El aporte ambiental de los sistemas ganaderos

Los ganaderos argentinos trabajan todos los días para disminuir las emisiones y maximizar la captura o el secuestro de carbono

El aporte ambiental de los sistemas ganaderos
martes 19 de enero de 2021
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ublicaciones del Instituto para el Cambio Climático y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ambos dependientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presentaron fórmulas de análisis para homogenizar los cálculos de emisiones y capturas de los llamados gases de efecto invernadero (GEI).

Con el Acuerdo de París, más de 190 países se pusieron de acuerdo para hacer esfuerzos conjuntos que pudieran evitar que la temperatura media global creciera por encima de 1,5°C.

Así, la humanidad asumió el compromiso de paliar los excesos de emisiones de los países desarrollados fruto de utilizar carbón mineral y petróleo para sus industrias y movilidad.

Estos procesos que extrajeron carbono que estaba almacenado en el subsuelo de la tierra (carbón y petróleo) para ponerlo de manera disponible como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) Y óxido nitroso (NO2) son la causa del incremento de la concentración de estos gases en la atmósfera.

De tal modo, la fotosíntesis de las plantas terrestres o marinas fue superada en su capacidad de capturad carbono, lo que creó el desequilibrio actual.

Esto explica la preocupación por preservar bosques y selvas. En realidad, si estos ecosistemas no están en permanente crecimiento no fijan carbono, pero sí permiten que las industrias del petróleo y automotrices sigan incrementando sus aportes de GEI a la atmósfera.

 

Por qué las vacas

¿Por qué hay sectores que incluyen como parte del problema a las vacas? Simplemente porque producen metano, y esto sólo es suficiente para la condena pública y para estimular el desarrollo de alternativas que aún no pueden explicar cuánta energía utilizan en sus procesos.

Los rumiantes producen metano porque son capaces de utilizar la celulosa como alimento para su flora ruminal, transformando este hidrato de carbono complejo, poco útil para la alimentación humana, en alimentos completos como la carne y la leche.

El proceso produce un exceso de hidrógeno que es expirado por el animal como metano. Pero científicos globales entendieron que esto no era tan simple. Las investigaciones indican que es un error considerar a la ganadería como una de las principales actividades desarrolladas por el ser humano que generan GEI. La mayoría concluye que probablemente la ganadería sea, en cambio, el único sistema capaz de enfriar el planeta.

Lo concreto es que el metano tiene una vida limitada en la atmósfera, de 8 a 12 años, y se transforma luego en dióxido de carbono, en un ciclo balanceado que no incrementa la cantidad de GEI en la atmósfera.

Esta nueva visión implica entender que los ecosistemas productivos que incluyen plantas toman CO2 atmosférico para producir biomasa aérea y subterránea.

Otra cuestión ya no discutida es que las leguminosas tienen la capacidad de tomar nitrógeno atmosférico y fijarlo, mecanismo que también utilizan otros organismos del suelo, lo que puede disminuir las concentraciones de óxido nitroso.

La forma de considerar a sistemas productivos como los ecosistemas agropecuarios es con base en balances de carbono y de nitrógeno, ya que estos brindan capturas o secuestros considerados servicios ambientales.

Pero es innegable que las redes sociales son hoy un medio masivo para la difusión. Y que la vaca Lola, que en jardín de infantes era una heroína porque “nos da la leche, el dulce de leche y la manteca que le pongo al pan, también el queso que es tan sano y el yogur para mi hermano”, por lo cual decíamos “señora Vaca, usted sabe trabajar”, no se convirtió en el nuevo siglo en youtuber, influencer o instagramer, no sabe crear tendencias, no se transformó en ícono y hoy en cambio es identificada por algunos sectores como un enemigo ambiental.

 

Ganadería y servicios ambientales

Este escenario brinda la oportunidad para que los sistemas ganaderos se vuelvan un sumidero de carbono y nitrógeno y den servicios ambientales a la humanidad.

Los ganaderos argentinos trabajan todos los días para disminuir las emisiones y maximizar la captura o el secuestro de carbono.

Sobre el primer punto, las emisiones, que para ganadería se deben en un 80% a metano, disminuir la cantidad de metano emitido hace que disminuyan las emisiones generales y mejore la eficiencia del sistema.

Para ello, vale considerar que las emisiones de metano dependen de la calidad de la dieta y que con niveles de alimentación por encima de 1,5 mantenimientos se aseguran mínimas emisiones.

Por otro lado, debe trabajarse en el mejoramiento genético, porque animales con mejor utilización de la energía emiten menos metano. El RFI es un indicador, pero no el único. Los deps de crecimiento también son indicadores útiles.

También es importante lograr niveles productivos equilibrados entre el animal y el ambiente dónde este va a desarrollarse y producir, así como la utilización de toros con registros productivos de mejora genética es fundamental para sistemas que quieran disminuir sus emisiones.

Respecto de maximizar la captura o el secuestro de carbono, debe trabajarse con planificación forrajera por ambientes; manejo de pasturas respetando los tiempos de reposo; maximización del uso de pasturas plurianuales o perennes multiespecie; tener un sistema de garantías de oferta forrajera constante a pesar del clima; mejorar la eficiencia de la cosecha de forraje sin afectar la permanencia de especies preferidas por el ganado, y planificar un nivel de alimentación a lo largo de todo del año que sea equivalente de 1,5 mantenimientos para cada animal.

Combinando todos estos factores estaríamos garantizando la alimentación y la bebida a los animales, indicadores de bienestar animal, así como un nivel productivo elevado y una mejora en los usos de los recursos que da sostenibilidad ambiental y económica al sistema productivo.

Naturalmente, los sistemas que rotan pasturas con cultivos reconocen que los lotes de pasturas elevan la fertilidad de los suelos, reflejo de la captura de carbono y de aumento de materia orgánica que mejora la infiltración del suelo y la fertilidad actual.

 

Si medimos, nos pagan

La ganadería argentina debe acumular datos sobre la producción de las pasturas, tanto de biomasa aérea como de biomasa subterránea, para poder mejorar los cálculos de nuestros inventarios de carbono.

Con datos confiables, los productores acceden a compensaciones por los servicios ambientales brindados, como lo hacen en la actualidad ganaderos neocelandeses y australianos que reciben entre 30 y 70 euros por vaca por año, de acuerdo a la seguridad del sistema y a los niveles de secuestro.

#NuestrasVacasEnfrianElPlaneta es un movimiento de ganaderos que vemos al sistema productivo con base en la mejora continua, la eficiencia productiva y el cuidado de los recursos, junto al desarrollo de nuestros colaboradores y la sociedad toda.

 

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