendiendo la postura de la preservación de la tradición y los puestos de trabajo”.
El productor ovino indicó que el en el Parque Nacional León, situado en la localidad de Río Gallegos, “se vaciaron unos 12 campos ganaderos gracias al guanaco, al zorro colorado y al puma, y en 15 años no se creó un solo puesto de trabajo con el turismo”.
Según la consultora Elypsis, la facturación por el turismo en el país para 2017 fue de US$15.000 millones, el equivalente al de toda la producción de soja, petróleo o gas. Sin embargo, según cifras de la FIAS, en Santa Cruz todavía hay 2,4 millones de ovejas, 120.000 vacas y unos 650 productores que llevan décadas en la zona, con una contribución de US$150 millones al fisco.
La provincia es la principal procesadora y exportadora de carne ovina de la Argentina, y la segunda en volumen y calidad de lana que se exporta, de la que el 75% es procesada e industrializada en la Patagonia. Asimismo, la FIAS indicó que el sector ganadero local emplea directa e indirectamente a unas 9.000 personas, más otras 9.000 de la cadena minorista de la venta de carnes y restaurantes del país.