Debido a que vivimos en un mundo cada vez más globalizado, el mercado laboral cambió de manera tal, que ya no es suficiente contar con un título universitario para poder empezar a desarrollarse dentro del mundo de los negocios. A las carreras tradicionales como abogacía, medicina o ingeniería, se le sumaron otras emergentes como programación, marketing o diseño digital, o pilotos de drones, que fueron creando nuevas formas de crecer en el ámbito profesional.
“Todas las actividades abren la posibilidad de iniciar relaciones internacionales o brindar operaciones de trabajo en otros países. No hay una carrera que esté más demandada que otra. En todo momento pueden reclamarse médicos, economistas o profesores. El mercado crea y deshace una infinidad de oportunidades”, comenta Dámaso López, vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Trabajar dentro de un entorno internacional no implica únicamente hacerlo fuera del país. Se puede trabajar de esta forma desde un departamento de relaciones extranjeras o una empresa multinacional. Para poder desempeñarse en estas tareas, los candidatos, más allá de los conocimientos técnicos que se supone que fueron adquiridos durante la etapa de formación, deberían saber manejar varios idiomas y utilizar ágilmente las denominadas “soft skills” (habilidades blandas), que están relacionadas con la capacidad de relacionarse con el resto de manera efectiva.
Tener un buen nivel de inglés puede ayudar a que una carrera progrese más rápidamente. Al respecto, un informe global realizado por Cambridge Assessment English y la consultora española QS determinó que la globalización hace que tanto las multinacionales como las pequeñas y medianas empresas deban contar un staff que posea conocimiento de idiomas para expandirse en el mercado internacional. En la Argentina, por ejemplo, esta clase de habilidades se pueden atestiguar mediante certificados como el First Certificate, Proficiency, IELTS, TOEFL o TOIEC.
Si bien se considera que el dominio del inglés es el que más pesa, saber chino o español también termina siendo conveniente. “En los países donde China ha prestado dinero, sobre todo en América Latina y África, es muy útil el conocimiento de la lengua. Ellos llegaron a diversos territorios con sus productos y servicios, y se impusieron a partir de precios accesibles, que le hicieron competencia a los grandes exportadores de Estados Unidos y Europa. Las empresas ascienden rápidamente a los empleados que hablan este idioma”, asegura Octavio Rojas, fundador de la agencia de comunicación Túa Tú, quien además ejerce como profesor en la Escuela de Marketing y Negocios ESIC, en Madrid.
Según David Bradshaw, responsable de los servicios de evaluación de Cambridge Assessment English para España y Portugal, nunca es tarde para aprender idiomas si en ello se invierte tiempo y motivación. “La constancia juega un rol trascendental, ya que hoy en día el aprendizaje de idiomas evolucionó mucho y prioriza las habilidades comunicativas”, repara.
Carolina Fernández, directora de Recursos Humanos (RRHH) de Telecoming, una firma que se dedica a desarrollar tecnologías para monetizar servicios digitales, comparte esta postura, agregando que la empatía también desempeña un papel clave, debido a que permite eliminar las barreras culturales, permitiendo concentrarse exclusivamente en los procesos de trabajo.
Es importante tener noción de las capacidades propias y elaborar una lista estratégica que nos posibilite enfrentarnos a diversas situaciones. “A lo mejor otros no ven las cosas de la misma manera, por lo que es necesario saber adaptar el discurso a los diferentes escenarios”, expresa Alberto Martínez, director académico de ESCP Business School.
Saber uno o más idiomas contribuye a que puedas moverte con mayor naturalidad dentro del entorno internacional. Por este motivo, se aconseja cultivar esta clase de conocimientos durante todas las etapas formativas. Realizar cursos en el exterior genera experiencias súper estimulantes, que permiten que los alumnos sean más flexibles y estén preparados para sortear mejor los cambios y las novedades. Asimismo, esta clase de vivencia los capacita para que se muevan mejor en diversos escenarios y pongan en práctica todas sus habilidades.
Trabajar en un contexto internacional produce que las personas observen el mundo y analicen sus problemáticas desde una perspectiva mucho más abierta y tolerante. Si uno trabaja en otro país, lo mejor es experimentar cada uno de los aspectos de la cultura y disfrutar la oportunidad que se tiene. “Después de trabajar durante horas, es importante apreciar el entorno, las costumbres, el clima y el ocio, para que la vida sea lo más enriquecedora posible”, opina el director de la escuela Superior de Informática Epitech, Xavier Núñez.
Para concluir, el dominio de herramientas tecnológicas para trabajar en remoto y gestionar equipos a distancia también es bastante trascendental, ya que como es muy común que en este tipo de compañías se realicen videoconferencias con varios asistentes con husos horarios diferentes, es aconsejable aprender a manejar programas como Skype, Loom o Trello.